Es noticia
El verdadero pacto entre Sánchez y el PNV a cambio de la investidura
  1. España
  2. Maten al mensajero
Pilar Gómez

Maten al mensajero

Por

El verdadero pacto entre Sánchez y el PNV a cambio de la investidura

El presidente se ha comprometido con los de Ortuzar a permitir que sigan gobernando en el País Vasco, aunque la izquierda radical abertzale empate o sea la primera fuerza en votos

Foto: Sánchez y Aitor Esteban, portavoz del PNV. (Europa Press/Eduardo Parra)
Sánchez y Aitor Esteban, portavoz del PNV. (Europa Press/Eduardo Parra)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

La amnistía ha centrado todo el foco de las cesiones de Sánchez a sus socios. No es para menos. Primero, porque supone un duro golpe al orden constitucional e institucional. Segundo, porque se ha negociado con un corrupto prófugo de la Justicia. Pero detrás de la mayoría de la investidura, hay mucho más que no se ha contado. El caso de la moción de censura en Pamplona es un buen ejemplo. Sánchez se la entregó a Bildu a cambio de sus votos. Solo había una condición: ser pacientes. Los de Otegi de eso saben. Su sangre está helada. Buscan que se les homologue a cualquier partido sin haber condenado el horror de ETA. Cientos de sillas vacías en Navidades. Demasiado dolor para olvidar.

Sánchez tiró de astucia política, así le llaman hoy a la falta de escrúpulos, y convenció a Bildu de renegar de ellos tantas veces como Judas en la campaña de las generales. No se les podía quitar la capucha hasta después de votar. En las municipales de mayo, el PSOE sufrió el castigo de blanquear a los que rinden homenajes a los asesinos. Incluso los llevan en sus listas. El engaño pasaba incluso por dejar que UPN ocupase el ayuntamiento de forma interina. Así, el presidente pudo hasta alardear ante Feijóo en el debate de investidura con un: "¿Quién gobierna el Ayuntamiento de Pamplona? ¿Con qué votos gobierna UPN el Ayuntamiento de Pamplona?" Presumía Sánchez de su magnanimidad con la derecha cuando tenía agendada desde hace meses la moción con Bildu. Apenas 27 días separan esas afirmaciones de la traición a UPN.

Para los de Otegi, gobernar en Pamplona es un símbolo. Euskal Herria es posible. Primero había que matar, hoy toca hacer política. Los demócratas debemos celebrar que hayan abandonado las armas, pero tenemos derecho a criticar que se pacte con ellos. En Bildu mandan los de siempre. El premio por dejar de matar no puede ser el poder. Es legitimar su lucha. El PSOE siempre lo ha tenido claro, y por eso acordar con la izquierda abertzale era una línea roja. Con Sánchez se ha traspasado. Una más.

Con el PNV tampoco sabemos los detalles de lo pactado. Aitor Esteban opuso poca resistencia al "sí" a Sánchez. A priori, parece suicida seguir unidos a quien da oxígeno al principal adversario. Bildu no ha parado de crecer en cada cita electoral desde que forma parte del club de socios del sanchismo. En las últimas generales, ha obtenido los mismos diputados que la derecha vasca. Ya se miden de tú a tú. En las últimas municipales, rebasaron los 366.000 votos, 5,4% más que en las anteriores, frente a un PNV que se dejaba un 20% de los sufragios. Es la fuerza más votada en 141 municipios del País Vasco y Navarra.

Foto: Cientos de personas frente al Ayuntamiento de Pamplona. (A. Farnós)

¿Qué espera el PNV de Sánchez? Que les garantice mantenerse en el gobierno vasco. Ese ha sido el pago real por sus votos. Las encuestas que maneja Bildu reflejan que hay partido. Están muy fuertes y el PNV en caída libre. El PSOE decantará la presidencia. Sánchez le ha dado su palabra a Ortuzar, previo pago de cinco diputados. Lo que las urnas pueden arrebatarle a la derecha vasca, se lo dará el PSOE. El partido vasco atraviesa su peor momento. Perder el poder supondría una crisis de dimensiones desconocidas. Se ha quedado obsoleto. Los jóvenes votan a Bildu. Los ven como una formación moderna, comprometida con el medioambiente, de izquierdas... No recuerdan las pistolas, las capuchas, las bombas. No habían nacido. No lo estudian. No lo recuerdan porque estamos permitiendo que se olvide.

La amnistía ha centrado todo el foco de las cesiones de Sánchez a sus socios. No es para menos. Primero, porque supone un duro golpe al orden constitucional e institucional. Segundo, porque se ha negociado con un corrupto prófugo de la Justicia. Pero detrás de la mayoría de la investidura, hay mucho más que no se ha contado. El caso de la moción de censura en Pamplona es un buen ejemplo. Sánchez se la entregó a Bildu a cambio de sus votos. Solo había una condición: ser pacientes. Los de Otegi de eso saben. Su sangre está helada. Buscan que se les homologue a cualquier partido sin haber condenado el horror de ETA. Cientos de sillas vacías en Navidades. Demasiado dolor para olvidar.

Pedro Sánchez Navarra PNV Bildu
El redactor recomienda