Es noticia
Carcassonne
  1. España
  2. Página tres
Jorge Dezcallar

Página tres

Por

Carcassonne

Es difícil saber qué perfil psicológico tenía Redouan Ladkim, qué patología, y cómo un buen día despertó y se metió en el coche con la decisión tomada de matar infieles

Foto: Foto: EFE.
Foto: EFE.

La sangre inocente derramada por un fanático que piensa ganar así el cielo ha vuelto a teñir de rojo el suelo de una tranquila ciudad de provincias del sureste de Francia. Redouam Lakdim había nacido en Marruecos y vivía en la periferia de Carcassonne sin que su conducta previa permitiera intuir el proceso de radicalización que evidentemente sufrió, aunque tampoco fuera un perfecto desconocido para las Fuerzas de Seguridad, pues tenía antecedentes por trapicheo con drogas y otros delitos menores.

Es un perfil no diferente del imán de Ripoll, que tampoco tenía antecedentes terroristas sino de pequeña delincuencia y tráfico de drogas, pero se diferencia de él en que ha actuado solo, sin antes radicalizar a otras personas con las que poder montar un ataque de mayor envergadura. Y en eso se diferencia también de otros atentados masivos ocurridos en Francia en los dos últimos años, que exigieron el concurso de grupos organizados, como ocurrió con el ataque a 'Charlie Hebdo' (12 muertos) por parte de los hermanos Said y Cherif Kouachi, a su vez en contacto con Amady Coulibaly, que en un atentado similar al actual secuestró a varias personas y mató a cuatro en un supermercado judío de París. Por no hablar de los 130 muertos de noviembre de 2015 en la sala de fiestas Bataclan y otros lugares de París, que exigieron el concurso de un comando bien organizado.

Por contra, el atentado del Paseo Marítimo de Niza, en el verano de 2016, fue obra de otro 'lobo solitario', un tunecino residente en Francia, que con un camión de 20 toneladas segó literalmente la vida de más de 80 personas que paseaban o miraban los fuegos de artificio que celebraban la fiesta nacional. Probablemente ese atentado, así como otros que tuvieron lugar en Londres y en Berlín (incluso en Nueva York) por el expeditivo método de lanzar vehículos a alta velocidad sobre multitudes desprevenidas, influyó en el atentado terrorista de la Rambla barcelonesa otra noche de verano, con un macabro resultado de 15 muertos y más de un centenar de heridos. Es un método eficaz, barato y del que es difícil defenderse.

Foto: Policías franceses vigilan el supermercado atacado por un terrorista en Trèbes, Francia. (EFE)

El autor del actual atentado en Carcassonne es la pesadilla de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y también de los Servicios de Inteligencia por la dificultad que existe para detectar a estos 'lobos solitarios', que se radicalizan solos delante de una pantalla de televisión que muestra el sufrimiento de hermanos musulmanes en otras latitudes (cuando no miran truculentos vídeos profesionales del Estado Islámico o de Al Qaeda) y que un día deciden que es su deber 'hacer algo', sin que sea posible detectar ese proceso de conversión personal hacia el martirio. Y ese día matan con lo que tienen a mano, un coche o un cuchillo, en una terrible conversión en armas mortales de inofensivos utensilios de uso en la vida diaria que están al alcance de cualquiera.

El libro 'Casada con el enemigo', de Raquel Alonso (Espasa, 2018), describe el drama real de una española casada con un marroquí encantador... hasta que sufre una desgracia familiar que le arroja en brazos de la religión, se fanatiza y convierte la vida en un infierno para ella y sus dos hijos, acabando en prisión por reclutar combatientes para el Estado Islámico. La única forma de desenmascarar a tiempo a esta gente es la colaboración ciudadana.

Foto: Efectivos de seguridad y emergencia en la escena del atentado, en Estocolmo. (Reuters)

Porque las cosas se complican aún más cuando el terrorista ha nacido entre nosotros o lleva muchos años viviendo en Europa, donde aparentemente está integrado. No hace falta que regrese de Siria o de Irak fanatizado y con experiencia de combate, como ahora hacen los supervivientes del Estado Islámico, aunque en ese caso sus nombres y perfiles suelen ser conocidos y se procura tenerlos vigilados. Emmanuel Macron ha hablado estos días de "terrorismo endógeno" porque no procede de tierras lejanas sino que vive y se desarrolla entre nosotros.

La vida en la periferia miserable de muchas ciudades, sin trabajo ni perspectivas de tenerlo, sintiendo el desprecio teñido de racismo hacia su origen magrebí y con la pequeña delincuencia como casi único recurso, encuentra en la radicalización religiosa una vía de escape que, cuando es colectiva (Ripoll), da un sentido a la existencia al tiempo que otorga una sensación de dignidad, pertenencia y aceptación, y cuando es privada deriva en un aislamiento e introspección progresivos hasta que llega 'la llamada' a actuar, a no quedarse de brazos cruzados ante las injusticias que se cometen con los hermanos y aportar un grano de arena propio a la lucha por imponer el islam y salvar así al mundo. En ambos casos, el final es el martirio, garante de una vida eterna llena de promesas y en todo caso mucho mejor que un presente sin alicientes ni esperanza.

El triste suceso de Carcassonne muestra que la seguridad total es inalcanzable y que un margen de inseguridad es inevitable en una sociedad libre

Es difícil saber qué perfil psicológico tenía Redouan Ladkim, qué patología, y cómo un buen día despertó y se metió en el coche con la decisión de matar infieles. Primero intentó atropellar a unos gendarmes que volvían de hacer ejercicio y luego entró en un supermercado de la cercana localidad de Trèbes, donde tomó rehenes, reclamó la liberación del terrorista de París Salah Abdeslam, dio vivas al Estado Islámico y acabó con la vida de tres rehenes antes de ser él mismo acribillado por la policía. Todavía hubo un muerto más, el teniente coronel de la Gendarmería Arnaud Bertrane, que se ofreció voluntario en lugar del último rehén y que murió en un acto de heroísmo similar al del padre Maximilian Kolbe en el campo de concentración de Auschwitz. Hay que tener mucho valor y ser muy generoso para hacer eso.

En todo caso, el triste suceso de Carcassonne muestra que la seguridad total es inalcanzable y que aunque a diario nos fuercen a hacer sacrificios de nuestras libertades en una tendencia que considero muy preocupante, un margen de inseguridad es inevitable en una sociedad libre.

La sangre inocente derramada por un fanático que piensa ganar así el cielo ha vuelto a teñir de rojo el suelo de una tranquila ciudad de provincias del sureste de Francia. Redouam Lakdim había nacido en Marruecos y vivía en la periferia de Carcassonne sin que su conducta previa permitiera intuir el proceso de radicalización que evidentemente sufrió, aunque tampoco fuera un perfecto desconocido para las Fuerzas de Seguridad, pues tenía antecedentes por trapicheo con drogas y otros delitos menores.