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El Papa se equivoca con España
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Javier Caraballo

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El Papa se equivoca con España

El Papa dice cosas de España que no se atrevería a decirle a ningún otro país del mundo. Pero es una cuestión de respeto

Foto: El papa Francisco visita los Emiratos Árabes Unidos. (EFE)
El papa Francisco visita los Emiratos Árabes Unidos. (EFE)

Le han preguntado al papa Francisco que cuándo piensa visitar España y el Pontífice ha contestado con una patada al tiesto, cosa impropia en la meticulosa diplomacia vaticana. “¿Viajar a España? Primero tienen que ponerse de acuerdo ustedes”, ha dicho. El Papa, en ese momento, viajaba en el avión hacia los Emiratos Árabes y cuando una periodista de Radio Nacional de España ha vuelto a preguntarle, no ha matizado ni aclarado nada más, con lo cual solo podemos especular sobre los motivos que le han llevado a una extravagancia así, una desconsideración que, en cualquiera de los casos, no se merece España por su importancia histórica, con independencia de cuáles sean las circunstancias a las que se refiere Bergoglio.

No deben existir en el mundo muchos países que hayan apoyado más que España la jerarquía eclesiástica a lo largo de siglos y siglos, y, desde luego, ningún otro país ha contribuido a la evangelización de los pueblos como lo hizo España, tras el Descubrimiento de América. Como en el refrán, tanta cercanía, tanta amistad, acaba malentendiéndose; donde hay confianza, da asco. Por eso mismo, el papa Francisco habla así de España y dice cosas de España que no se atrevería a decirle a ningún otro país del mundo. Pero es una cuestión de respeto.

¿A qué se refiere el Papa cuando dice eso de que antes de viajar a España “tienen ustedes que ponerse de acuerdo”?

De todas formas, ¿a qué se refiere el Papa cuando dice eso de que antes de viajar a España “tienen ustedes que ponerse de acuerdo”? Expresado así, podría parecer que los viajes del Papa se hacen por petición popular, como si fueran los feligreses los que rellenan unas cuartillas con su nombre y su DNI tras la misa de 12 del domingo. O que el Santo Padre no pone un pie en un país si, previamente, no se le ofrecen suficientes muestras de efusividad por su visita, manifestaciones multitudinarias implorando su llegada. ¡'Totus Tuus'! Evidentemente, no es así.

Foto: El papa Francisco saluda al príncipe heredero Mohamed bin Zayed Al Nahyan en Abu Dabi. (Reuters) Opinión

De hecho, cuando el papa Francisco hablaba con esa displicencia de España se dirigía en avión a los Emiratos Árabes, donde no es que no haya unanimidad, sino que lo que hay es discriminación de los cristianos, aunque se trate de uno de los países más avanzados de la zona en libertad religiosa. En el país vecino, en Arabia Saudí, caminar por la calle con un crucifijo puede conducirte a la cárcel o directamente a la otra vida. El Papa, obviamente, no acude a esos países porque no existan problemas sino, precisamente, porque su sola visita puede contribuir a que las discrepancias vayan desapareciendo. De hecho, en el mundo que vivimos de intransigencia religiosa y fanatismo islamista, son muy necesarios esos acuerdos de fraternidad entre la Iglesia católica y el islam; la imagen del papa Francisco besándose con el gran imán de Al-Azhar de los Emiratos Árabes es un pasos decisivo y obligado porque “no hay alternativa: o construimos el futuro juntos o no habrá futuro”, como dijo el propio Bergoglio.

La enseñanza del Vaticano es clara: donde hay conflictos, debemos afrontarlos con determinación. ¿Por qué no actuar de la misma forma en España?

Evidentemente, nada tiene que ver lo anterior con las disputas que, a juicio del Papa, puedan existir en España, pero la enseñanza del Vaticano, de este Vaticano de Francisco, es clara: donde hay conflictos, debemos afrontarlos con valentía y determinación. ¿Por qué no actuar de la misma forma en España, en el caso de que hubiera problemas? Imaginemos que, al decir lo que ha dicho, el Papa a lo que se refiere es al brote independentista de Cataluña y a la posición de algunos de sus prelados allí. Si ese fuera el motivo, la visita no solo estaría justificada sino que los españoles llevamos muchos años esperando a que la Iglesia nos dé explicaciones de la miserable actuación de algunos de sus obispos cuando se han plegado al independentismo, cuando lo han arropado y apoyado, incluso cuando mataban como en el País Vasco. Esa explicación no llegó con ETA y tampoco ha llegado con la inexplicable actuación en Cataluña, cuando se ha querido romper el orden constitucional y lo han justificado desde el altar. Eso que dijo el obispo de Solsona en uno de sus sermones: “Somos una nación que tiene derecho a decidir cuál es nuestro futuro. Por tanto, no os confundáis sobre esta cuestión: será todo lo legal que queráis, pero los cristianos no nos guiamos ni tenemos criterios en función de leyes positivas, sino de lo que es justo, verdad y digno”. ¿Qué es eso de que la Iglesia anime a no respetar las leyes en un país democrático?

Foto: El estadounidense Greg Burke y la española Paloma García Ovejero con el papa Francisco. (EFE)

Si no es esa la razón, si las disputas españolas que tanto molestan al papa Francisco se refieren al Gobierno socialista y a su empeño por exhumar el cadáver de Franco del Valle de los Caídos, todavía se entiende menos el recelo del Vaticano. Porque se trata de una iniciativa del Gobierno frente a la que la Iglesia, en todo caso, lo único que tiene que hacer es defender su posición, en las mesas de negociación o ante los tribunales, porque para eso este es un país libre que se rige por leyes y normas establecidas. Y por encima de todo eso, a ver qué tiene que ver la devoción que en España se le profesa al papa Francisco con la actuación de un Gobierno, como si fueran todos los cristianos españoles los que han decidido que había que sacar al dictador de su tumba en la Basílica de la Santa Cruz. No, definitivamente, no puede ser esa la razón por la que Bergoglio le esté dando la espalda a España y no quiera visitarla, a pesar de que ya ha estado en medio mundo; entre otros países, los tres vecinos de España: Francia, Portugal y Marruecos, próximamente.

Si las disputas que tanto le molestan se refieren al Gobierno y a su empeño por exhumar el cadáver de Franco, se entiende menos el recelo del Vaticano

Algunos expertos vaticanistas sostienen, por ello, que las razones que alejan al papa Francisco de España son internas, de la propia Iglesia, porque no consigue entenderse con la jerarquía eclesiástica española ni que esta le obedezca en su determinación de implantar en la Iglesia católica un nuevo estilo y una nueva era. ¿Puede ser eso, las diferencias del papa Francisco con quienes lo representan en España dentro de la Iglesia? Si es eso, desde luego, sería el motivo más inexplicable de todos y el que mostraría el carácter pusilánime de Francisco Bergoglio, incapaz de imponerse ante los suyos, frente a los que acaba claudicando, como demostraría esa decisión de no visitar España hasta que consiga dominar toda la jerarquía. Además, como bien sabrá el Santo Padre, no está bien eso de hacer pagar a justos por pecadores…

Le han preguntado al papa Francisco que cuándo piensa visitar España y el Pontífice ha contestado con una patada al tiesto, cosa impropia en la meticulosa diplomacia vaticana. “¿Viajar a España? Primero tienen que ponerse de acuerdo ustedes”, ha dicho. El Papa, en ese momento, viajaba en el avión hacia los Emiratos Árabes y cuando una periodista de Radio Nacional de España ha vuelto a preguntarle, no ha matizado ni aclarado nada más, con lo cual solo podemos especular sobre los motivos que le han llevado a una extravagancia así, una desconsideración que, en cualquiera de los casos, no se merece España por su importancia histórica, con independencia de cuáles sean las circunstancias a las que se refiere Bergoglio.

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