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Catexit (XL): un ejército teórico
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Leopoldo Abadía

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Catexit (XL): un ejército teórico

Me voy a la Constitución, porque pienso que allí debe decir lo que busco y lo que quieren conseguir en la vida estos 1.000 chavales, con tan buena pinta

Foto: Felipe VI entrega sus despachos a los nuevos oficiales de la Academia General Militar de Zaragoza. (EFE)
Felipe VI entrega sus despachos a los nuevos oficiales de la Academia General Militar de Zaragoza. (EFE)

Como estoy de vacaciones, y hace muy buen tiempo, fresquito, en San Quirico, pueblo imaginario, que no existe, que tiene un alcalde gordo y con un puro constante en la boca que no existe y con una caja de ahorros que no existe, me dedico a plantearme asuntos teóricos, por el mero placer de discurrir con paz y serenidad durante un rato. Y sacar conclusiones. O no sacarlas. De chaval, en Zaragoza, los cadetes de la Academia General Militar, paseando por el paseo de la Independencia, se nos llevaban las chicas de calle porque ellos iban de uniforme y el uniforme 'luce' mucho. Nosotros hacíamos lo que podíamos, aunque, visto el tema 60 años más tarde, tampoco nos fue nada mal.

Voy a Zaragoza. Ahora, el paseo de la Independencia se ha convertido en avenida de la Independencia, con coches por donde antes paseábamos. No hay cadetes. Por lo menos, no van de uniforme.

Cuando entro, 1.000 cadetes se ponen de pie. He dicho 1.000 (mil). Hombres y mujeres en posición de firmes ante el general


Me invitan a dar una conferencia en la Academia General Militar. Nunca había estado. No hay nadie, parece. La conferencia es en el salón de actos. A medida que me acerco, precedido por el general director, oigo murmullos. Cuando entro, 1.000 cadetes se ponen de pie. He dicho 1.000 (mil). Hombres y mujeres en posición de firmes ante el general. Seguro que no ante mí, que me limité a llegar a alférez de la Milicia Universitaria.

La conferencia, muy bien. Pero hoy no he venido a hablar de mi conferencia, sino de los 1.000. Gente muy bien formada.

Foto: Montaje: EC.


Y me pregunto: muy bien formada... ¿para qué? Con miradas ilusionadas... ¿por qué? ¿Qué es lo que esperamos de ellos? ¿Qué es lo que esperan ellos mismos del esfuerzo que han hecho durante sus años en la academia?

No se lo pregunto, porque se acaba la conferencia, aplauden, lo que se agradece mucho, almuerzo con los mandos y me voy.

Me voy a la Constitución, porque pienso que allí debe decir lo que busco y lo que quieren conseguir en la vida estos 1.000 chavales, con tan buena pinta. Lo encuentro pronto, en el artículo 8, bajo el título 'Fuerzas Armadas'. Dice que están constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire y que tienen como misión:

Garantizar la soberanía e independencia de España.

Defender su integridad territorial.

Defender el ordenamiento constitucional.

Ya nos hemos quitado de encima el 155. Algunos lo echaremos en falta, pero en este mundo no se puede tener todo


Yo, como soy ingeniero y, en consecuencia, poco sofisticado, me quedo aquí y no sigo, porque los redactores de la Constitución lo podían haber dicho más alto, pero más claro, no.

Como residente en Cataluña, he 'sufrido' la aplicación del artículo 155, redactado para cuando "una comunidad autónoma no cumpliere las obligaciones que la Constitución u otras leyes le impongan, o actuare de forma que atente gravemente al interés general de España".

Ya nos hemos quitado de encima el 155. Algunos lo echaremos en falta, pero en este mundo no se puede tener todo.

Foto: Vicente Rojo, con Manuel Azaña. Opinión
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Paralelamente, tenemos nuevo Gobierno en Madrid. Por esas cosas que pasan, el tándem Rajoy-Puigdemont se ha convertido en triciclo Sánchez-Puigdemont-Torra. Hay quien dice que un nuevo Gobierno, por definición, tiene que cambiar lo que ha hecho el anterior. Si el anterior se comprometía a un déficit, el nuevo tiene que cambiarlo. Si había 1.000 personas nombradas por el Gobierno anterior, yo llego y pongo en su lugar a otras 1.000. Si el anterior decía que la mejor escuela de negocios era Esade, el siguiente tiene que decir que es el Instituto de Empresa.

Y así hasta que se acaba la legislatura, hay elecciones y los políticos actuales y sus partidarios, entre los que están los 1.000 a que me refería ahora, se ponen a rezar como locos, aunque hasta ese día fueran ateos, para ganar las elecciones y poder continuar con el 'modus vivendi', sobre todo si uno se ha acostumbrado a un nivel de 'vivendi' aceptable.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), y el de la Generalitat, Quim Torra. (EFE) Opinión

Unos amigos, que recuerdan con agrado el 'sufrimiento' del 155, y os aseguro que no son masoquistas, me dicen que el artículo bueno es el 116. Y allí me voy. Me da la impresión de que mis amigos, esta vez, se han pasado. Porque el artículo 116 habla de los estados de alarma, excepción y sitio. Y eso son palabras mayores. Pero parece que ellos siguen dispuestos a sufrir. Les ha debido gustar.

Artículos 8, 116, 155...

Y por parte del Gobierno, escucho: "Hay que dialogar".

Por parte de los golpistas, oigo: "Hay que dialogar".

Por parte de bastantes: "Hay que cambiar la Constitución".

Por mi parte: "Hay que revisarla y actualizarla".

Pues mira, como he leído que cambiar de opinión es de sabios, he decidido ser sabio y cambiar de opinión: la Constitución no se toca.

Porque a estos chicos les pueden entrar muchas, pero que muchas ganas de eliminar el artículo 8, el 116 y el 155. Y sustituirlos por uno que diga que en el trozo de península Ibérica que no es Portugal, cada uno podrá hacer lo que más le guste.

Pues mira, como he leído que cambiar de opinión es de sabios, he decidido ser sabio y cambiar de opinión: la Constitución no se toca


O sea, que dialoguen, pero que no cambien las reglas del juego en pleno partido y que los golpistas recuerden que los 'golpeados', o sea, los que recibimos el golpe, también tenemos algo que decir.

Que si se mantienen las reglas del juego, o sea, la Constitución, podemos defendernos.

Y que si la otra parte amenaza con un otoño caliente, es bueno que sigan vigentes los artículos 8, 116 y 155.

Así enfriaremos el otoño, que para calor, ya hemos tenido bastante con la ola de la semana pasada.

Como estoy de vacaciones, y hace muy buen tiempo, fresquito, en San Quirico, pueblo imaginario, que no existe, que tiene un alcalde gordo y con un puro constante en la boca que no existe y con una caja de ahorros que no existe, me dedico a plantearme asuntos teóricos, por el mero placer de discurrir con paz y serenidad durante un rato. Y sacar conclusiones. O no sacarlas. De chaval, en Zaragoza, los cadetes de la Academia General Militar, paseando por el paseo de la Independencia, se nos llevaban las chicas de calle porque ellos iban de uniforme y el uniforme 'luce' mucho. Nosotros hacíamos lo que podíamos, aunque, visto el tema 60 años más tarde, tampoco nos fue nada mal.