Cosas que no cambian: las comidas de FG y Pizarro

La nueva normalidad ha traído consigo la reapertura de restaurantes y, con ella, la vuelta a los viejos hábitos y costumbres entre amigos y camaradas. Dos de ellos, Francisco González y Manuel Pizarro, no las han perdido por culpa de la pandemia.

El expresidente de BBVA y el expresidente de Endesa se dejaron ver a finales de junio en el Qüenco de Pepa, en el barrio madrileño de Chamartín, un enclave muy del gusto de los dos y en el que ya habían celebrado algún ágape con anterioridad. Son conocidos en la villa madrileña sus almuerzos periódicos, a los que se solía unir otro ilustre del Ibex del siglo XX y comienzos del XXI, César Alierta, expresidente de Telefónica.

Este confidente suyo desconoce si llegaron a hablar del caso Villarejo, al que aparecen vinculados por distintos motivos. FG está imputado por presuntos delitos de cohecho y revelación de secretos, después de que el banco que presidía contratara los servicios del comisario para defenderse del intento de toma de control de la entidad por parte de Sacyr y una parte del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Pizarro, en cambio, fue víctima de las investigaciones de Villarejo, que buscó "puntos negros" en su vida a instancias del jefe de Seguridad de Iberdrola, Antonio Asenjo, y el pasado 9 de marzo compareció en la Audiencia Nacional como perjudicado.

Otro de los puntos que une a ambos es Carlos Torres, a quien los dos conocen muy bien. González lo tuteló hasta la actual presidencia del BBVA, pero fue con Pizarro con quien se curtió como director de Desarrollo Corporativo y director financiero de Endesa entre 2002 y 2007.

Da la casualidad de que, unas semanas antes, la presidenta de Banco Santander, Ana Botín, grabó un encuentro justo allí con Pepa Muñoz, dueña del Qüenco. Un vídeo de cinco minutos en el que hablan del impacto de la pandemia en los restaurantes, de las pymes españolas y de las deudas, mientras preparan una tortilla de patatas. Con cebolla.