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Puigdemont cumple su promesa: hace "mear sangre" a Sánchez
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Alberto Pérez Giménez

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Puigdemont cumple su promesa: hace "mear sangre" a Sánchez

El espectáculo de todo un Gobierno español esperando en una sala de Moncloa a que culminaran las negociaciones con Waterloo para empezar el Consejo de Ministros no lo soñó ni el 'fugado'

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (Alejandro Martínez Vélez/Europa Press)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (Alejandro Martínez Vélez/Europa Press)
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"Puigdemont le hará mear sangre". Esa fue la descriptiva sentencia que el entorno de Junts transmitió el verano de 2023 para dejar claro cuál sería la factura que el fugado se cobraría por los 7 votos que convertirían a Pedro Sánchez en presidente del Gobierno de España. Y a fe que lo está haciendo. El último acto, aplazando in extremis la reunión del Consejo de Ministros y haciendo esperar a todo el Gabinete del Ejecutivo español en una sala de Moncloa mientras se negociaban las exigencias de los independentistas para aprobar un nuevo decreto con medidas sociales, roza la astracanada y deja bien a las claras que Puigdemont tiene más poder que los 23 ministros del Gobierno, y que ellos deben esperar para reunirse en Moncloa a que Sánchez termine de negociar con Waterloo.

Los ministros del Gobierno de España tuvieron que aguardar pacientemente a que terminaran las negociaciones con el presidente de Junts para que se reuniera el Consejo de Ministros y saber en qué consistía concretamente el nuevo decreto, ese que hasta ayer mismo Sánchez y su vicepresidenta Yolanda Díaz se ufanaban en asegurar que no se tocaría y que volvería a aprobarse tal cual -"la protección social no se toca", pregonaba la gallega- hasta que llegó el comandante Puigdemont y mandó parar.

Por obra y gracia de Puigdemont, un decreto que no se podía tocar ni trocear acababa convertido en uno nuevo con las exigencias de Junts: revalorización de pensiones, ayudas al transporte y otras medidas sociales -que tampoco es cuestión de que ERC eche en cara a Junts en Cataluña que los pensionistas catalanes no ven subidas sus pensiones por culpa de Junts-, pero añadiendo la protección a los propietarios con un aval del Estado en el caso de la moratoria de los desahucios en la inquiokupación (que tampoco es cuestión de que los ultras de la Alianza Catalana les coman el terreno por la derecha a los de Puigdemont). El palacete del PNV en París tampoco se toca, que entre nacionalistas no hay que pisarse la manguera.

¿Cómo explicar que el Consejo de Ministros del Gobierno de España y un decreto que afecta a millones de pensionistas, a millones de ciudadanos por las ayudas al transporte, etc, dependa de la voluntad de un político fugado a miles de kilómetros de distancia? Nadie mejor que el presidente del Gobierno para vender como un triunfo de su política y una derrota de las fuerzas de derecha y la extrema derecha lo que no es más que la enésima rectificación -perdón, cambio de opinión- y la penúltima cesión ante el ministro 23 de este Gobierno, el antiguamente molt honorable Carles Puigdemont.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la rueda de prensa. (Europa Press/Gustavo Valiente)

Pero lo mejor estaba por llegar: el presidente del Gobierno, en un último gesto de genuflexión, había aceptado tramitar la cuestión de confianza en el Parlamento que le exige desde hace semanas la formación independentista y que Sánchez, a través de su Grupo y de la presidenta Armengol, había dejado en un limbo de dos semanas para ver si el de Waterloo se conformaba con alguna otra cosa... Pero no: habrá cuestión de confianza, previa modificación mínima en la formulación para sortear las reticencias de los letrados de la Cámara.

Con este nuevo trágala, Sánchez da otra patada a seguir y consigue oxígeno hasta la siguiente prueba que decida exigirle Puigdemont para hacer ver a su electorado en Cataluña que, aunque Illa se siente en la Generalitat, el que marca el paso de la política española sigue siendo él. Desde obligar a los ministros del Gobierno de España a encerrarse en una sala de Moncloa a someter al presidente a una cuestión de confianza en el Congreso. No es de extrañar la desesperación de ERC al ver cómo el PSOE baila al ritmo que marca el expresident...

¿Qué votará Junts en la cuestión de confianza? Se supone que Sánchez no irá al matadero sin tener la seguridad de que Junts le ratificará, pero nadie se fía a estas alturas del de Waterloo. Hasta entonces, además, tendrá el sentido de sus 7 votos como una nueva espada de Damocles sobre la cabeza del presidente y una herramienta más de chantaje. Lo dicho, a Sánchez le está haciendo mear sangre... y lo que queda.

"Puigdemont le hará mear sangre". Esa fue la descriptiva sentencia que el entorno de Junts transmitió el verano de 2023 para dejar claro cuál sería la factura que el fugado se cobraría por los 7 votos que convertirían a Pedro Sánchez en presidente del Gobierno de España. Y a fe que lo está haciendo. El último acto, aplazando in extremis la reunión del Consejo de Ministros y haciendo esperar a todo el Gabinete del Ejecutivo español en una sala de Moncloa mientras se negociaban las exigencias de los independentistas para aprobar un nuevo decreto con medidas sociales, roza la astracanada y deja bien a las claras que Puigdemont tiene más poder que los 23 ministros del Gobierno, y que ellos deben esperar para reunirse en Moncloa a que Sánchez termine de negociar con Waterloo.

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