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Pilar Gómez

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Aznar no ha vuelto... y lo sabes

La confabulación de las nuevas 'muñecas asesinas' encarnadas en Ayuso y Cayetana no existe. El expresidente ve en ellas el sucesor que no tuvo, pero no hay nada más

Foto: Isabel Díaz Ayuso, en el congreso del PP en Andalucía. (EFE/Miguel Ángel Molina)
Isabel Díaz Ayuso, en el congreso del PP en Andalucía. (EFE/Miguel Ángel Molina)

El hecho de que Isabel Díaz Ayuso y Cayetana Álvarez de Toledo anden estos días mimetizadas en su crítica al secretario general y en general al partido ha provocado que algunos ya estén anunciando la secuela del aznarismo, esta vez con nombres de mujer. Que el expresidente ve en ambas al sucesor que siempre hubiera querido tener no se le escapa a nadie, pero a él le tocó Rajoy y a Rajoy le tocó Casado y, como dice el refrán, “nunca llueve a gusto de todos”, incluido el hoy rejuvenecido Núñez Feijóo.

La confabulación de las nuevas 'muñecas asesinas', con permiso de Federico Jiménez Losantos (tiene registrado el apodo para Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal), no existe. Ambas se consideran las defensoras de la 'esencia' del PP. Ese frasquito ideológico que nunca encanta a los suficientes como para llevar el partido a la Moncloa. Los principios se tienen que bañar en un poco de 'pachuli' en la derecha y la izquierda. Así de inteligente y tirano es el electorado. “Ella siempre ha representado los valores del PP”, dice una de la otra y otra de la una. En esto de la democracia los valores son votos y mientras a Ayuso le sobran, Cayetana ostenta el peor resultado del PP en Cataluña en unas generales.

Foto: El líder del Partido Popular, Pablo Casado. (EFE/Emilio Naranjo) Opinión
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Aznar coquetea con los titulares y de acto en acto se descuelga con un elogio a Ayuso o un pellizco a Casado por aquello del qué dirán, pero no está tras ninguna operación de desestabilización del partido. Que come con unas y con otros, que su jefe de gabinete está haciendo con Ayuso la misma estrategia que le catapultó de la Junta de Castilla y León a la Moncloa, que le encanta que se añoren sus formas y fondo… Sí, sí y sí, pero nada más. Ni siquiera en la Puerta del Sol están en esto de la pinza. Cayetana podría ser un gran activo para sumar al 'ayusismo', pero en el equipo de la presidenta no está previsto el fichaje. Quizá porque, aunque nadie le discute el talento a Cayetana, tampoco se duda de su carácter digamos que 'individualista'.

El nerviosismo viene por que los que mueven el trono de Casado con sus declaraciones son los mismos que en su día le llevaron hasta él. Madrid fue una plaza clave para que los 'chiquilicuatres' tomasen el poder y ahora es allí donde se les disputa la autoridad. Como en todas las grandes guerras, el desencadenante no está en sesudos planteamientos sino más bien en pequeñas vilezas humanas. Aquí se habló de la 'operación cremas' y hemos acabado con la sombra de Aznar, y lo cierto es que hay más de lo primero que de lo segundo. No con base en los hechos sino en los dichos. Como en las tragedias griegas, los hombres se dejan llevar por los efluvios de Baco y desvelan el punto mortal de los héroes desatando la ira de los dioses.

El expresidente podría estar apadrinando una nueva corriente en el partido para recuperar a los desencantados que se fueron deslumbrados por Abascal montando a caballo, o para que por primera vez una mujer llegase a la presidencia de España sin que se nos ofendan Yolanda Díaz e Iván Redondo o para dar la razón a todos aquellos que usan como argumento contra el PP de Casado la corrupción o la guerra de Irak. Pero no, Aznar no ha vuelto y… lo sabes.

El hecho de que Isabel Díaz Ayuso y Cayetana Álvarez de Toledo anden estos días mimetizadas en su crítica al secretario general y en general al partido ha provocado que algunos ya estén anunciando la secuela del aznarismo, esta vez con nombres de mujer. Que el expresidente ve en ambas al sucesor que siempre hubiera querido tener no se le escapa a nadie, pero a él le tocó Rajoy y a Rajoy le tocó Casado y, como dice el refrán, “nunca llueve a gusto de todos”, incluido el hoy rejuvenecido Núñez Feijóo.

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