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Susana Díaz se prepara para elecciones en otoño
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Javier Caraballo

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Susana Díaz se prepara para elecciones en otoño

Quienes propagan la noticia no son los portavoces del PSOE andaluz sino los cuadros medios de la Administración, que ya han recibido la orden interna de paralizar todos los cambios

Foto: Susana Díaz, en el pleno del Parlamento andaluz. (EFE)
Susana Díaz, en el pleno del Parlamento andaluz. (EFE)

“Habrá elecciones en noviembre”. Susana Díaz ya lo tiene decidido y quienes propagan la noticia no son los portavoces del PSOE andaluz sino los cuadros medios de la Administración andaluza, que ya han recibido la orden interna de paralizar todos los cambios y proyectos internos que iban a ponerse en marcha porque en noviembre próximo habrá elecciones andaluzas. Se trata, además, de una decisión política que la presidenta de la Junta de Andalucía podrá adoptar con todos los indicadores políticos y sociales a favor, el mejor entorno posible para garantizarse que, de nuevo, el Partido Socialista ganará las elecciones en Andalucía y sumará cuatro años más a su larga hegemonía en esta comunidad; la que se inicie a final de año será la legislatura undécima del Parlamento de Andalucía, en todas ha gobernado el PSOE, desde la primera de mayo de 1982, y en todas ha ganado las elecciones, salvo en una ocasión, en marzo de 2012, cuando las ganó el Partido Popular pero siguió gobernando el Partido Socialista gracias a un pacto de gobierno con Izquierda Unida.

La posibilidad de que la presidenta de la Junta de Andalucía adelante las elecciones andaluzas es una hipótesis que se viene barajando desde hace tiempo y que ahora se ve confirmada con esa orden interna que ya ha comenzado a propagarse por la extensa red burocrática de la Administración andaluza. Hasta el momento, el único discurso que se le puede oír a Susana Díaz y a su corte de espartanos en el PSOE andaluz es que el deseo de la presidenta de la Junta de Andalucía es el de agotar la legislatura, pero eso es exactamente lo mismo que decía en enero de 2015 y acabó adelantándolas a marzo, un año antes de que expirase la legislatura y con un Presupuesto recién aprobado con Izquierda Unida, con quien gobernaba en ese momento.

El único discurso que se le puede oír a Susana Díaz es el deseo de agotar la legislatura, pero eso es exactamente lo mismo que decía en 2015

En esta ocasión, cuenta a su favor que un adelanto electoral de solo tres meses y medio (la legislatura actual expira en marzo de 2019) no tiene apenas relevancia y, además, puede evitarle algunos problemas a las aspiraciones socialistas de seguir gobernando sin alteraciones. A la vuelta de las vacaciones, en septiembre próximo, Susana Díaz puede, perfectamente, amagar con las dificultades que le pone Ciudadanos para respaldar otra vez sus Presupuestos, por la inminencia de un nuevo ciclo electoral. Con ese pretexto, se crea el ambiente político propicio para adelantar elecciones y celebrarlas a mitad de noviembre, o a finales de ese mes, con la justificación de que debe ser un nuevo Gobierno el que afronte con fuerza la siguiente legislatura con un "Presupuesto propio que confirme la salida definitiva de la crisis". Algo así se dirá. Pero no serán esas las razones, obviamente.

Lo fundamental del adelanto electoral en la Junta de Andalucía es que, analizando las perspectivas desde este momento hasta marzo del año que viene, es posible que noviembre sea el mejor mes políticamente para los intereses de Susana Díaz. En primer lugar, el juicio del fraude de los ERE. La agenda judicial señala que las sesiones de la vista oral de la ‘rama política’, que es la que está actualmente sentada en el banquillo, se prolongarán hasta ese mismo mes de noviembre y que la sentencia no estará antes de diciembre o enero de 2019, en la mejor de las previsiones. Entre los 22 altos cargos de la Administración socialista que están procesados por esta pieza de los ERE habrá, con seguridad, muchas absoluciones, pero también habrá condenas y, como ha ocurrido en otras sentencias y autos, sobre todo el del Tribunal Supremo en 2015, no sería extraño que los jueces incluyan una severa amonestación a la forma de gobernar del Partido Socialista que ha propiciado estas corruptelas. Susana Díaz no está implicada en ninguno de los casos de corrupción de la Junta de Andalucía, pero es quien representa ahora la hegemonía socialista, de la que participa activamente desde hace 20 años: desde 1999 hasta ahora, no ha dejado de tener un cargo público.

Lo fundamental del adelanto electoral es que, analizando las perspectivas hasta marzo del año que viene, es posible que noviembre sea el mejor mes políticamente para los intereses de Susana

El panorama político español, desde el inicio de la crisis, no le garantiza al bipartidismo clásico la estabilidad de los años precedentes, con lo que no conviene arriesgar con un revés judicial que pueda espolear a otras fuerzas políticas. Hasta ahora, las cuatro o cinco encuestas que se han publicado en Andalucía desde diciembre pasado lo que señalan —todas ellas— es que el PSOE no tendrá problemas para repetir como primera fuerza política, aunque algunas de ellas le ofrecen un serio retroceso. Una de las últimas, del llamado Observatorio de Ciudadanía y Gobernanza, le pronosticaba un descenso de hasta siete diputados, lo que situaría al PSOE ante el peor resultado electoral en Andalucía y a 15 escaños de la mayoría absoluta. ¿Podría seguir gobernando, aun en esas circunstancias, con Ciudadanos? Es posible, sí, pero con una sentencia condenatoria de los ERE de por medio también esa negociación se complicaría. Además, al PSOE no se le debe pasar por alto que, tras 40 años de gobierno ininterrumpido, un ascenso fulgurante del centro derecha en Andalucía, con PP y Ciudadanos, puede arrebatarle la mayoría en la Cámara.

En mayo próximo se va a cumplir un año desde la derrota más severa e inesperada en la carrera política de Susana Díaz, el varapalo de las primarias del PSOE frente a Pedro Sánchez. En el tiempo transcurrido, Susana Díaz desapareció un tiempo, noqueada, pero pronto comenzó a despegar de nuevo. En la actualidad, la imagen que proyecta Susana Díaz allí donde acude es la de una superviviente encallada de la política que ya se ha sacudido, como polvo de las solapas, el batacazo del año pasado y está dispuesta a volver al mismo podio de expectativas en el que estaba. Para eso, nada mejor que adelantarse en el ciclo electoral que se avecina en 2019, con elecciones municipales, autonómicas, europeas y generales, asegurarse otro mandato más al frente de la Junta de Andalucía. Desde ese sillón, sentarse a esperar tranquila a ver cómo transcurren las cosas en su partido durante ese tiempo, cuando ella ya haya demostrado eso que tanto repite, que “en Andalucía, el PSOE sí gana las elecciones”.

“Habrá elecciones en noviembre”. Susana Díaz ya lo tiene decidido y quienes propagan la noticia no son los portavoces del PSOE andaluz sino los cuadros medios de la Administración andaluza, que ya han recibido la orden interna de paralizar todos los cambios y proyectos internos que iban a ponerse en marcha porque en noviembre próximo habrá elecciones andaluzas. Se trata, además, de una decisión política que la presidenta de la Junta de Andalucía podrá adoptar con todos los indicadores políticos y sociales a favor, el mejor entorno posible para garantizarse que, de nuevo, el Partido Socialista ganará las elecciones en Andalucía y sumará cuatro años más a su larga hegemonía en esta comunidad; la que se inicie a final de año será la legislatura undécima del Parlamento de Andalucía, en todas ha gobernado el PSOE, desde la primera de mayo de 1982, y en todas ha ganado las elecciones, salvo en una ocasión, en marzo de 2012, cuando las ganó el Partido Popular pero siguió gobernando el Partido Socialista gracias a un pacto de gobierno con Izquierda Unida.

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