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Rubén Amón

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¿Mariano Rajoy en el banquillo?

El expresidente del Gobierno se presenta como la 'X' de una trama nauseabunda que daña la regeneración de Casado

Foto: El expresidente Mariano Rajoy, el pasado julio. (EFE)
El expresidente Mariano Rajoy, el pasado julio. (EFE)
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Mariano Rajoy ha vuelto. No porque lo haya pretendido él ni porque haya renunciado al oficio de registrador de la propiedad, sino porque lo ha convocado extemporáneamente la actualidad judicial. Y porque su posición de liderazgo en los años que investiga el magistrado García Castellón lo convierten, como mínimo, en responsable 'in vigilando' de la trama que habían organizado sus ministros de Defensa y de Interior para neutralizar la venganza de Luis Bárcenas.

Cuesta trabajo imaginar que el presidente del Gobierno ignorara las iniciativas que habían emprendido Cospedal y Fernández Díaz, más todavía cuando sus alfiles operaban en las cloacas para evitar que el tesorero pudiera airear corruptelas del partido. No iba a pagar Bárcenas la factura de la fiesta. No iba a consentir convertirse en el mártir del pelotazo.

Foto: La exdiputada del Partido Popular, María Dolores de Cospedal. (EFE)

El chantaje de la información comprometida lo protegía, de tal manera que Cospedal y Fernández Díaz recurrieron a los servicios de Villarejo para amordazar a Bárcenas. Es el contexto en el que los ministros de Defensa e Interior subestimaron los presuntos delitos que han podido cometer. No solo utilizando los fondos reservados y la Policía Nacional para asuntos domésticos, sino obstruyendo la actuación de la Justicia. Ahí radica la expectativa de la imputación. Y se explica la situación comprometida de Mariano Rajoy. Porque es la 'X' de la trama, el arquitecto superior.

Exige demasiada indulgencia y candidez aceptar que una ingeniería tan oscura se organizara a sus espaldas. Y queda en entredicho el descanso que él mismo se había concedido. Rajoy ha vuelto contra su voluntad. Ha revestido de nuevas razones el oprobio de la moción de censura.

Exige demasiada indulgencia y candidez aceptar que una ingeniería tan oscura se organizara a espaldas de Rajoy

No parece probable que sus ministros vayan a delatarlo, pero las amenazas de Villarejo, expuestas a la escasa credibilidad del policía corrupto que él mismo representa, se añaden a la indignación de Francisco Martínez, ex secretario de Estado de Seguridad y protagonista de la represalia que más puede inquietar al presidente del Gobierno. Está 'cantando' Martínez. Y parece dispuesto a desenmascarar la tramoya que predispone la conmoción de una bomba de relojería. La prueba consiste en el escrito que remitió en junio de 2019 a la Audiencia Nacional. "Mi grandísimo error en el ministerio fue ser leal a miserables como Jorge, Rajoy o Cospedal Y de eso, afortunadamente, tengo todo muy claro y muy fácil de probar".

Foto: Rajoy, junto a Jorge Fernández Díaz. (EFE)

No suelen coincidir los tiempos políticos con los judiciales, de tal manera que los fantasmas del pasado reciente se le presentan a Casado con la siniestra coreografía de un aquelarre. Cualquier esfuerzo para ofrecerse a la opinión pública como el artífice de la purga y de la renovación se expone a la repercusión contemporánea de los tribunales. La investigación, el proceso, las hipotéticas imputaciones y las eventuales condenas... malogran cualquier expectativa de serenidad. El mayor enemigo de Casado no es Sánchez, es el propio PP. Empezando por la rival de las primarias. Estremece pensar ahora que Cospedal las disputó y pudo ganarlas.

La cocina de la Kitchen apesta. No por las reyertas domésticas del PP ni por la ubicuidad del comisario Villarejo en los servicios raticidas, sino porque involucra la perversión y la corrupción de las instituciones del Estado. Tal como sostiene la Fiscalía Anticorrupción, dos ministros capitales del Gobierno popular instrumentalizaron la Policía, malversaron fondos e incurrieron en un ejercicio de obstrucción judicial. Y no podrá Rajoy esconderse en el tancredismo y el ensimismamiento. La responsabilidad política es inequívoca, más allá del retraso con que se reproduce. Y la responsabilidad penal debe probarse, aunque las primeras víctimas de la trama ya son Pablo Casado y el PP contemporáneo. No quiso el presidente popular proteger a Fernández Díaz con un acta de eurodiputado. Pretendía así distanciarse del fango, convertirse en la mejor expresión de la pureza, pero la nave de Génova regresa a la oscuridad.

Mariano Rajoy ha vuelto. No porque lo haya pretendido él ni porque haya renunciado al oficio de registrador de la propiedad, sino porque lo ha convocado extemporáneamente la actualidad judicial. Y porque su posición de liderazgo en los años que investiga el magistrado García Castellón lo convierten, como mínimo, en responsable 'in vigilando' de la trama que habían organizado sus ministros de Defensa y de Interior para neutralizar la venganza de Luis Bárcenas.

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