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Día 44. Una hipótesis arriesgada sobre la lejía de Trump que 'cura' el coronavirus
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Carlos Prieto

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Día 44. Una hipótesis arriesgada sobre la lejía de Trump que 'cura' el coronavirus

El presidente del mundo libre la lía parda al recomendar ingerir desinfectante para acabar con el bicho. Y rectifica a su manera: todo era una broma. ¿Lo era? Sí y no

Foto: Donald Trump. (Reuters)
Donald Trump. (Reuters)

Hola amigos. Soy Donald Trump, y usted no lo es. Donald Trump: presidente del mundo libre, magnate y vendedor de lejías milagrosas. Voy a intentar el más difícil todavía: que mis últimos meses de mandato sean los más estrepitosos de mi carrera. Me la juego: enfermería o puerta grande. O vuelvo a ganar las elecciones o caída de Roma.

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Dame veneno

Donal Trump ha dicho que sería bueno inyectar desinfectante a los enfermos de covid-19. Lejía para curar el coronavirus. ¿Por qué no? Es una afirmación osada, de acuerdo, pero tiene su mérito: de entre todas las ocurrencias de Trump, está entre las cinco más disparatadas (que se dice pronto). En EEUU se ha montado un buen pollo. La Casa Blanca dijo que la receta presidencial había sido "sacada de contexto". Aclaración para los novatos en periodismo: cuando una fuente oficial dice que las palabras de un político han sido sacadas de contexto, está admitiendo implícitamente que la han cagado. Es como decir: "Mi perro se ha comido mis deberes", una excusa absurda que nadie se toma en serio. Un 'pelillos a la mar'.

Foto: El líder del PP, Pablo Casado, en una foto de su Instagram Opinión


No obstante, el "fuera de contexto" no valió para apagar el fuego, porque el coronavirus no es cualquier cosa, y Trump activó el plan B: lo de chutarse desinfectante solo era un comentario "sarcástico" para vacilar a la prensa. No es la primera vez que Trump se pasa de frenada (más de lo habitual) y recurre al "era broma", como cuando pidió a Rusia que le pasara los correos 'hackeados' de Hillary Clinton (aquello, por cierto, fue un chiste... salvaje: lo soltó en plena paranoia sobre la intervención rusa en las elecciones de 2016).

Pero entonces: ¿Lo de trincar aguarrás para matar el covid-19 lo dijo en broma o en serio? Pregunta incorrecta. El error es pensar que ambas cosas son diferentes en la cabeza de Trump. Confusión que el presidente suele utilizar a su favor. Dos mejor que uno. La dualidad.

Quizá el Señor Patata de Trump no sea el problema, sino la solución

Aunque tendamos a minusvalorarle, Trump es bastante habilidoso con el doble juego en negociaciones, conflictos y situaciones de tensión. Al tiempo que llama a la población a rebelarse contra los confinamientos en los Estados, negocia (en posición de fuerza) con los gobernadores de esos mismos Estados. El confinamiento lo decretó él, pero a la vez, se pone en primera línea de la protesta contra el confinamiento, por lo que pueda pasar en un futuro: si bien la gente que pide saltarse la cuarentena en EEUU parece extravagante, su malestar tiene una base muy real: el tortazo económico va a ser tremendo si esto no acaba pronto. Cuando llegue el porrazo, Trump podrá alegar que la culpa fue de los gobernadores. Trump, en definitiva, es el niño en el bautizo y el muerto en el entierro (por ingesta de lejía).

Trump va en serio y en broma a la vez. Tampoco diferencia mucho entre mentir y decir la verdad. Trump es Batman y el Joker. Trump tiene una colección de calcetines parlantes. En serio...

Hay un chascarrillo del Trump magnate que explica su psicología y su metodología mejor que cualquier cosa de la Casa Blanca. Trump mandaba a sus ejecutivos a hablar con la prensa en su nombre. Colocar tu discurso vía terceros es un truco de manual; más raro es que todas las personas que hablaban por Trump... eran Trump. Trump llamaba a los periodistas con falsete y se hacía pasar por sus directivos.

En la prensa gringa hay varias citas de supuestos esbirros de Trump... que son Trump. En este artículo del 'New York Times' de 1985, un tal John Barron, "vicepresidente de Trump Organization", diserta largo y tendido sobre los negocios del jefe. Sí: John Barron era Trump hablando con voz de chufla. No es el único seudónimo del presidente de EEUU: John Miller, Carolin Gallego y David Dennison también son Donald Trump. Los solía utilizar para diversas tareas sucias. Es como si José Luis Moreno, Macario y Monchito presidieran EEUU en formato troika. Hay que aplaudir a Trump por no acumular todo el poder en sus manos, por compartirlo con sus muñecos, la Muñecocracia como estado avanzado de la Democracia.

placeholder Las aventuras de Donald y John
Las aventuras de Donald y John

Hay hasta una tira cómica de Ruben Bolling que parodia los 'alter ego' de Trump, 'Donald y John', en el que un niño recurre a un asesor adulto imaginario para que le saque de follones en el cole. Bolling da en el clavo. No es que Trump parezca a menudo dos personas, es que son dos personas (como poco), como usted de pequeño, que era usted y su confidente: el Señor Patata.

Pero ojo: Quizá el Señor Patata de Trump no sea el problema, sino la solución. Quizá es Trump el que dice que hay que beber lejía, y el Señor Patata el que le rectifica y se ciñe a los científicos. Quizá Trump quiera apretar el botón rojo nuclear; y el Señor Patata, la paz en el mundo. Si el ticket electoral republicano va a volver a ser Trump/Patata, ¿no sería mejor que Trump fuera de vicepresidente y Patata de presidente? Piénsenlo. Tiene sentido.

Otra manera de interpretar lo de la lejía es que Trump esté superado y ya no sepa ni lo que dice. 2020 se presentaba bien para él, con la economía tirando y posibilidades sólidas de repetir mandato. Pero el coronavirus ha desbaratado el plan, no solo por la crisis que viene, sino porque no puede haber escenario más desfavorecedor para EEUU que una emergencia sanitaria masiva, dado su estrafalario sistema de salud. Trump cada vez desbarra más. Quizá le gustaría beber lejía para olvidar que China le está ganando la batalla médica.

Que Trump hable en serio o en broma da un poco igual, lo relevante es lo que refleja la lejía: un hombre desbordado, incapaz de gestionar una crisis sanitaria, al que se le está cayendo el chiringo encima.

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Hola amigos. Soy Donald Trump, y usted no lo es. Donald Trump: presidente del mundo libre, magnate y vendedor de lejías milagrosas. Voy a intentar el más difícil todavía: que mis últimos meses de mandato sean los más estrepitosos de mi carrera. Me la juego: enfermería o puerta grande. O vuelvo a ganar las elecciones o caída de Roma.