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La izquierda es ya un producto político de lujo
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Pablo Pombo

Crónicas desde el frente viral

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La izquierda es ya un producto político de lujo

Si mañana solo votasen los andaluces con menos recursos económicos, la derecha se llevaría el triunfo en las urnas. Andalucía está mandando a la izquierda al rincón de pensar

Foto: Olona, Espadas y Moreno en el último debate electoral. (EFE/Julio Muñoz)
Olona, Espadas y Moreno en el último debate electoral. (EFE/Julio Muñoz)
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La izquierda empieza a parecer un producto de lujo político. Es la impresión que me deja esta campaña electoral, sin duda la más triste de los partidos progresistas andaluces. Y es también la impresión que me genera el análisis de las distintas encuestas que han venido publicándose.

Nos estamos acostumbrando a decir que nuestra sociedad se está haciendo de derechas. Quizá resulte aconsejable asumir que las capas sociales históricamente progresistas han dejado de sentirse representadas por sus partidos.

Es lo que uno barrunta mirando las cifras. Por eso, ahora que cambiamos de ciclo político, parece conveniente señalar que harán falta algunos años, mucho esfuerzo y muchísima rebeldía intelectual para que la izquierda vuelva a ser competitiva electoralmente y productiva políticamente. Queda una larga travesía del desierto por delante.

Foto: Los candidatos a las elecciones autonómicas de Andalucía. (EFE)

Algunos datos del CIS reflejan la magnitud de la avería. Compartamos, por ejemplo, las intenciones andaluzas de voto entre la gente que no tiene de todo.

  1. Clase media baja: PSOE 22,8 y PP 23,7%.
  2. Clase trabajadora/obrera: PSOE 18% y PP 21%.
  3. Clase baja/pobre: PSOE 16,5% y PP 22,6%.

Los parias de la tierra han cambiado de bando.

¿Es un problema que solo afecta al PSOE? ¿Reciben el resto de las fuerzas progresistas más apoyos que los socialistas en estos sectores? No.

La dimensión del boquete se hace todavía mayor cuando comparamos los extremos. Entre los electores de clase baja, Por Andalucía —5,9%— y Adelante Andalucía —4,1%— recaban números menores que Vox -11%—.

Foto: Macarena Olona. (EFE/Raúl Caro)

Si mañana solo votasen los andaluces con menos recursos económicos, la derecha también se llevaría cómodamente el triunfo en las urnas. Esa realidad rompe algo más que un estereotipo y quiebra algo más que el pensamiento convencional. La sociología electoral está mandando a la izquierda al rincón de pensar, aunque prefiera no escuchar.

Si mañana solo votasen los andaluces que más tienen, los de clase alta y media alta, Por Andalucía tendría el mismo resultado que si solo votasen los que menos tienen. Y Teresa Rodríguez mejoraría sus guarismos. Gusta más a los más ricos que a los más pobres.

A esto, exactamente a esto, me refiero cuando digo que la izquierda se está convirtiendo en un producto político de lujo: los partidos progresistas españoles están dejando de servir para representar políticamente a los más humildes, aunque siguen valiendo como pose para los que viven sin apreturas.

Foto: Juanma Moreno, con un cernícalo en Chiclana de la Frontera. (EFE / Román Ríos)

Pasemos de las intenciones de voto a las razones de voto. ¿Qué motivos ofrece la izquierda para pedir la confianza de sus electores? ¿Dónde están los incentivos? Básicamente, los socialistas andaluces han barajado tres argumentos durante esta campaña:

  1. Primero: todo lo que el PSOE hizo en el pasado, como si el presente no existiese y no fuese necesario poner sobre la mesa una alternativa política esencialmente diferente a la del gobernante.
  2. Segundo: los servicios públicos están siendo mal gestionados, como si la gestión de Juanma Moreno no tuviese altísimos índices de aprobación.
  3. Y tercero: Sánchez, como si los andaluces se levantasen cada mañana, rebosantes de felicidad por todo lo bueno que les ha traído Frankenstein a sus hijos.

Cambien a Sánchez por Yolanda y tendrán el esquema discursivo de Por Andalucía. Cambien a Yolanda por el victimismo de "Madrid nos roba" y tendrán la canción triste de Teresa Rodríguez.

Casi nada en el relato de la izquierda en esta campaña parece en contacto con la vida de una sociedad cansada y agobiada por la colisión de incertidumbres, crisis y miedos que le están robando el sueño a tantos hogares españoles noche tras noche.

"Casi nada en el relato de la izquierda en esta campaña parece en contacto con la vida de una sociedad cansada y agobiada"

Y cuando eso pasa, cuando la promesa progresista de país desaparece del mapa y todo son dificultades, nadie puede extrañarse de que muchos electores progresistas prefieran que gestione la escasez una persona moderada, con un desempeño reciente aceptable y que además no va por la vida impartiendo clases de superioridad moral a los demás.

Ayuso le robó a la izquierda la bandera de la "Libertad". Juanma Moreno se ha quedado con el emblema de la "protección". Garantiza.

Por ahí va la campaña, su campaña: no te hace soñar, pero te permite conciliar el sueño. Está llamando a una decisión práctica y en la utilidad está el antónimo del lujo.

Mañana por la noche, habrá tristeza en los cuarteles políticos de la extrema izquierda y seguramente nadie se preguntará por el precio de la división: si Por Andalucía y Adelante Andalucía hubiesen competido bajo el mismo paraguas, si Podemos no hubiese hecho el ridículo, habrían estado en condiciones de disputarle la tercera posición a la extrema derecha. Prefirieron no hacerlo.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto al candidato socialista a la presidencia de la Junta de Andalucía, Juan Espadas. (EFE/Álvaro Cabrera)

Del mismo modo, el resultado no servirá probablemente para que los socialistas asuman que Sánchez está amortizado y que más vale no esperar mucho para la reconstrucción. Porque si algo demuestra la historia más reciente es que los partidos históricos no se vienen abajo cuando pierden elecciones, sino cuando pierden su utilidad.

La llamada a frenar a la extrema derecha puede ser una causa defendible o una operación de propaganda insostenible. Pero no puede ser las dos cosas.

Feijóo ha puesto sobre la mesa una propuesta para que gobierne en todas las comunidades la lista más votada. Muchos de los sufrimientos que ha conocido nuestro país en el pasado no habrían surgido si hubiese habido más pasos como este.

"No será fácil que el PSOE vuelva a levantar un proyecto político nuevo. Pero es posible. Costará recuperar la confianza de las capas sociales"

Esto no es lo que hizo Rajoy dando alas a Podemos, tampoco lo de Sánchez alimentando a Vox. Esto merece, como mínimo, una exploración a fondo, una disposición al acuerdo y a la negociación exigente entre las fuerzas centrales, que es, precisamente, lo que más necesita nuestro país.

No será fácil que el PSOE vuelva a levantar un proyecto político nuevo. Pero es posible. Costará volver a ganarse la confianza de las capas sociales que hacen falta para articular una mayoría progresista. Pero es plausible.

Lo demás es hacer como si no pasase nada. Seguir con el cuento de Pedro y el Lobo que ya da para lo que da. Le vale cada vez menos a Pedro, aunque todavía le conviene al Lobo. Más allá de eso, no hacer nada resulta perfectamente inútil y difícil de justificar para cualquier progresista de verdad.

La izquierda empieza a parecer un producto de lujo político. Es la impresión que me deja esta campaña electoral, sin duda la más triste de los partidos progresistas andaluces. Y es también la impresión que me genera el análisis de las distintas encuestas que han venido publicándose.

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