Es noticia
La serpiente de Bildu y la flauta de Sánchez
  1. España
  2. No es no
Rubén Amón

No es no

Por

La serpiente de Bildu y la flauta de Sánchez

El nacionalismo extremo 'abertzale' parte como favorito en los comicios vascos gracias a la tergiversación de la memoria y al blanqueo de la Moncloa

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (Europa Press/Jeús Hellín)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (Europa Press/Jeús Hellín)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Reviste mucho interés que el juez García Castellón haya convocado a juicio a los principales artífices de los homenajes a los terroristas de ETA. Forman parte de la nave nodriza de Bildu (Sortu) y se han dedicado a convertir a los matones en héroes durante el periodo impune de 2016-2020.

El centenar de tributos que amañaron los siete filoetarras procesados colisiona con los delitos de enaltecimiento del terrorismo y de humillación de las víctimas. Han proliferado después —los homenajes— y lo siguen haciendo ahora, entre otras razones, porque la gran victoria de Otegi consiste en haber manipulado la memoria y en haber encubierto el objetivo de la independencia con la máscara de las iniciativas progres y ecologistas.

Bildu es un escorpión perfumado. El aroma con que anestesia a las nuevas generaciones no alcanza a esconder el aguijón, pero las campañas de amnesia y la alianza de Sánchez explican que el artefacto político de Otegi pueda aspirar al primer puesto en las elecciones del 21 de abril.

No cabe mayor escarmiento a la propaganda benefactora de Sánchez. Había garantizado el presidente del Gobierno que sus estrategias de distensión con los partidos indepes relativizarían la envergadura política del movimiento soberanista, pero el auge del BNG en las gallegas, la proyección de Junts y el liderazgo demoscópico Bildu identifican un escenario contrario. Han sido los partidos extremistas los que más provecho han obtenido de los pactos siniestros de Madrid. Y ha sido Pedro Sánchez el gran promotor de las operaciones de blanqueo.

Foto: Acto electoral de EH Bildu en San Sebastián. (EFE/Juan Herrero)

Ya decía el susceptible ministro Óscar Puente —susceptible no es un insulto— que Arnaldo Otegi demostraba mayor sentido de Estado que Núñez Feijóo, igual que se vanagloriaba de haberle entregado a Bildu la alcaldía de Pamplona en una indecorosa moción de censura. Los ejemplos suscriben la campaña edulcorante mediante la cual el Partido Socialista ha disparado la hiperglucemia de Bildu. Y no solo por haberlo revestido de conciencia social, de inquietudes en la vivienda —los zulos fueron los primeros micropisos— y de entrañable sensibilidad ambientalista, sino por haberle permitido intervenir con sus manazas en la redacción de la ley de memoria democrática.

La vergüenza de la reconstrucción de la historia, tal como se la cuenta Arnaldo Otegi a sus cachorros, viene a demostrar que ETA fue tan violenta como necesaria. Y que los verdugos y los pistoleros merecen los homenajes del pueblo porque su heroísmo y sacrificio predispusieron la hegemonía del nacionalismo independentista en Euskadi. Bildu no ha pedido perdón por los crímenes atroces de ETA ni por haber saboteado la democracia. Bildu no ha renunciado a los presupuestos maximalistas de la autodeterminación. Y es verdad que la serpiente muda la piel en sus procesos de transformación y de adaptación, pero una serpiente sigue siendo una serpiente.

La vergüenza de la reconstrucción de la historia, tal como la cuenta Otegi, viene a demostrar que ETA fue tan violenta como necesaria

A Pedro Sánchez le obsesiona la memoria remota de nuestra historia como arma arrojadiza y temeraria de la polarización. Por esa razón inauguró la campaña electoral con los forenses de Cuelgamuros. Y por idénticos motivos no tiene tiempo de ocuparse de la memoria reciente, incluidos los 300 crímenes sin resolver que ha cometido ETA y que encubren los homenajes de Sortu exaltando la gloria sanguinaria de los pistoleros.

Está llamado Pedro Sánchez a resolver un nuevo ejercicio de equilibrismo. Bildu es su gran aliado en Madrid y su principal rival en Euskadi, más todavía cuando los socialistas vascos discrepan del trato de favor al compadre Otegi y necesitan fortalecer los vínculos con el PNV.

La derecha nacionalista y el PSE gobiernan en las tres diputaciones y aspiran a coligarse después del 21A, pero el crecimiento electoral de Bildu explora el escenario alternativo del gran pacto independentista. Otegi sería capaz de ofrecérselo al PNV, incluso cederle el trono de la lehendakaritza si la opción abertzale se convierte en la primera opción en las urnas.

El gran problema de Sánchez ha sido precisamente la amnesia. Y la temeridad con que la ha utilizado para sus estrictos beneficios

Y no es probable que el pacto se termine consumando, pero la mera insinuación de semejante hipótesis a dos semanas de los comicios demuestra hasta qué extremos Sánchez no solo es responsable de haber perfumado el escorpión, sino de haber dotado al nacionalismo la fuerza que nunca tuvo nunca: las encuestas conceden al soberanismo el 75% de los escaños.

"Sin memoria no hay democracia". La frase es de Pedro Sánchez. Y la escribió en un tuit después de personarse el pasado jueves en Cuelgamuros. Tiene razón, pero el gran problema de Sánchez ha sido precisamente la amnesia. Y la temeridad con que la ha utilizado para sus estrictos beneficios. Que la flauta le suene cada vez que sopla no significa que la serpiente haya olvidado que es una serpiente.

Reviste mucho interés que el juez García Castellón haya convocado a juicio a los principales artífices de los homenajes a los terroristas de ETA. Forman parte de la nave nodriza de Bildu (Sortu) y se han dedicado a convertir a los matones en héroes durante el periodo impune de 2016-2020.

Pedro Sánchez Bildu PSOE
El redactor recomienda