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El helicóptero Sánchez echa a volar, pero con destino incierto
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El helicóptero Sánchez echa a volar, pero con destino incierto

Sánchez ha puesto ya sobre la mesa un ambicioso plan económico. Su eficacia dependerá de cuánto dure la crisis. Si es temporal, puede ser suficiente. De lo contrario, será escaso

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE)

Los viejos economistas suelen recomendar distinguir con precisión qué es lo coyuntural y qué es lo estructural. Lo coyuntural, como se sabe, es una foto fija de la situación económica. Lo estructural es lo que no es fácilmente observable a través de los datos, y, por razones obvias, es lo más difícil de identificar.

El presidente del Gobierno se aferró ayer a lo coyuntural y repitió hasta la saciedad que esta es una crisis “temporal” y que, por lo tanto, había que tomar decisiones como si la economía se fuera a recuperar dentro de un tiempo razonable. Ojalá tenga razón.

El problema es que la economía española está intensamente internacionalizada (la exportación e importación de bienes y servicios representan el 67,5% del PIB), y, por lo tanto, la recuperación estará en coherencia con lo que pase fuera.

Zapatero cayó en el mismo error creyendo que España (“el mejor sistema financiero del mundo”) estaba a salvo de la Gran Recesión. Pero no. Entre otras cosas, porque esta crisis castiga con especial virulencia a sectores clave de la economía española, el turismo y la industria del automóvil (junto al agroalimentario). Y ayer, por ejemplo, Volkswagen anunció la paralización de sus fábricas durante dos semanas en toda Europa.

Y es que la realidad, aunque no guste, es como es. Y ya S&P (uno de los árbitros de este partido, al calificar los riesgos soberanos y las emisiones de deuda de las empresas) ha dicho que “la recesión global ha llegado”. Y con ella, sus consecuencias.

Por el momento, como asegura Enric Fernández, economista jefe de CaixaBank, “estamos ante un 'shock' transitorio que puede durar ocho, 10 o 12 semanas”, pero pasado ese tiempo hay pocas certezas de cómo será la recuperación. Básicamente, porque no depende solo de la economía española. La gran duda es si EEUU caerá en brazos de la recesión más allá de un trimestre.

El Estado va al choque

La noticia positiva, como sostiene Enric Fernández, es que tras las declaraciones de Sánchez los agentes económicos son conscientes de que “el Estado va a asumir el choque”, y eso tenderá a tranquilizar los mercados y la prima de riesgo (145 puntos básicos). “Va a haber un bache espectacular”, reconoce, “pero también se está empezando a configurar una respuesta contundente”.

Hay algunos peros. En particular, qué pasará con las empresas que están cerca de la bancarrota (algunas, en sectores estratégicos como la aviación o la industria hotelera). Y aquí se echa en falta un paquete de ayudas directas, incluyendo inyecciones de capital, en empresas españolas que pueden quebrar si no tienen la ayuda del sector público. Naturalmente, a cambio del mantenimiento del empleo.

Foto: Pedro Sánchez, en el Palacio de la Moncloa. (EFE)

No hay que olvidar que, en una gran cantidad de casos, la temporada de verano supone la gran mayoría de la facturación de muchas empresas, por lo que acudir al banco en busca de liquidez no siempre resuelve el problema. Sin ingresos, endeudarse puede ser su fin.

Aunque el escenario base sigue siendo una recesión corta, nadie descarta que pueda alargarse, y este es otro de punto débil del paquete económico diseñado por la Moncloa, que lleva, a todas luces, el sello de la ministra Calviño y no de Podemos o, incluso, del ministro Escrivá, a quien le hubieran gustado medidas más estructurales dirigidas a asegurar directamente el salario de los trabajadores.

Estabilizadores automáticos

Lo que se ha hecho, y es muy razonable, es dejar operar a los estabilizadores automáticos, como el desempleo, que permiten a las familias unas rentas mínimas en tiempos de crisis. Aunque no a todas, sino a las que tengan derecho a cobertura de desempleo, que no son todas. Se deja fuera, por ejemplo, a las empleadas del hogar u otras actividades que trabajan en la economía sumergida o en el precariado.

De hecho, da la sensación de que el paquete económico está más pensado para las grandes empresas que para las pymes y, en particular, las microempresas, cuyo problema no es de liquidez sino de solvencia, y muchas tendrán problemas para pagar las dos o tres próximas nóminas de sus empleados. Sin contar a los autónomos, a quienes, como ha dicho Lorenzo Amor, el presidente de ATA, les han dejado fuera del plan, ya que tendrán que seguir pagando sus cotizaciones sociales aunque no tengan ingresos. El derecho al desempleo ya está previsto en la legislación.

Más acertada es la consideración de los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) como de fuerza mayor, lo que permitirá que los trabajadores afectados tengan derecho a la prestación contributiva por desempleo, aunque no cumplan el requisito de cotización previa exigido.

El cobro de esa prestación no les computará a efectos del cobro posterior de la prestación por desempleo. Es decir, se pone el marcador a cero, lo que es una buena iniciativa reclamada tanto por los sindicatos como por los propios empresarios, que no tendrán que pagar cuotas de la Seguridad Social durante ese tiempo.

El helicóptero de Friedman

Se echan en falta, sin embargo, decisiones más estratégicas para asegurar el reparto de la carga de trabajo en tiempos de crisis. Por ejemplo, como han reclamado los sindicatos, siguiendo el modelo de Dinamarca, Italia e, incluso, EEUU, donde la Administración Trump se plantea enviar cheques a las familias más afectadas por el virus. Es decir, el célebre helicóptero de Milton Friedman está a punto de volar.

El caso danés es ilustrativo. Se han aprobado tres meses de compensación a las empresas privadas con riesgo de pérdida de empleo por el coronavirus. El 75% del salario lo paga el Estado y el 25% restante las empresas, mientras que los trabajadores contribuyen con una parte de su jornada vacacional (cinco días). En Italia, por su parte, el Gobierno ha decretado una moratoria de 60 días para los despidos por causas objetivas, por lo que las empresas no podrán prescindir de sus empleadas y empleados alegando motivos económicos.

El helicóptero Sánchez se ha puesto en manos del tiempo. Se verá si va en la buena dirección.

Los viejos economistas suelen recomendar distinguir con precisión qué es lo coyuntural y qué es lo estructural. Lo coyuntural, como se sabe, es una foto fija de la situación económica. Lo estructural es lo que no es fácilmente observable a través de los datos, y, por razones obvias, es lo más difícil de identificar.

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