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El ‘ciudadano’ Rajoy contra todas las encuestas
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Federico Quevedo

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El ‘ciudadano’ Rajoy contra todas las encuestas

Rajoy ha pasado de ser un personaje distante y equidistante a quererse colar en los cuartos de estar de todas las familias españolas, y no le está saliendo mal

Foto: Mariano Rajoy acude al programa de Bertín Osborne en TVE. (EFE)
Mariano Rajoy acude al programa de Bertín Osborne en TVE. (EFE)

Gracias a Bertín Osborne, los españoles ya saben que Mariano Rajoy es un personaje afable al que le gusta comer bien, hacer ejercicio, jugar al dominó y al futbolín, estar con su familia, pasear por el campo, beber albariño (vino blanco gallego de una calidad excelente y una pésima comercialización) y que la cocina no es lo suyo. Vamos, un ciudadano normal y corriente que fue buen estudiante y mejor opositor pero que sintió muy tempranamente la vocación por la política, y eso le ha llevado a donde le ha llevado.

Si los ciudadanos vieron el programa manteniendo al margen cualquier condicionamiento propio de las diferencias ideológicas, habrán descubierto que, además, Rajoy es un tipo bastante fiable -a pesar de los incumplimientos de esta legislatura-, aparentemente honrado y poco dado a la notoriedad. Es cierto que a Bertín se le notaba la preferencia por el presidente del Gobierno, pero también lo es que por el tipo de programa del que se trata y por el perfil del presentador, no había obligación alguna de ‘objetividad’, porque ese no es el fin de un formato que, por otro lado, consiguió romper todos los índices de audiencia.

Habrá quien critique que una televisión pública le dedique un programa de esas características al candidato del partido que ahora gobierna, pero la realidad es que se emitió un día antes de que la campaña empezara oficialmente y por el mismo sofá había pasado también Pedro Sánchez, que fue tratado con la misma afabilidad. Otra cosa es que el líder de la oposición no supiera aprovecharlo. Rajoy sí. Incluso en el detalle de aparecer en la casa de Bertín con un par de botellas de albariño, Rajoy se quiso mostrar a los españoles como uno más: cualquiera de nosotros hubiera hecho lo mismo si nos invitan a casa de un amigo.

Puede ser que en una campaña tan atípica como esta el ‘ciudadano’ Rajoy tenga más oportunidades de vencer a las encuestas que el estadista Rajoy

¿Por qué este cambio? Rajoy ha pasado de ser un personaje distante y equidistante a quererse colar en los cuartos de estar de todas las familias españolas, y no le está saliendo mal. La razón no es otra que las encuestas, y la percepción bastante consolidada de que el PP, aunque en principio va a ser primera fuerza política el 20-D, se va a llevar un buen batacazo y va a necesitar de otros para poder gobernar, y ya veremos si eso ocurre. A poco más de dos semanas de las elecciones, el PP no consigue romper la barrera del 30% de los votos que le darían la tranquilidad de acercarse a 150 escaños y harían muy difícil cualquier otra alternativa.

Tampoco es que con menos de 130, si se cumple la encuesta del CIS, haya otras opciones posibles, pero en ese caso las condiciones que pondrían terceros para apoyar al PP serían draconianas y muy duras de aceptar para el partido de Rajoy. Por eso, todo el objetivo del PP, toda la estrategia electoral de este partido, se centra en derrotar a las encuestas, superar ese suelo del 28% en el que parece haberse estancado y sobrepasar el 30% con el que sueñan todos los dirigentes del partido. Y por eso era necesario sacar a Rajoy del plasma y presentarlo en sociedad como lo que realmente es: un gallego con retranca que en el trato corto se gana a cualquiera, incluso a Pedro Sánchez o hasta a Pablo Iglesias, que han reconocido que en el tú a tú Rajoy parece otro.

¿Por qué ha tardado tanto el PP en hacer esto? La verdad es que es difícil saber en qué momento Rajoy debía dejar de ser el lejano estadista con aspecto de opositor para convertirse en el vecino de al lado con el que te tomas unas cañas en el bar… Pero puede ser que en una campaña electoral tan atípica como esta, en que los ciudadanos, lejos de escudriñar las propuestas de los políticos, parecen más preocupados por sus hazañas y por su aspecto, y más permeables a los mensajes simples y demagógicos que a los argumentos de peso y razonados, el ‘ciudadano’ Rajoy tenga más oportunidades de vencer a las encuestas que el estadista Rajoy.

[Para más información y consultar otros datos, puede descargar gratuitamente la aplicación de El Confidencial, Elecciones 20-D, para 'smartphones' y 'tablets' Android]

Gracias a Bertín Osborne, los españoles ya saben que Mariano Rajoy es un personaje afable al que le gusta comer bien, hacer ejercicio, jugar al dominó y al futbolín, estar con su familia, pasear por el campo, beber albariño (vino blanco gallego de una calidad excelente y una pésima comercialización) y que la cocina no es lo suyo. Vamos, un ciudadano normal y corriente que fue buen estudiante y mejor opositor pero que sintió muy tempranamente la vocación por la política, y eso le ha llevado a donde le ha llevado.

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