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El bueno de Manolo Chaves
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Javier Caraballo

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El bueno de Manolo Chaves

En los casi 20 años que estuvo de presidente de la Junta de Andalucía, ganando siempre por goleada a la oposición, la expresión 'el bueno de Manolo' se convirtió en un escudo

Foto: El expresidente de Andalucía Manuel Chaves. (EFE)
El expresidente de Andalucía Manuel Chaves. (EFE)

Manuel Chaves​ ha sido el político en activo más longevo del PSOE, el que más años ha estado en primera línea, porque solo él atesora la preciada cualidad del buenismo. Sin cambiar el significado académico que se le ha dado al término, podemos precisar ahora que el buenismo existe como actitud, pero también como cualidad cuando afecta a una persona: "Dícese de quien consigue que la sociedad rebaje la gravedad de sus acciones, las analice con benevolencia y actúe ante ellas con excesiva tolerancia". Haga lo que haga, nadie se fija en Chaves como responsable porque no es creíble. Sencillamente, no puede ser; "Manolo no ha podido ser".

Es una virtud extraordinaria para un político, sobre todo en estos tiempos que corren, tan proclives a que la sospecha se convierta en prueba, la prueba en sentencia y la sentencia en condena de ostracismo, desprecio y olvido. Para un gestor de dinero público, la cualidad del buenismo es muchísimo más relevante que la presunción de inocencia de la que son merecedores todos los mortales en un Estado de derecho. Como manto de inmunidad, alcanza hasta donde jamás podrá llegar ninguna otra cualidad de un gobernante; ni siquiera los dictadores pueden conseguir con el miedo la infalibilidad que se alcanza con el buenismo.

Chaves dice que no conocía cómo se daban ayudas y que confiaba en su equipo de gobierno

En los casi 20 años que estuvo de presidente de la Junta de Andalucía, ganando siempre por goleada a la oposición, la expresión 'el bueno de Manolo' se convirtió en un escudo, una fortaleza, que lo aislaba de todo. No solo socialmente, sino, sobre todo, en todos los ámbitos de poder de esta comunidad, ya fueran empresariales, vecinales, universitarios o sindicales. También los periodísticos. Puede entenderse, por tanto, que ante una unanimidad como esa, cualquier crítica al gobernante se convirtiera en una intolerable osadía. Casi una grosería. En sus años de presidente autonómico fue siempre así, y todavía le dura la protección.

La censura al gestor solo podía interpretarse como una infamia, una puñalada trapera a un hombre bueno. ¿Era esa la máxima expresión de una anomalía democrática, provocada por el comportamiento de régimen de los socialistas en Andalucía? Desde luego, la dependencia de todos esos sectores citados, desde los empresariales hasta los vecinales, se hacía evidente en cada reparto presupuestario de subvenciones y ayudas, pero era mucho más que eso.

Foto: El expresidente de Andalucía, Manuel Chaves. (EFE)

Manolo Chaves se ganó esa cualidad de buenismo porque, además de todo lo evidente, sus continuas torpezas y equivocaciones al hablar lo convirtieron en un personaje entrañable. La 'Andazulía' que lo hizo famoso en los guiñoles era solo la caricatura de una secuencia real, casi diaria, que todavía se recuerda y que llegó incluso a recopilarse. Citas memorables como cuando inauguró un campeonato de 'Espí Alquino' o cuando se dirigió en el Parlamento a un político de la oposición con el saludo efusivo de “muchas gracias, señor Tararí", en vez de Matarí.

Cuando Chaves fue a declarar al Tribunal Supremo, hizo una ronda de entrevistas y comparecencias y, en todas, afirmaba que su Gobierno "no ha creado una trama para delincuir". Wyoming recopiló todas aquellas intervenciones y concluyó que "un político que dice 'delincuir' no pudo llevarse dinero de la Junta de Andalucía; ni siquiera de 'Cifras y Letras".

Esa broma es la que acaba dulcificando la imagen hasta convertirse en coartada universal. 'El bueno de Manolo' era el sujeto con el que comenzaba la respuesta a toda pregunta, a toda sospecha, a toda duda. Aunque el escándalo por el que se le cuestionaba afectara al partido que dirigía o al Gobierno que presidía. ¿Quién es capaz de recordar hoy que, con un Gobierno presidido por Manuel Chaves, la policía detuvo a un intermediario con un maletín lleno de dinero, procedente de las comisiones ilegales que se cobraban por la concesión de obras públicas?

Pues eso ocurrió con Chaves de presidente, en pleno apogeo de infraestructuras por la Exposición Universal de 1992. Y no ocurrió nada; no solo no alteró las victorias electorales del PSOE, sino que el propio juicio se anuló entero porque se declararon ilegales las escuchas telefónicas de la policía. La prueba más flagrante encontrada nunca en un caso de corrupción, 22 millones de pesetas de la época recién cobrados de una constructora, se desvaneció como si hubiera sido un espejismo.

Esa broma es la que acaba dulcificando la imagen hasta ser coartada universal. 'El bueno de Manolo…'

Ahora, al ver a Chaves sentado en el banquillo de los acusados, la aureola del 'bueno de Manolo' vuelve a cubrirlo como un manto, algo que no ocurre con el resto de imputados. Tanto es así que si existe alguna impresión generalizada entre juristas desde que se inició el caso, es que si alguien puede quedar exonerado de toda responsabilidad en el caso de los ERE es, precisamente, Manuel Chaves.

Por muchas evidencias que existan de que, como presidente que era, estaba al corriente de ese sistema opaco para conceder discrecionalmente las ayudas millonarias, hasta 800 millones de euros, de los fondos de Empleo, sin otro criterio que el interés personal o el interés del partido que siempre ha gobernado en esta comunidad.

Como esa última denuncia del Partido Popular, personado en el proceso como acusación particular: el gobierno andaluz concedió una ayuda de 3,6 millones de euros del 'fondo de reptiles' a la sociedad familiar de un buen amigo de Chaves, el empresario que cada verano le cede su chalé en la playa para que pase las vacaciones. Pero como ha declarado en el juicio, él era el presidente de la Junta de Andalucía y, como tal, conocía que se daban ayudas para "las grandes crisis", pero ni sabía cómo se daban ni, por supuesto, a quién. Su amigo de la playa debió ser una de esas grandes crisis. En el bueno de Manolo no cabe esperar otra interpretación.

Manuel Chaves​ ha sido el político en activo más longevo del PSOE, el que más años ha estado en primera línea, porque solo él atesora la preciada cualidad del buenismo. Sin cambiar el significado académico que se le ha dado al término, podemos precisar ahora que el buenismo existe como actitud, pero también como cualidad cuando afecta a una persona: "Dícese de quien consigue que la sociedad rebaje la gravedad de sus acciones, las analice con benevolencia y actúe ante ellas con excesiva tolerancia". Haga lo que haga, nadie se fija en Chaves como responsable porque no es creíble. Sencillamente, no puede ser; "Manolo no ha podido ser".

Caso ERE Manuel Chaves