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Dónde come McCoy | Bacira, un lugar para iniciados en el corazón de Chamberí
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Alberto Artero

Dónde come McCoy

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Dónde come McCoy | Bacira, un lugar para iniciados en el corazón de Chamberí

Sito en un acogedor local cerca de la plaza de Iglesia, su cocina fusión huye de los tópicos propios de tal nombre para centrarse en una propuesta que mezcla solidez y atrevimiento

Foto: Ilustración: Rocío Márquez.
Ilustración: Rocío Márquez.
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Bacira es un sitio extraordinario, probablemente de lo mejorcito de Madrid en relación calidad-precio y bastante fuera de circuito, un plus a su favor. Hay demasiados garitos en esta ciudad como para hablar siempre de los mismos.

Sito en un acogedor local cerca de la plaza de Iglesia, en pleno corazón de Chamberí, su cocina fusión huye de los tópicos propios de tal nombre para centrarse en una propuesta culinaria que sabe mezclar solidez y atrevimiento. No deja indiferente. Un eclecticismo que no afecta solo a las viandas, sino que se manifiesta también en el perfil de la clientela: uno puede encontrarse en él desde los más veteranos del barrio a parejas amarteladas en busca de tranquilidad.

Todo tiene cabida en este restaurante.

Foto: Ilustración: Rocío Márquez.

Lo hemos visitado dos veces en los últimos meses y en ambas ocasiones nos hemos puesto en manos del jefe de sala. Es verdad que, la segunda, el ansia por no repetir platos restringió bastante el abanico, empeorando la experiencia. Pero, dando carta libre, es un sitio para disfrutar hasta llorar del placer gastronómico.

En nuestra primera comida, espectacular la sardina ahumada con ajoblanco de coco, higo, uvas y PX; brutal el tiradito de dorada con vieira y salsa huancana; para tomar 2.000 el 'nigiri' de anguila flambeada con 'foie'; ricas las alcachofas con vieira sobre jugo de carne (repetimos vieira por fallo nuestro, esto fue lo único que pedimos expresamente); para tomar 5.000 el 'nigiri' de salmón con mayonesa de chimichurri; original el de anchoa con aguacate y pico de gallo; y 'last, but ni mucho menos least', las albóndigas guisadas de rabo de toro con puré especiado de patata, de mucho, mucho fundamento.

Como remate final, su versión del helado Drácula que es absolutamente bestial en presentación y ejecución. ¡El sabor es idéntico! Nos quitamos 35 años de encima del tirón. Alucinante.

Esta misma semana, arrancamos con un mus casero de garbanzos acompañado con pan de gambas, como aperitivo; seguimos con la ensaladilla de ají amarillo con carpaccio de gamba blanca y huevas de pez volador, buena sin más; contundente el salmorejo de tomates asados con pipas de calabaza, atún y migas de jamón; continuamos con el tiradito de gamba blanca al ajillo con aceite de sus cabezas, 'really worth it'; tomamos el 'nigiri' de lubina acevichado, que nos encantó; y cerramos con la carrillera de ternera con curri verde, a la que no le cogimos el punto. Esta vez, no llegamos al postre.

Aunque no nos decantamos por ninguno, nunca mejor dicho, su carta de vinos contiene referencias interesantes y originales, con una buena selección de 'magnum' para los más aficionados. Nos queda como asignatura pendiente. Buen servicio de sala, sin nada especial que reseñar.

En pleno corazón de Chamberí, su cocina fusión huye del tópico para centrarse en una propuesta culinaria que sabe mezclar solidez y atrevimiento

Si Bacira está fuera de su radar, métanlo sin dudarlo. Es, al menos para mí, un 'must' en la capital. Pueden concluir de este post que se trata de un sitio desigual en su oferta. Ni mucho menos. Es verdad que el primer viaje fue estratosférico y el segundo transcurrió a altura más razonable, pero fuimos nosotros, con nuestra exigencia, los que hicimos que así sucediera. Entren en su cabina, abróchense los cinturones y déjense llevar. Se lo pasarán en grande.

La semana que viene más y, seguro, mejor.

Bacira es un sitio extraordinario, probablemente de lo mejorcito de Madrid en relación calidad-precio y bastante fuera de circuito, un plus a su favor. Hay demasiados garitos en esta ciudad como para hablar siempre de los mismos.

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