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Mónica García se esconde para tapar su chalé de Galapagar
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Pilar Gómez

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Mónica García se esconde para tapar su chalé de Galapagar

La líder de Más Madrid ha perdido la candidez política. Poco queda de aquella “médica y madre” que emergió en el debate. Hoy rehúye la confrontación con los sondeos a la baja

Foto: Mónica García, en el acto de presentación de Sumar. (EFE/Víctor Lerena)
Mónica García, en el acto de presentación de Sumar. (EFE/Víctor Lerena)
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En las filas moradas existe el convencimiento de que Podemos se jodió el día que Pablo Iglesias se compró el chalet de Galapagar. Nunca más volvió a ser el mismo. Su discurso perdió la coherencia. De repente la casa de la abuela en Vallecas parecía un decorado impostado. Pablo quiere vivir como los señores del puro a los que critica. Con Mónica García está pasando algo parecido.

Fue la candidata revelación de las anteriores elecciones. Se erigió como líder de la oposición en la Asamblea de Madrid donde nunca esquivó el cuerpo a cuerpo con Isabel Díaz Ayuso. Le sobraban decibelios y faltaban argumentos, pero alegró el tono de una izquierda con las pulsaciones bajas. Gabilondo hizo su último servicio al presidente a cambio de una jubilación dorada como Defensor del Pueblo.

Foto: Mónica García, esta semana en la Asamblea de Madrid. (EFE/Daniel González)
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Dos años después la que ha envejecido es la candidata de Más Madrid. El caso del bono social hizo aflorar lo peor de un político. Se evidenció que Mónica García es también un fake como Iglesias. El problema no es que cobre una ayuda para familias numerosas si cumple los requisitos, lo grave es la hipocresía. El tratar a los votantes como si fuesen tontos. Buscó el golpe fácil contra el adversario y acabó noqueada. Mónica García para muchos de los que la apoyaron es hoy un rey desnudo. Todos vemos sus vergüenzas.

Quizás sus asesores se hayan dado cuenta y por eso han optado por esquivar los debates. Solo ha confirmado que acudirá al de Telemadrid. La coartada es que Ayuso también ha optado por esta fórmula, pero es evidente que son casos bien distintos. La presidenta sabe que se enfrenta a un todos contra una. Atril mediante los partidos de la izquierda cargarán contra la baronesa del PP. Rocío Monasterio les hará el coro porque Vox ha optado por marcar distancia con los populares a cualquier precio. Incluso no votando en el Congreso para enmendar la ley del solo sí es sí que ha permitido beneficios penitenciarios a un millar de agresores sexuales. Los de Vox han optado por dejar el trabajo sucio al PP. Es lo que tiene gobernar.

placeholder Mónica García interviene ante el pleno de la Asamblea. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
Mónica García interviene ante el pleno de la Asamblea. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Mónica García no quiso estar ayer en el debate organizado por la Universidad Carlos III. Poco importó que el público fuesen esos jóvenes a los que presuntamente aspira a dar más oportunidades. Tampoco la candidata de Vox. Los extremos casi siempre se tocan. Queda por ver si la cabeza de lista de Más Madrid tiene a bien aceptar la invitación de RTVE. A priori no parecía dispuesta.

El día en que se celebró la reunión entre las candidaturas en Telemadrid se puso sobre la mesa qué hacer con la propuesta de RTVE y otras que habían llegado. Desde Más Madrid se propuso enviar a “segundos” a todos los cara a cara salvo al de la televisión autonómica. El PSOE dejó claro que Juan Lobato estará en todos. Mónica García ya no es aquella “médico y madre” que se dio a conocer precisamente en el debate entre candidatos. Aquella mujer que representaba una opción de izquierdas alejada del tono bronco de Iglesias.

Foto: a portavoz de Más Madrid, Mónica García. (EFE/Javier Lizón)

Abusó de la bata blanca sabedora de que el sufrimiento de la pandemia sería una baza electoral de peso. Ayuso arrasó por su Madrid abierto frente al horror. Y en la cabeza de todos quedó aquel saludo a sus hijos como colofón a su intervención. Ese día había muchas mónicas garcías en casa viendo la tele. Mujeres que se identificaron con su mensaje.

Ahora no quiere confrontar ideas con el PSOE. Ya no está Gabilondo. Lobato es un rival menos dócil. Las encuestan empiezan a reflejar una remontada del socialismo que podría ser segunda fuerza tras el revolcón histórico. “Lobezno” juega a largo. Su proyecto es el de un gestor. No le asusta debatir porque es un hombre de datos. Por algo es técnico de Hacienda del Estado. Contrarresta la falta de carisma con el trabajo. Tiene mucho para remontar unas siglas lastradas por el “efecto Moncloa”. Sánchez resta, no suma.

Mónica García tendrá que remangarse esta vez. Ha perdido la candidez. El bono social ha sido su chalet de Galapagar. Ella también tiene una casa en las afueras. La suya está en Cercedilla. Lleva años sin pagar el IBI porque al parecer carece de licencia. Si no son ustedes honestos por lo menos den la cara.

En las filas moradas existe el convencimiento de que Podemos se jodió el día que Pablo Iglesias se compró el chalet de Galapagar. Nunca más volvió a ser el mismo. Su discurso perdió la coherencia. De repente la casa de la abuela en Vallecas parecía un decorado impostado. Pablo quiere vivir como los señores del puro a los que critica. Con Mónica García está pasando algo parecido.

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