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El posado de Yolanda Díaz y Alberto Rodríguez
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Jaime Pérez-Llombet

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El posado de Yolanda Díaz y Alberto Rodríguez

Escuece en Podemos una imagen que huele a provocación, desafío o ambas cosas. Risas. Charla afable. Abrazos. Sintonía. La sobredosis de lenguaje no verbal no ha sido poca, ni inocua

Foto: Alberto Rodríguez y Yolanda Díaz se abrazan durante la gira de la vicepresidenta por Canarias. (Alberto Rodríguez)
Alberto Rodríguez y Yolanda Díaz se abrazan durante la gira de la vicepresidenta por Canarias. (Alberto Rodríguez)
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La foto de Yolanda Díaz con el ex secretario de Organización de Podemos Alberto Rodríguez, ambos distendidos, incluso cómplices, dibuja un torpedo en la línea de flotación de los morados en las islas; sin duda de cara a las generales, pero también por el daño colateral que a las puertas de las elecciones autonómicas puede traer consigo la excelente sintonía, más aireada que disimulada, de Díaz y Rodríguez. Unos u otras quitan hierro al hierro. Mil veces lo relativicen, esa imagen se ha incrustado en las retinas, y en las calculadoras parlamentarias, sin duda, de quienes en Canarias ven alejarse el sueño de concurrir juntos en las papeletas de finales de mayo.

La foto duele. Suma pero resta. La imagen de Díaz y Rodríguez evidenciando buena química a golpe de sonrisas, abrazos y buen tono, contrasta con el frío polar que se interpone entre el exdiputado y las dirigentes o candidatas de Podemos en el archipiélago. Saben en las filas moradas que, si como parece ya inevitable, Rodríguez sigue adelante sin entrar en la telaraña de Podemos —y, a la vista está, dejándose querer por el proyecto de Díaz— las opciones de las listas de Irene Montero e Ione Belarra perderán tanto empuje que podrían salir del Gobierno regional para regresar a la oposición. Mientras Rodríguez concurrirá a las elecciones autonómicas con Drago Verdes Canarias, al otro lado de la pared serán Podemos, Izquierda Unida y Sí se puede las formaciones que compartirán papeleta. Será por separado. Hay sumas que restan.

La vicepresidenta y el líder del Proyecto Drago —movimiento que reúne a distintas sensibilidades de la izquierda en Canarias— se han dejado ver con evidente intencionalidad. Bien lejos de optar por la discreción, una y otro se han encargado de airear la imagen. La foto como mensaje, bengala y aviso a navegantes. Una foto como señal de que van por libre, ya se verá si en otoño juntos o no. Tampoco se privó el ex número tres de Podemos de contarlo en Twitter. "Hoy compartimos un rato con la compañera Yolanda, mucha suerte y buena acogida", publicó Rodríguez. Blanco y en botella. Irán o no juntos a las generales, pero con las autonómicas doblando la esquina a la vista está que a ojos de Rodríguez los morados representan su pasado imperfecto y Díaz podría llegar a ser compañera de viaje en un futuro apetecible.

placeholder Alberto Rodríguez y Yolanda Díaz conversan en un pasillo del Congreso de los Diputados en una imagen de archivo. (EFE/Emilio Naranjo)
Alberto Rodríguez y Yolanda Díaz conversan en un pasillo del Congreso de los Diputados en una imagen de archivo. (EFE/Emilio Naranjo)

La gira de la vicepresidenta segunda ha dejado tras de sí un álbum de fotos bastante amplio. Díaz se vio con todas y habló con todos, pero el posado con Alberto radiografía la escena con mayor carga de profundidad. La foto es el eco que quiso sembrar, el recado que ambos han querido dejar a aquellos con los que comparten gobierno —en el caso de Díaz— o con quienes convivió en el grupo parlamentario o gestionando responsabilidades orgánicas —en el de Rodríguez—. Escuece en Podemos una imagen que huele a provocación, desafío o ambas cosas. Risas. Charla afable. Abrazos. Sintonía. La sobredosis de lenguaje no verbal no ha sido poca, ni inocua. Saben en las filas moradas que solo la unidad puede evitarles en las Islas un retroceso importante en las urnas. Esa unidad únicamente sería posible si cuentan con el concurso de Alberto Rodríguez y del proyecto que abandera; y eso, mil vueltas le den a su narrativa, no ocurrirá.

Las distintas familias de la izquierda en las islas (parentescos mal llevados, en muchos casos) acudieron sin rechistar a la llamada de la impulsora de Sumar, aunque, como bien saben los contables, a veces para sumar hay que restar, crecer sacrificando al vecino, reforzarse vampirizando a quienes han sido compañeros de viaje o de Consejo de Ministros. A la espera de saber qué decidirá la vicepresidenta en el inminente dos de abril, nadie quiso saltarse sus convocatorias de su turné por el archipiélago. Díaz ha solemnizado su gira insistiendo que lo suyo es un proceso de escucha. Esa y no otra parece haber sido la meta que se ha perseguido con la foto que ambos se hicieron en Telde, Gran Canaria. Escuchen. Pasen y vean.

Foto: Alberto Rodríguez en la presentación de 'Proyecto Drago'. (EFE/Ángel Medina G.) Opinión
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La teoría del aleteo de la mariposa adquiere sentido cuando, volviendo sobre los pasos de los últimos días, se cae en la cuenta de que el impagable regalo que Vox hizo a Yolanda Díaz —con la colaboración necesaria de un profesor que pasaba por allí— puede provocar que la reedición del actual pacto de gobierno en Canarias se vuelva todavía más difícil. Yolanda Díaz aterrizó en Canarias agigantada por una moción de censura que puso en bandeja a la vicepresidenta reconvertir la liturgia parlamentaria en bautizo, primera comunión y confirmación de la propuesta electoral de la ministra. Quien simboliza de forma casi unipersonal el proyecto Sumar llegó a las islas en la nube que la torpeza de Vox hizo posible y, lejos de premiar a Podemos, quiso que su mejor foto fuera para Alberto Rodríguez. Blanco, con rastas y en botella.

Foto: La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz. (EFE/Chema Moya)

El mensaje no admite dudas, deja tocados a los morados y, de paso, le complica las cuentas al actual presidente de Canarias, Ángel Víctor Torres, de cara a mantener el cuatripartito que sustenta en la Cámara regional al Gobierno autonómico. Hace apenas unos días, en el transcurso de su intervención en el Desayuno El Confidencial Kiss the Planet, Torres elevó la estabilidad de su gabinete a la categoría de valor mayúsculo, continuidad que no podrá darse si el retroceso de Podemos resta más de los escaños que el candidato socialista pueda añadir a los que ya tiene. Con Alberto Rodríguez asociándose, siquiera fotográficamente a una vicepresidenta al alza, la boca de agua en las expectativas electorales de los moderados irá a más, a peor, confirmándose que el aleteo de la censura —su onda expansiva— puede terminar entorpeciendo la reedición del denominado pacto de las flores, conformado por PSOE, Nueva Canarias, Agrupación Socialista Gomera y una formación, Podemos, a la que Díaz suma restando.

Con Podemos viviendo sus horas más bajas en la Comunidad de Madrid, sobrevolándoles incluso el riesgo de extinción, el aleteo de la mariposa que de la censura a esta parte acompaña a Yolanda Díaz puede romper cualquier expectativa en cualquier territorio, también en Canarias. La vicepresidenta segunda no concurrirá en los comicios locales, tanto da. Proyectadas como una primera vuelta de las elecciones generales, su sombra estará muy presente en la primavera electoral. Bastará que Diaz arrope o se deje fotografiar con el candidato Alberto Rodríguez —con un grado de conocimiento el ex diputado notablemente superior al de los vecinos de las otras izquierdas— para que la balanza del pulso que mantendrán Podemos y el proyecto que encabeza el ex secretario de Organización de los morados termine jugándole al pie a quien abandonó sus filas decepcionado, sintiéndose abandonado a su suerte y por la puerta de atrás.

La foto de Yolanda Díaz con el ex secretario de Organización de Podemos Alberto Rodríguez, ambos distendidos, incluso cómplices, dibuja un torpedo en la línea de flotación de los morados en las islas; sin duda de cara a las generales, pero también por el daño colateral que a las puertas de las elecciones autonómicas puede traer consigo la excelente sintonía, más aireada que disimulada, de Díaz y Rodríguez. Unos u otras quitan hierro al hierro. Mil veces lo relativicen, esa imagen se ha incrustado en las retinas, y en las calculadoras parlamentarias, sin duda, de quienes en Canarias ven alejarse el sueño de concurrir juntos en las papeletas de finales de mayo.

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