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¿Cobrar por publicar notas de prensa? Díaz de Mera fija la tarifa: 300 euros
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¿Cobrar por publicar notas de prensa? Díaz de Mera fija la tarifa: 300 euros

El 'trabucazo' es una práctica muy arraigada en buena parte de la prensa española que consiste en 'atracar', cual si de un bandolero con su trabuco

El 'trabucazo' es una práctica muy arraigada en buena parte de la prensa española que consiste en 'atracar', cual si de un bandolero con su trabuco se tratara, a empresas y entidades financieras para que pongan publicidad. Si el anunciante levanta las manos y afloja la bolsa, recibirá un trato más o menos amable; pero si se niega, caerá sobre él toda la inquina del medio correspondiente.

Pero ahora esta práctica ha cobrado una nueva dimensión en los medios del empresario manchego Domingo Díaz de Mera, tristemente famoso estos días por ser el principal accionista del aeropuerto de Ciudad Real, que ha entrado en suspensión de pagos y pasa a ser controlado por el Banco de España. Sus periódicos se llaman El Día de Albacete, de Ciudad Real, de Cuenca, de Guadalajara y de Toledo. ¿Para qué andarse con el subterfugio de la publicidad? Si una empresa quiere que le publiquen una información, que pague directamente en efectivo y que se olvide de poner anuncios. La tarifa estándar, según los correos electrónicos recibidos por varias compañías, es de 300 euros por noticia.

Hay que entender la situación económica desesperada que viven los medios españoles. Si peligra la superviviencia de los grandes emporios (Prisa, Unidad Editorial, Vocento, etc.), qué decir de los pequeños grupos regionales de prensa. Hay que sacar dinero de debajo de las piedras, y ésta es una fórmula desesperada más para ello. Pero cobrar por publicar noticias rebasa una línea roja que hasta ahora nunca había sido violada.

Los anglosajones distinguen los conceptos de advertisement (publicidad comercial pagada) y publicity, lo que aquí llamamos comunicación corporativa, es decir, notas de prensa, ruedas de prensa, desayunos, presentaciones. Estas acciones de comunicación no implican transacción económica porque el medio obtiene de ellas información que puede interesar a su audiencia. Lo que puede hacer un medio (y de hecho lo hace todos los días) es no publicar mucha de esa información y seleccionar sólo aquella que considere relevante. Pero no cobrar por ella.

Claro que las empresas tampoco son inocentes en todo esto. La publicity ha ido aumentando su peso en los últimos años en detrimento del advertisement, y mucho más con la crisis y los duros recortes en los presupuestos publicitarios. Así, las notas de prensa y presentaciones se han ido cargando cada vez más de contenido publicitario en vez de informativo, hasta el punto de que muchas de ellas son auténticos anuncios sin ningún interés para nadie salvo para la empresa que las emite. Visto así, si las notas de prensa son publicidad, cobrar por publicarlas tampoco es tan disparatado.

En todo caso, lo que subyace a esta situación es la lamentable situación que atraviesa el periodismo en España, totalmente amancebado con el poder político y también con el económico. Una situación que viene de muy antiguo pero que ahora se exacerba con la dificilísima situación de los grupos mediáticos nacionales. Y que ha dejado a los ciudadanos españoles sin una prensa libre salvo honrosas excepciones.

Y dentro de esta situación de la prensa se imbrican los medios de comunicación montados o comprados por empresarios que únicamente buscan una plataforma de poder o disuasión al servicio de sus propios intereses, con desprecio de una información libre y veraz. El ejemplo de Díaz de Mera es palmario: ayer sus periódicos lanzaban un furibundo ataque contra María Dolores de Cospedal por el concurso de acreedores del aeropuerto manchego, como si fuera la responsable del mismo por el odio que tiene al empresario. Ni palabra de que el concurso lo ha decretado un juez, de que su empresa ha sido incapaz de presentar los libros de contabilidad en el tribunal o de que lo que ha llevado al concurso es la inviabilidad y la mala gestión del proyecto por el propio Díaz de Mera.

El 'trabucazo' es una práctica muy arraigada en buena parte de la prensa española que consiste en 'atracar', cual si de un bandolero con su trabuco se tratara, a empresas y entidades financieras para que pongan publicidad. Si el anunciante levanta las manos y afloja la bolsa, recibirá un trato más o menos amable; pero si se niega, caerá sobre él toda la inquina del medio correspondiente.