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El autoengaño del socialismo andaluz
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Javier Caraballo

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El autoengaño del socialismo andaluz

Lo más importante de un partido político es el análisis pormenorizado de las urnas, que es, precisamente, lo que no ha hecho el PSOE de Andalucía desde noviembre de 2018, cuando perdió su hegemonía de cuatro décadas

Foto: El líder socialista en Andalucía, Juan Espadas. (EFE/Julio Muñoz)
El líder socialista en Andalucía, Juan Espadas. (EFE/Julio Muñoz)
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Hace cuatro años, tras las elecciones autonómicas en las que el PSOE andaluz ganó en las urnas, pero perdió el gobierno, Susana Díaz, que era la presidenta saliente de la Junta de Andalucía, dejó para la posteridad un análisis político tan sesgado de lo que le había ocurrido a ella y a su partido que, en las redes sociales, se propagó rápidamente como una pieza de humor.

Foto: Juan Espadas abraza a Susana Díaz en un acto de partido, hace unos meses. (EFE/Julio Muñoz)

Lo que dijo la expresidenta andaluza fue que “si no se computan los votos de la extrema derecha, la realidad es que las elecciones las ha ganado la izquierda”. Rápidamente, se multiplicaron los comentarios jocosos, algunos tan ingeniosos como el que le contestó: “Si no se computa la hamburguesa, las patatas fritas y la cocacola, podemos afirmar que hoy he comido ensalada”. Cuando se le dan vueltas a cuándo comienzan a ganarse o a perderse unas elecciones, todos deberían recordar el dislate de Susana Díaz como anécdota divertida para entender que lo más importante de un partido político es el análisis pormenorizado de las urnas, que es, precisamente, lo que no ha hecho el PSOE de Andalucía desde noviembre de 2018, cuando perdió su hegemonía de cuatro décadas.

Ese tipo de falsas interpretaciones de un resultado electoral, que adoptan la forma de excusas antes que de análisis políticos, siempre conducen a otra derrota, salvo contadas excepciones en las que es el partido rival quien facilita la alternancia por sus propios errores. En el caso de los socialistas andaluces, lo primero que deberían analizar es cuándo comienza, realmente, el desgaste de sus siglas en Andalucía, en qué lugares se produce y cuáles pueden ser los motivos de esa desconfianza progresiva. En estos días se ha repetido mucho, en numerosos reportajes, pero no logran enterarse.

Foto: Alberto Núñez Feijóo, junto a Juanma Moreno, en un mitin. (EFE/Julio Muñoz)
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La realidad incontrovertible del PSOE de Andalucía, que es desde donde hay que comenzar a analizar lo sucedido, es que en los últimos quince años está sometido a una sangría de votos demoledora que le ha hecho perder en las elecciones andaluzas casi un millón y medio de votos. Por hacernos una idea de lo que significa esa cifra, sólo tenemos que pensar que el PP ha ganado estas elecciones andaluzas por mayoría absoluta con 1.582.412 votos. En el año 2008, que fue el último en el que el PSOE presentó a Manuel Chaves como candidato a la Junta de Andalucía, el PSOE superó los dos millones de votos (2.178.296) y en las pasadas elecciones del 19 de junio, ni siquiera ha alcanzado la ‘barrera psicológica’ del millón de votos (883.707).

La sociedad andaluza ha ido girando hacia el centro derecha ‘empujada’ por circunstancias objetivas

Todos los sociólogos y los politólogos coinciden en que lo que ha sucedido en este tiempo es que, sin que el PSOE le pusiera remedio alguno, la sociedad andaluza ha ido girando levemente hacia el centro derecha ‘empujada’ por algunas circunstancias objetivas como la crisis económica, que comenzó con el Gobierno de Rodríguez Zapatero y casi destruye al PSOE por su mala gestión; continuó con la proliferación de escándalos de corrupción de los gobiernos socialistas; y se acentuó con el independentismo catalán. Estas circunstancias objetivas hay que unirlas, además, al hecho, igualmente objetivo, de que el crecimiento del centro derecha, e incluso de la extrema derecha, en Andalucía se ha producido en los pueblos y en los barrios más pobres, que son ‘teóricamente’, donde la izquierda espera siempre obtener mejores resultados.

Pues bien, nada de lo anterior está en el discurso socialista que sigue siendo idéntico al de antes de las elecciones, sin variar una coma pese a los resultados. Un buen ejemplo es el portavoz de la Ejecutiva Federal del PSOE, el jiennense Felipe Sicilia, que antes y después de las urnas, como un autómata, sigue repitiendo lo mismo: “Los andaluces deben saber que la única fuerza política que es capaz de defender sus intereses, de salvaguardar sus derechos y libertades y cuidar los servicios públicos, es el Partido Socialista”. Punto.

Foto: Juanma Moreno se impone en Andalucía con contundencia. (EFE/Carlos Díaz) Opinión
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Juan Espadas es el menos responsable de la derrota del PSOE en estas elecciones, porque de lo único que podría culpársele es de haber aceptado, con un año de antelación, sustituir a Susana Díaz por mandato de Pedro Sánchez y afrontar una campaña electoral sin conocimiento profundo ni de la política andaluza de esta legislatura ni de su propio partido, que todavía no domina, aunque sea el secretario general del PSOE-A. De lo que sí es responsable Espadas es de todo lo que acontezca a partir de ahora, comenzando por el análisis de las elecciones andaluzas. Con la salvedad de que internamente mantenga un discurso distinto, que es algo que no suele suceder, el análisis público de Juan Espadas pertenece al grupo de las excusas y las justificaciones. Asegura, por ejemplo, que su idea es iniciar la reconquista de la Junta de Andalucía y recuperar a los votantes de su partido “sin mirar atrás”.

El líder de los socialistas andaluces sigue insistiendo en que “el voto progresista se ha quedado en casa”

Ese es el primer error, porque, efectivamente, lo urgente es mirar atrás, muy atrás, y analizar las causas del declive. Pero es que tampoco acierta en el presente. En su “análisis serio y riguroso” del pésimo resultado del PSOE, el líder de los socialistas andaluces sigue insistiendo en que “el voto progresista se ha quedado en casa”, que es una interpretación cegata de unas elecciones en las que muchos de esos votantes han optado por el centro moderado del presidente del PP, Juanma Moreno, de la misma forma que durante años estuvieron apoyando al PSOE de Manuel Chaves. Ninguna conclusión sobre lo ocurrido en estas elecciones puede ser válida si el análisis prescinde de la nueva mayoría social que se ha aglutinado en torno al líder del PP y que está al margen de lo que pueda ocurrir en las elecciones municipales y generales próximas. Giro a la derecha de la sociedad andaluza y la aparición de un nuevo liderazgo en Andalucía, el de Juanma Moreno. Si no se computan esas dos variables, estamos en el chiste de la hamburguesa de Susana Díaz. Autoengaño. No más.

Hace cuatro años, tras las elecciones autonómicas en las que el PSOE andaluz ganó en las urnas, pero perdió el gobierno, Susana Díaz, que era la presidenta saliente de la Junta de Andalucía, dejó para la posteridad un análisis político tan sesgado de lo que le había ocurrido a ella y a su partido que, en las redes sociales, se propagó rápidamente como una pieza de humor.

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