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La exhumación de Franco: ¿reconciliación o puro electoralismo?
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Isidoro Tapia

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La exhumación de Franco: ¿reconciliación o puro electoralismo?

Lo más peliagudo para el Gobierno era justificar la urgencia por exhumar un cadáver que lleva enterrado más de 40 años. La exposición de motivos del RD-ley hace piruetas al respecto

Foto: Vista general del monumento del Valle de los Caídos. (EFE)
Vista general del monumento del Valle de los Caídos. (EFE)

¿Qué busca el Gobierno con la exhumación del cuerpo de Franco? ¿El “reencuentro entre españoles”, como dice la exposición de motivos del RD-ley aprobado el pasado viernes? ¿O es una burda maniobra electoralista para ganar unos metros de ventaja? ¿Podría acaso ser las dos cosas al mismo tiempo?

En mi opinión, todo apunta a que se trata de lo segundo.

Las recomendaciones del comité

Lo más peliagudo para el Gobierno era justificar la urgencia por exhumar un cadáver que lleva enterrado más de 40 años. La exposición de motivos del RD-ley hace piruetas al respecto: se apoya en una proposición no de ley de 2017 que instaba al Gobierno a seguir “de forma urgente” las recomendaciones de los expertos, así como un informe de Naciones Unidas que también lamentaba que no se hubiesen seguido estas recomendaciones.

Así que vayamos al informe del Comité de Expertos, creado en mayo de 2011 por el Gobierno de Zapatero: su primera recomendación es actuar con “los más amplios consensos”. En segundo lugar, pide detener el deterioro del conjunto del Valle de los Caídos, en donde yacen los restos de más de 30.000 españoles (21.423 víctimas identificadas y 12.410 desconocidas). “Recordar y respetar a los allí enterrados exige dignificar al máximo posible el estado de los restos”. “Los columbarios están sometidos a un fuerte proceso de deterioro interno como consecuencia de las filtraciones, humedades y estrés térmico”.

Foto: Ilustración: Raúl Arias. Opinión
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Asimismo, el Comité de Expertos recomienda atender las reclamaciones de los familiares que alegan que el traslado de muchos restos fue realizado sin consentimiento alguno. “La comisión considera indispensable que los traslados de cadáveres sean investigados de manera rigurosa, documentando hasta donde sea posible la naturaleza voluntaria o forzosa de los traslados”.

El Comité de Expertos también considera que la “resignificación” del Valle de los Caídos debe hacerse de forma integral. “Sería inadecuado tratar aisladamente el significado de cada una de sus piezas”. En este sentido, recomienda la creación de un Centro de Interpretación así como la dotación de un programa de investigación sobre las personas allí enterradas.

Los expertos también se pronuncian sobre los enterramientos de Franco y Primo de Rivera, inhumados en el altar mayor de la basílica. Sobre Primo de Rivera, la comisión entiende que “dada la igual dignidad de todos los restos, no debería ocupar un lugar preeminente en la basílica”. Sobre los de Franco, recomienda que “sean trasladados al lugar que designe la familia o, en su caso, al que sea considerado digno y más adecuado” (la recomendación sobre Franco fue la única que mereció un voto particular discrepante). Para ello, el comité insta al Gobierno a buscar los “más amplios acuerdos parlamentarios y negociar con la Iglesia la oportuna autorización”.

¿Qué hay sobre este conjunto de recomendaciones en el RD-ley aprobado el pasado viernes por el Gobierno de Sánchez? Absolutamente nada

¿Qué hay sobre este conjunto de recomendaciones en el RD-ley aprobado el pasado viernes por el Gobierno de Sánchez? Absolutamente nada. No hay una actuación integral sobre el valle, ni partidas presupuestarias para frenar el deterioro de los columbarios (¿no piensa el Gobierno que esto es lo verdaderamente urgente?), ni disposición alguna sobre las reclamaciones de los familiares ni creación de un centro de interpretación. El RD-ley aprobado el pasado viernes contiene una única disposición: la que determina la exhumación de los restos de Franco, que además se hace sin seguir las recomendaciones: sin acuerdos parlamentarios y sin negociar previamente ni con la Iglesia ni con los familiares.

¿De la guerra o de la dictadura?

La fórmula exigida por el Gobierno para plasmar en el BOE la exhumación de Franco es además alambicada. Los abogados gustan de mantener las formas 'rousseaunianas' (Rousseau defendía que las leyes debían ser “abstractas”). Por eso, incluso en la ley más concreta, como esta, evitan referencias individuales (“Se procederá a la exhumación de los restos de D. Francisco Franco Bahamonde”). El RD-ley utiliza la siguiente fórmula: “En el Valle de los Caídos solo podrán yacer los restos mortales de personas fallecidas a consecuencia de la Guerra Civil española” (Franco es el único fallecido después del fin de la contienda —al menos entre los cadáveres identificados—, ya que Primo de Rivera fue fusilado durante la Guerra Civil).

¿Qué ocurriría si se descubriese que alguno de los 10.000 cadáveres sin identificar corresponde a una persona ejecutada después del fin de la guerra?

Sin embargo, esta fórmula puede provocar algunos quebraderos en el futuro. Por ejemplo, ¿qué ocurriría si se descubriese que alguno de los 10.000 cadáveres sin identificar corresponde a una persona ejecutada después del fin de la guerra, el 1 de abril de 1939? ¿Estaría el Gobierno obligado a exhumar esos restos?

Además, contraviene el espíritu de la Ley de Memoria Histórica y del más elemental sentido común de un monumento a la reconciliación. El nombre completo de la ley de 2007 habla de “quienes padecieron persecución o violencia durante la Guerra Civil y la dictadura”. Su disposición adicional 6ª (que se refiere al Valle de los Caídos) también hace referencia “a las personas fallecidas a consecuencia de la Guerra Civil de 1936-1939 y de la represión política que la siguió”.

¿No es un contrasentido que ahora se limite el concepto de víctima a las personas fallecidas durante la Guerra Civil y no después? ¿Qué ocurriría si efectivamente el valle se convirtiese en un monumento a la reconciliación y familiares de víctimas de la dictadura —por ejemplo, procedentes de una fosa común— pidiesen enterrarlas allí para honrar su memoria? Tampoco podrían, de acuerdo con el RD-ley. Ni tampoco podrían serlo expresidentes ni figuras históricas de consenso. Si el verdadero objetivo del Gobierno era convertir el valle en un monumento a la reconciliación, no podría haberlo hecho peor.

José Antonio sí, Franco no

El RD-ley tampoco dice nada sobre el destino de los restos de Primo de Rivera, contraviniendo otra de las recomendaciones de los expertos. Es más, de alguna manera 'regulariza' su situación. Tras la exhumación de Franco, en el altar mayor de la basílica del Valle de los Caídos seguirán reposando los restos del fundador del partido fascista español. Cabe repetir lo mismo: menudo monumento a la reconciliación le va a quedar al Gobierno (algún malpensado, experto en 'marketing' político, podría pensar que la verdadera razón de no mover los restos de Primo de Rivera es concentrar todo el impacto visual en una sola imagen).

Un año de caducidad

El procedimiento, según el RD-ley, caduca al cabo del año de incoarse. De acuerdo con la legislación española, la caducidad de un procedimiento administrativo “podrá no ser aplicable si la cuestión suscitada afecta al interés general”. La vicepresidenta Carmen Calvo dijo que se trataba de una cuestión “muy importante para la dignidad de este país”. ¿Por qué entonces prever una caducidad de apenas un año —que puede consumirse con los previsibles recursos de los afectados—? (De nuevo, un malpensado relacionaría este año de caducidad con lo que previsiblemente le queda a esta legislatura).

Lo de Franco no busca la reconciliación, ni la justicia ni la memoria: busca un puñado de votos

En la jerga política anglosajona, se denomina 'quick-wins' a aquellas situaciones que dan réditos inmediatos, que son visualmente potentes, fáciles de implementar, que electrifican a tus partidarios e incomodan a los contrarios. La exhumación de Franco tiene todos estos elementos. Lo de Franco no busca la reconciliación, ni la justicia ni la memoria: busca un puñado de votos, es una añagaza de un Gobierno castrado (incapaz de iniciar el trámite para aprobar unos Presupuestos) por su cerrazón en alargar una legislatura muerta, hasta encontrar el momento que más le convenga para ir a las urnas.

Un apunte final, que quizá debería evitar para no caer en la trampa binaria trazada por el Gobierno (“los que me apoyan y los franquistas”). Franco fue un dictador cruel e infame. Condujo una de las épocas más sombrías de nuestra historia. Creo que sus restos deberían salir del Valle de los Caídos, o que se debería convertir el valle en un monumento dedicado a las víctimas, no a los verdugos. Pero puestos a remover emociones, permítanme que me exprese del siguiente modo: lo único urgente en su exhumación son los intereses electorales de este Gobierno. Y si es indigno que Franco siga enterrado en el valle, también lo es que el Gobierno se salte todas las recomendaciones de los expertos, y utilice su osamenta con un exhibicionismo impúdico, mientras en el mismo valle se pudren por abandono los huesos sin identificar más de 10.000 españoles que fueron sus víctimas. Atenderlos a ellos sí es urgente.

¿Qué busca el Gobierno con la exhumación del cuerpo de Franco? ¿El “reencuentro entre españoles”, como dice la exposición de motivos del RD-ley aprobado el pasado viernes? ¿O es una burda maniobra electoralista para ganar unos metros de ventaja? ¿Podría acaso ser las dos cosas al mismo tiempo?

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