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Begoña Villacís

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Pacta Sunt Servanda

Tras tres décadas de alternancia de dos aparatosos partidos en el gobierno, de aprovechamiento político de las instituciones por unos y por otros, hoy la palabra más repetida es pacto

Foto: Pedro Sánchez, secretario general del PSOE (Efe)
Pedro Sánchez, secretario general del PSOE (Efe)

Tras tres décadas de alternancia de dos aparatosos partidos en el gobierno, de aprovechamiento político de las instituciones por unos y por otros, hoy la palabra más repetida de los últimos meses, es pacto. Desde luego algo ha cambiado. Parece que tras largos años de partitocracia, los votantes del 20D han hecho pendular el sistema hacia un modelo basado en la pactitocracia, eso sí, a la fuerza. Es, probablemente, uno de los cambios más significativos de los últimos años que ha sido consumado en menos de un año y ha terminado por reducir la cuota de participación de aquellos partidos “de toda la vida” a su suelo histórico, menos del 50%.

Es evidente que en este nuevo escenario de consenso, no todos los partidos están igualmente entrenados. No es fácil explicar a quien lo ha tenido todo que a partir de ahora tendrá que hablar, negociar y ceder. No debe resultar fácil digerir que este ya no es su coto privado, que han entrado muchos más socios y que no son ni de la familia de tal, ni de la familia de cual. A ello se tendrán que dedicar en los próximos meses, si pretenden todavía retener algo de lo que tuvieron.

Mientras tanto, la incertidumbre y la entrada de nuevos actores con viejos modus operandi ya testados en otros estados es hoy la excusa perfecta para una anticipable subida de la prima de riesgo, caída de la bolsa y subida de los tipos de interés.

El viernes quedó formalmente abierta la veda del pacto, pocas veces el escenario ha sido tan poco predecible. En resumen, un partido ha ganado, no le llamaremos ganador porque, de momento, ha perdido 4 millones de votantes. Un segundo partido, que recordará estas elecciones por haber fijado un nuevo suelo histórico. Desnortado, ni legitimado puertas afuera, ni legitimado puertas adentro, vulnerable y nervioso. Solo sabe que no quiere saber nada del primero. El tercer partido por número de votos, un partido de centro, ha anunciado su abstención en favor de la gobernabilidad, optando así por una posición estadista, ni cogobernará con quien, a su juicio, no se ha hecho merecedor de llevar el timón del país, ni pondrá sus intereses partidistas por encima del interés del país. El cuarto ha sumado fuerzas con un heterogéneo grupo de partidos nacionalistas desbancándose así al tercero. Su máxima para pactos: derrocar al primero, y en segundo lugar, cumplir con las servidumbres que le han aupado al tercer puesto, algo que de nuevo no tiene nada, y ya pusieron de moda populares y socialistas.

No es fácil explicar a quien lo ha tenido todo que a partir de ahora tendrá que hablar, negociar y ceder

No es nada fácil. Trate usted de juntar en una cena a compromiseros, Bilduenses, las mareas… y ahora trate de sentar a la misma mesa al partido socialista. Este es el equipaje que se le ofrece a Pedro Sánchez, eso, un referéndum, división y planteamientos tan superados como extremos. La verdad es que no es fácil ser socialista en estos días, a quien se le sirve en plato frío la opción entre la espada y la pared. O permite ganar a su enemigo de toda la vida o acepta ser el administrador único de un país en concurso de acreedores, a sabiendas que los acreedores son Bildu, Compromis, Las Mareas y Podemos, un país que será propuesto y vendido al despiece. Ay, los pactos, y sus servidumbres.

La disparatada situación atenta contra lo que debiera ser, o por lo menos así han tratado de venderlo en campaña, una de las líneas rojas de un partido de Estado, la unidad de España. No se puede pretender con una mano gobernar un país y con otra interesar su ruptura. Tampoco se puede someter a un país al gobierno en la cuerda floja, a merced de un partido como Podemos, ligado a empoderadas minorías de votos sólo hermanados hoy por sed de poder o de revancha. En definitiva, se puede querer ser presidente, pero no a costa de los presididos.

En esto como en todo, el tiempo pone a cada uno en su sitio. Los españoles tendrán la oportunidad de comprobar si los principios con los que uno se llenaba la boca en campaña eran verdaderas declaraciones de intenciones o meramente lo que ahora parecen, eslóganes de campaña.

Tras tres décadas de alternancia de dos aparatosos partidos en el gobierno, de aprovechamiento político de las instituciones por unos y por otros, hoy la palabra más repetida de los últimos meses, es pacto. Desde luego algo ha cambiado. Parece que tras largos años de partitocracia, los votantes del 20D han hecho pendular el sistema hacia un modelo basado en la pactitocracia, eso sí, a la fuerza. Es, probablemente, uno de los cambios más significativos de los últimos años que ha sido consumado en menos de un año y ha terminado por reducir la cuota de participación de aquellos partidos “de toda la vida” a su suelo histórico, menos del 50%.

Ciudadanos Pedro Sánchez
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