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La bala que el mediador guarda (o no) en la recámara
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Jaime Pérez-Llombet

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La bala que el mediador guarda (o no) en la recámara

Todo apunta a que el PSOE canario mantendrá los diputados o que el retroceso será mínimo. Eso sí, siempre y cuando Marco Antonio Navarro no tenga guardados más vídeos, mensajes o conversaciones

Foto: Marco Antonio Navarro. (EFE/Miguel Barreto)
Marco Antonio Navarro. (EFE/Miguel Barreto)
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Los escándalos suelen comportarse de forma similar a los tsunamis, un océano de titulares, fotografías, audios y transcripciones de conversaciones vergonzantes se retira repentinamente de la primerísima línea del mar de la actualidad para, acto seguido, reaparecer y volver a la costa electoral con más fuerza si cabe, arrasando, ya sin contemplaciones, con todo lo que encuentra a su paso. Saben los socialistas canarios —y el PSOE, en general— que la tregua que está dándoles el caso Mediador puede obedecer a que no da más de sí porque no hay más cera que la que ardió. Puede ser. O quizá responda a que Marco Antonio Navarro, solo o en compañía de otros, tenga otra exhibición pirotécnica reservada para inmediatamente después de Semana Santa.

Foto: El exdiputado del PSOE, Juan Bernardo Fuentes, (d) junto a su abogado, a su salida de la Audiencia Provincial de Tenerife. (EFE/Ramón de la Rocha)
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Dudas razonables. Miedos justificados. La aparente calma que de tiempo a esta parte parece coger cuerpo en las filas socialistas (puertas adentro, y alrededores) puede anunciar una cosa o la contraria, el final del bombardeo o el asedio final. Salvo que esté siguiendo el proceder de los tsunamis, y dé pasos atrás para coger impulso, hay razones para concluir que al mediador se le ha acabado la munición. Es una hipótesis. Hay otra. La tesis de que el caso Mediador pierde fuelle y cede el testigo a lo que se hizo, firmó o deshizo en los cuarteles y comandancias de la Guardia Civil no encaja con el avance de una investigación judicial demasiado ambiciosa como para limitarse a las andanzas torrentianas de Juan Bernardo Fuentes, Taishet Fuentes y otros especímenes similares. Los socialistas tienen argumentos para dormir intranquilos. ¿Hay traca preparada para después del paréntesis de la Semana Santa?, ¿se ha acabado la metralla o están reservándola para la recta final de la precampaña y campaña electoral?. Si el caso ha quedado finalmente reducido a fotos tan casposas como deplorables, a balas de fogueo sin pruebas ni documentos que las avalen y a las promesas incumplidas de los miembros de una pandilla de bajos vuelos, ¿por qué la investigación sigue su curso a todo tren?

Aunque con algunas intermitencias —beneméritas, en su mayoría— el caso Mediador lleva algunas semanas enfriándose, siendo desplazado por los interrogantes que suscitan algunos contratos y adjudicaciones en otro contexto, en comandancias y cuarteles. Semanas después de que un contenedor de cenas, cocaína, copas, toallas alrededor de la cintura y descamisados por pasillos de hotel monopolizara piezas informativas, tertulias y charlas de cafetería u oficina, los socialistas han recuperado el aliento en un oasis no se sabe si provisional o definitivo, respiro al que sin duda ha contribuido que afloren adjudicaciones presuntamente turbias en la Guardia Civil, ámbito que incumbe al Ministerio del Interior pero aleja el ruido del PSOE de Canarias, del grupo parlamentario en el Congreso y de las trincheras más calientes del cuerpo a cuerpo preelectoral, cada vez más entretenidos, Gobierno y oposición, en trifulcas e incendios sobrevenidos.

placeholder Juan Bernardo Fuentes, exdiputado nacional del PSOE. (EFE/Ramón de la Rocha)
Juan Bernardo Fuentes, exdiputado nacional del PSOE. (EFE/Ramón de la Rocha)

Únicamente alterada por la actuación de Marco Antonio Navarro en los alrededores de la Cámara Baja, tanta quietud tranquiliza y asusta en las sedes socialistas. No amarga, al contrario, que el escándalo haya ido descendiendo en el cartel de digitales, radios y televisiones; pero en el PSOE no las tienen todas consigo. Cualquier estratega o asesor sabe que quien gestiona mejor los tiempos tiene más probabilidades de ganar la partida. Y, en esa dirección, si queda munición por sacar a la luz lo previsible es que estén esperando a que el olor a urna se multiplique por cercanía. Una idea flota en un ambiente enrarecido, y no es otra que la posibilidad de que el lunes de Pascua, con el país de regreso a la realidad pura y dura, el PSOE amanezca con la última o penúltima entrega, no ya del caso Cuarteles, aunque también, sino del caso Mediador, del escándalo que les toca más de cerca. Una conversación telefónica que aún no haya salido a la superficie. Unos mensajes guardados en la mesilla de noche. Algún vídeo comprometedor que quede por airear. O, en lo que materializaría la peor de las pesadillas preelectorales del PSOE en Canarias y en el conjunto del país, una decisión irregular o un contrato tóxico con alguna de las administraciones locales.

A la espera de lo que pueda ocurrir o de que finalmente no quede tela por cortar ni responsabilidades que depurar, el presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Víctor Torres, se muestra tan firme como tranquilo. Torres, secretario general del PSOE en las islas, ordenó que se escaneara hasta el último rincón de la Administración autonómica buscando algún contrato oscuro manoseado por el mediador o algún colaborador necesario. Ni un solo euro se ha movido irregularmente —repite el presidente, tanto en público como en privado—. Ciertamente, la tranquilidad y el mantra de Torres han contagiado a los suyos, reconstruyéndoles el optimismo y, de paso, abonando ante la opinión pública la idea de que el presidente está tan avergonzado como puede estarlo cualquier ciudadano de a pie. Ángel Víctor Torres ha sabido capear la tormenta y dejarla atrás sin excesivos daños colaterales, por más que el escándalo del clan Fuentes puede costarle un retroceso electoral en Fuerteventura.

Foto: Tito Berni y Pedro Sánchez, en una foto colgada en redes por el político canario.

Las elecciones autonómicas están abiertas, pero menos. El presidente del Gobierno canario tiene todas las papeletas para volver a contar con el grupo parlamentario con más diputados en la Cámara regional. Se sabe que Torres ganará las elecciones, lo que no se sabe es con quiénes gobernará. Los primaverales tropiezos de Alberto Núñez Feijoó han enfriado las expectativas del PP, y saben los populares en las islas que solo tirarán en las urnas si el partido empuja con fortaleza en el resto del país. Si el PP canario no sube de forma más que significativa decae la opción de un acuerdo Coalición Canaria-PP para gobernar en el archipiélago. Si esa quiniela desfallece, Torres juega con dos planes posibles. Uno es asociarse con Coalición Canaria. El otro es repetir con idénticos socios, pero reeditar el cuatripartito actual se le está poniendo cuesta arriba.

Podemos retrocederá por méritos propios y porque en las islas las izquierdas a la izquierda del PSOE no concurrirán de la mano. El debut de Vox en el Parlamento autonómico parece diluirse a raíz de la pájara táctica de Santiago Abascal. La Agrupación Socialista Gomera repetirá por los siglos de los siglos sus tres escaños, y Nueva Canarias perderá algún acta en la Cámara que dibuje el mayo electoral.

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¿Y el PSOE canario? Salvo que queden balas en la recámara del escándalo que se les ha atragantado en esta recta final, todo apunta a que conservarán los diputados que ya tienen o que el retroceso será mínimo. Aunque rebajando en vallas y relatos el cuerpo de las siglas del partido por el desgaste que provocan los episodios nacionales de la coalición de gobierno PSOE-Podemos (hay quienes en las filas socialistas hablan de proyecto, y no de partido, para desplazar las siglas a un segundo o tercer plano) el PSOE sale al ruedo en Canarias como caballo ganador. A los socialistas solo les falta saber si a la vuelta de Semana Santa el mar de los escándalos regresará o no a la costa electoral vomitando otro tsunami de conversaciones grabadas, fotos, contratos amañados o estrellas invitadas al espectáculo audiovisual del mediador.

Los escándalos suelen comportarse de forma similar a los tsunamis, un océano de titulares, fotografías, audios y transcripciones de conversaciones vergonzantes se retira repentinamente de la primerísima línea del mar de la actualidad para, acto seguido, reaparecer y volver a la costa electoral con más fuerza si cabe, arrasando, ya sin contemplaciones, con todo lo que encuentra a su paso. Saben los socialistas canarios —y el PSOE, en general— que la tregua que está dándoles el caso Mediador puede obedecer a que no da más de sí porque no hay más cera que la que ardió. Puede ser. O quizá responda a que Marco Antonio Navarro, solo o en compañía de otros, tenga otra exhibición pirotécnica reservada para inmediatamente después de Semana Santa.

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