Es noticia
El triple liderazgo del PSOE
  1. España
  2. Crónicas desde el frente viral
Pablo Pombo

Crónicas desde el frente viral

Por

El triple liderazgo del PSOE

Ninguna fuerza política puede combatir por lo que cree (ni competir en las urnas) si ha perdido el método, ha descuidado el respeto a las normas propias y se ha olvidado de la autoestima

Foto: Susana Díaz, presidenta de la Junta de Andalucía. (EFE)
Susana Díaz, presidenta de la Junta de Andalucía. (EFE)

El domingo, doblamos una esquina y apareció la megaluna. Dados de la mano, nos quedamos quietos, callados. Hubo un tiempo en que se miraba más al cielo que ahora, le conté a mi hijo. En las civilizaciones antiguas, cuando pasaba algo así, siempre se anunciaba la llegada de cambios.

Ayer, camino del colegio, comenzaron las novedades. Primero, él me anunció que pronto se le caería otro diente. A continuación, el móvil me alertó de que la presidenta andaluza iba a tener un Ana Rosa y un Ferreras. Después de tanto “Susana se esconde” y “Susana no da la cara”, dos entrevistas en la misma mañana. ¿Por qué? Por una cuestión de liderazgo.

Ayer no era un día cualquiera para el socialismo. La reunión entre Iceta y Javier Fernández era bastante más que delicada. Todas las partes son conscientes de que el marco de la relación entre el PSOE y el PSC ha dejado de ser sostenible. Saben que ninguno de los dos se puede permitir el lujo de competir electoralmente con el otro. Y saben también que hay dos cosas que pueden evitarse: las consecuencias políticas de una relación fea y la repercusiones electorales de un nuevo escándalo. No están las cosas para volver a la primera página de sucesos.

Foto: El diputado socialista Edu Madina, el pasado 29 de octubre durante el pleno de investidura de Mariano Rajoy. (EFE)

Ahora mismo, Susana Díaz tiene poder para que no haya solución de liderazgo socialista sin contar con ella. En la operación de renovación del PSOE, es la única pieza de la que no se puede prescindir. Puede convertir el poder en autoridad. Pero… ¿basta con eso para el futuro?

Puede que el PSOE no consiga nunca retomar el orden que tuvo, aquella precisión que parecía de ejército. Pero si el desorden permanece, si no se recuperan los hábitos que construyen la costumbre y las costumbres que reconstruyen el carácter, la marginalidad será sencillamente irremediable.

Ninguna fuerza política puede combatir por lo que cree (ni competir en las urnas) si ha perdido el método, ha descuidado el respeto a las normas propias y se ha olvidado de la autoestima. Y para regenerar todo ese tejido, no basta únicamente con la disciplina, hace falta algo de calor, falta lo que más le faltó a Sánchez: saber de verdad qué y a quiénes se está representando. Ella lo sabe.

Parece claro que los socialistas han acostumbrado a los medios y al público a la velocidad y a la voracidad. Prueba de ello está en el hecho de que Susana Díaz ya está siendo evaluada como cartel electoral cuando ni siquiera ha dado el primer paso hacia la secretaría general. ¿No es un poco pronto?

Visto desde fuera, uno tiene la sensación de que a los socialistas no les sobra el tiempo para crear desde la nada un referente capaz de cohesionar el partido (aunque no descarto el intento). Sin embargo, mi impresión es que sí que cuentan con algo más de margen para levantar el liderazgo político. Creo que el PSOE podría volver a elevarse como un instrumento políticamente valioso en todo el país. Y para ese empeño esperan una oportunidad y un reto.

La oportunidad está en los 85 diputados del Parlamento, el gobierno de siete comunidades autónomas y los alcaldes de todas las provincias de España. Esa organización puede demostrar que no ha dejado de ser imprescindible, que puede resultar vital en términos palpables, tangibles para muchas personas.

Y el desafío aguarda en la inaplazable llamada a definir el proyecto político. Ahí es donde respira la verdadera ambición política. Por eso, creo que quien aspire a capitanear el socialismo en España tendría que estar contribuyendo ya a la generación de equipos de pensamiento audaz y, al mismo tiempo, trabajando en equipo con las mejores mentes progresistas que habiten fuera de nuestro país.

Práctica y teoría política. Porque al final uno no puede hacer mucho para caerle bien a todo el mundo, pero sí que puede hacer bastante para que la mayoría tenga bien claro qué es lo que te mueve, cuál es tu propósito y dónde están tus aspiraciones. ¿Basta con eso? ¿Basta para el futuro del socialismo con el liderazgo orgánico y con el liderazgo político? Miremos a nuestro alrededor.

Puede que el PSOE no consiga nunca retomar el orden que tuvo. Si el desorden permanece, la marginalidad será sencillamente irremediable

Creo que con el cambio de siglo la socialdemocracia perdió el don de escribir el mañana, y con el estallido de la crisis la capacidad de describir el presente. Por eso me resultan tan poco interesantes las machaconas apelaciones a los 140 años de historia, porque siempre he visto el pasado como el refugio del conformismo.

La extinta dirección socialista entendió la comunicación de un modo unidireccional, limitado al simple envío de mensajes torpes. Mientras tanto, el populismo (dentro y fuera de España) cometió el acierto de atender a la otra cara de la luna. Comunicar también es escuchar. Y ellos están analizando mejor el sentir de la sociedad, captando mejor el estado anímico de los menos escuchados, y construyendo con inteligencia categorías discursivas y de comunicación mucho más eficaces que las de sus rivales.

Quizá por eso, a la derecha tradicional le pasa con el populismo de derechas lo que le ocurre a la izquierda clásica con el populismo de izquierdas: ninguno de los dos encuentra el antídoto a su nuevo competidor. No es porque vayan detrás de los populistas en el campo de lo político, sino porque patinan mucho más en el espacio más líquido, más fluido, del liderazgo social.

En fin, a modo de resumen. Creo que puede venirles bien a los socialistas bajar un poco el ritmo de las pulsaciones, respirar más hondo y trabajar con menos sensación de urgencia. Van a necesitar serenidad para consolidar el liderazgo orgánico, inteligencia colectiva para impulsar el liderazgo político y talento creativo para activar el liderazgo social; tiempo en definitiva para volver a ser verdaderamente competitivos.

¿De cuánto tiempo hablamos? Lo desconozco. Todo lo que me atrevo a decir es que de aquí a las municipales y autonómicas de 2019 se decidirá si seguirá o no seguirá latiendo el PSOE cuando nos visite la próxima megaluna. Será en 2034, quizás entonces el anuncio de cambio sea más grande, quizá me convierta en abuelo...

El domingo, doblamos una esquina y apareció la megaluna. Dados de la mano, nos quedamos quietos, callados. Hubo un tiempo en que se miraba más al cielo que ahora, le conté a mi hijo. En las civilizaciones antiguas, cuando pasaba algo así, siempre se anunciaba la llegada de cambios.

Crisis PSOE Susana Díaz Miquel Iceta