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Alierta, el Rey y su amigo Piñera, la comida del verano que fue en primavera
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Alierta, el Rey y su amigo Piñera, la comida del verano que fue en primavera

Su majestad emérita compartió, junto a un amigo de aventuras, mesa y mantel con el presidente de Telefónica, que le hizo varios favores para proteger a su hija Cristina y a su defenestrado yerno

Foto: El rey Juan Carlos I junto al presidente de Telefónica, César Alierta, en la Zarzuela en 2014. (Gtres)
El rey Juan Carlos I junto al presidente de Telefónica, César Alierta, en la Zarzuela en 2014. (Gtres)

Don Juan Carlos I ya no tiene ninguna responsabilidad institucional legal, más allá de la honorífica, pero sigue muy de cerca la situación política y económica de España. Entre viaje y escapada de placer, siempre encuentra un hueco para seguir cultivando las amistades con las que adoptó decisiones que afectaron a la sociedad española, a la Monarquía y a la de algunos de los que fueron sus familiares más cercanos.

Prueba de ello es que al Rey emérito se le vio hace unos meses en un almuerzo que se llevó con mucha discreción, pero que no pasó desapercibido para los comensales del restaurante donde tuvo lugar dado el séquito de seguridad que aún acompaña al Rey emérito y el que guardaba las espaldas de uno de sus compañeros de mesa, que no era otro que César Alierta, el presidente de Telefónica, con el que mantuvo y conserva una relación de gran amistad.

El encuentro tuvo lugar en el Portonovo, un restaurante tradicional donde se puede degustar lo mejor de la cocina gallega. Un local situado a la derecha de la carretera de La Coruña, en el barrio de Valdemarín, en la parte nueva de Aravaca, una de las zonas de mayor poder adquisitivo de Madrid. El local está cerca de una de las salidas oficiales del Palacio de la Zarzuela y próximo a otra de las puertas más discretas que más de una vez utilizó Don Juan Carlos.

La comida fue en un reservado del restaurante, al que el emérito accedió por una de las entradas de su amplía terraza. Allí se encontró con el presidente de Telefónica, que en su día echó una mano a Don Juna Carlos dando cobijo a Iñaki Urdargarin. En Telefónica, también, ha acabado como consejero bien pagado Fernando de Almansa, exjefe de la Casa del Rey y hoy día asesor personal del Rey emérito.

Algunos de los presentes se quedaron de piedra al ver a ambas personalidades, sobre todo por la familiaridad con la que se saludaron. Pero Su Majestad en la segunda reserva del Ejército y el presidente de la operadora no estaban solos en el almuerzo. Tuvieron de acompañante a Manuel Piñera Gil Delgado, un hombre desconocido para el gran público, pero muy cercano a Don Juan Carlos, con el que compartió muchas andanzas fuera de la agenda oficial.

Piñera, casado con María Teresa García, la heredera de un imperio industrial consolidado durante el franquismo, era un habitual del palco real de la Plaza de los Toros de las Ventas, donde solía acompañar al Monarca. Su fortuna era tal que disponía de avión privado al que solía invitar al jefe de la Casa Real para ir a cacerías de elefantes y otras especies. Los dos compartían también su devoción por la náutica y por Mallorca, donde el empresario tenía atracado el tradicional barco de extensa eslora.

Pero a Piñera, cuya mujer era la dueña de empresas como Destilerías y Crianza del Whisky (marca comúnmente conocida como DYC), Anís Castellana, Auto Res, Naviera Nicomedes García, la Agencia de Publicidad Azor (famosa por su diseño del Toro de Osborne) y el Banco General del Comercio y de la Industria, que vendió a Rumasa en 1977, se le volvió la suerte en contra cuando su señora decidió partir peras.

Pues bien, esta situación ha unido aún más a Don Juan Carlos y a Piñera, que no dudaron en compartir mesa, mantel y confidencias con Alierta. Cuentan algunas fuentes que el almuerzo no era más que una comida entre amigos, un encuentro para pasar revista a la situación económica y política de España, puesta patas arriba por la aparición de partidos emergentes que no le tienen mucho afecto a los derechos dinásticos ni a los presidentes del Ibex 35.

Otras dan fe que los tres comparten inquietudes financieras, ya que tanto al presidente de Telefónica como al Monarca y a su amigo les atrae mucho invertir en bolsa. Los tres tienen su patrimonio, uno ganado con la venta de su broker -Beta Capital- y su sueldo en la operadora; otro no se sabe bien cómo dada la asignación gubernamental a la Casa Real -varios medios internacionales de prestigio le atribuyen a don Juan Carlos I una fortuna de 2.000 millones-; y el tercero porque vendió y muy bien el holding de DYC a los Domecq y posteriormente a la multinacional Allied Lyons.

Don Juan Carlos I ya no tiene ninguna responsabilidad institucional legal, más allá de la honorífica, pero sigue muy de cerca la situación política y económica de España. Entre viaje y escapada de placer, siempre encuentra un hueco para seguir cultivando las amistades con las que adoptó decisiones que afectaron a la sociedad española, a la Monarquía y a la de algunos de los que fueron sus familiares más cercanos.

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