Es noticia
El secreto que dinamitó la verdadera renovación del CGPJ
  1. España
  2. Maten al mensajero
Pilar Gómez

Maten al mensajero

Por

El secreto que dinamitó la verdadera renovación del CGPJ

Moncloa desvela documentos firmados con el PP pero estaría bien que nos contasen lo que pasó en 2018 con Marchena y las llamadas del presidente del Gobierno

Foto: Garzón llega al TS para declarar ante el magistrado Manuel Marchena en 2011. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
Garzón llega al TS para declarar ante el magistrado Manuel Marchena en 2011. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

La coartada es clave cuando se intenta ocultar un delito. Estos días el Gobierno ha estado fabricando pruebas como pretexto del asalto al Tribunal Constitucional que consumará a primeros de septiembre. Un básico de los culpables es hacer descansar la sospecha sobre otro. Esta vez, de la fábrica del ministro Félix Bolaños han surgido unos documentos con los que se busca comprometer a Feijóo. La trama adolece de la genialidad de los grandes autores de novela negra. Se centra en que el propio Bolaños firmó con el ex secretario general del PP, Teodoro García Egea, unos acuerdos durante la negociación que ambos mantuvieron para renovar el Consejo General del Poder Judicial. Curiosamente, entre lo rubricado estaría el visto bueno a que el Gobierno cambiase a los dos magistrados del Tribunal de garantías que le corresponde.

Moncloa es consciente de que la maniobra para que el "amigo" Cándido Conde Pumpido acabe como presidente de un Constitucional a la medida de sus intereses es un varapalo sin precedentes a las instituciones judiciales. El plan pasa por forzar a los miembros del CGPJ a renovar a dos de los cuatro jueces cuyo mandato ha caducado, pese a que conforme a la Constitución debe hacerse en bloque. El malestar entre los afectados es evidente y, aunque se logre salvar la votación, tanto entre conservadores como progresistas, hay rechazo al "manoseo político". El Gobierno ya ha modificado en dos ocasiones la ley del CGPJ para adecuarla a su estrategia política.

Foto: Imagen: L. M.
TE PUEDE INTERESAR
Operación Conde-Pumpido: la estrategia con que Moncloa busca controlar el Constitucional
José Antonio Zarzalejos Ilustración: Laura Martín

Hasta aquí el nudo de la obra. Lo que nos falta es la introducción. Hay que remontarse a noviembre de 2018. En aquellas fechas se acordó entre Sánchez y Casado la renovación del máximo órgano de los jueces. Los entresijos del pacto venían rodados de la etapa de Rajoy. El exministro de Justicia, Rafael Catalá y su sucesora Dolores Delgado, se habían intercambiado nombres. Entre estos estaba el futuro presidente del CGPJ, Manuel Marchena. El titular de la Sala de lo Penal del Supremo aceptó. Había sido propuesto por el PP, pero su perfil era de consenso en la judicatura. Hace casi cuatro años que se pudo consumar la renovación que hoy parece imposible.

placeholder Baltasar Garzón y Dolores Delgado en una imagen de archivo. (Cedido)
Baltasar Garzón y Dolores Delgado en una imagen de archivo. (Cedido)

¿Qué ocurrió? En el lenguaje que manejan los actuales protagonistas podríamos decir que se rompió algo que debía ser un "secreto" o, más bien, que existía un pacto secreto para dinamitar lo acordado. Pese a que el futuro presidente se negocia entre los políticos, las buenas formas mandan que se elija por los veinte vocales que conforman el CGPJ, que a su vez son propuestos por una mayoría cualificada de tres quintos de las Cámaras y nombrados por el Rey. Antes de todo este proceso se filtró a El País que Marchena sería el agraciado. ¿A quién le interesaba?

Foto:  Manuel Marchena, en una imagen de archivo

Aquí entra en escena Baltasar Garzón. El ex juez odia a Marchena porque participó en los tres procesos judiciales que acabaron en su inhabilitación. En la judicatura dan por hecho que usó la información privilegiada como pareja de Dolores Delgado para perjudicarle, sacando su nombre a la palestra antes de tiempo. A un sector del PSOE tampoco le agradaba que Marchena fuera el sustituto de Carlos Lesmes porque le consideraba afín al PP. Entonces llegó el cameo del entonces senador del PP, Ignacio Cosidó que envió un mensaje a los suyos celebrando que "controlarían" la sala segunda del Supremo "desde detrás". Marchena dio una lección de integridad y públicamente retiró su candidatura.

Si los políticos no ponen cordura, el CGPJ debería dimitir en bloque

Desde ese momento la renovación del CGPJ ha estado maldita. Ha habido más intentos por parte de PSOE y PP de desbloqueo. Sánchez llegó a contactar meses después del traspié con Marchena para pedirle que reconsiderase su negativa. Le emplazó a una reunión en Moncloa. El presidente tiene borrada la línea de la separación de poderes. Ese encuentro nunca se llegó a producir. Seguro que Bolaños no recuerda nada de esta llamada y por eso no lo cuenta. Quizás la atribuya a una nueva "intoxicación" de la prensa.

Cómo espectáculo no tiene precio lo que ocurre con la Justicia, si no fuera porque se está atentando contra los pilares de nuestra democracia. Europa ya lo ha advertido en varias ocasiones. Ha llegado el momento de que PSOE y PP se quiten la máscara. Hay que plantear una renovación seria y adecuar la norma a los estándares europeos. Ese es el camino, aunque me temo que el Gobierno tiene otro. Demasiada impunidad. El desenlace está por escribir. Si no ponen cordura, los políticos deberían dar un paso al frente los jueces. Una dimisión en bloque del CGPJ.

La coartada es clave cuando se intenta ocultar un delito. Estos días el Gobierno ha estado fabricando pruebas como pretexto del asalto al Tribunal Constitucional que consumará a primeros de septiembre. Un básico de los culpables es hacer descansar la sospecha sobre otro. Esta vez, de la fábrica del ministro Félix Bolaños han surgido unos documentos con los que se busca comprometer a Feijóo. La trama adolece de la genialidad de los grandes autores de novela negra. Se centra en que el propio Bolaños firmó con el ex secretario general del PP, Teodoro García Egea, unos acuerdos durante la negociación que ambos mantuvieron para renovar el Consejo General del Poder Judicial. Curiosamente, entre lo rubricado estaría el visto bueno a que el Gobierno cambiase a los dos magistrados del Tribunal de garantías que le corresponde.

Moncloa Dolores Delgado Partido Popular (PP)
El redactor recomienda