Por qué el juez Bermúdez se ha llevado tal bofetada

Algunos medios que teóricamente beben en aguas seguras de la derecha, es decir el PP y su gobierno, insisten en que la perra que ha cogido el juez Javier Gómez Bermúdez –“alias borsalino” en la jerga de la Audiencia Nacional- por trincar los papeles de Luis Bárcenas tiene su origen en el recelo que produce al magistrado andaluz la subida al cuarto cielo del estrellato judicial/mediático del joven Pablo Rafael Ruz, el chico de las garantías.

Me cuenta Ramón J. Márquez (Ramoncín) que hace algunas semanas tuvo que deponer ante el instructor de moda, que es persona educada, seria y afable hasta donde puede llegar un juez en ejercicio al que se le amontonan las causas a cual más llamativas del concurrido panorama patrio en esto de los legajos judiciales.

Bien, pretendía escribir que otras fuentes cercanas al titular de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, insisten en que el verdadero interés de Gómez Bermúdez no es tanto pestañear ante el brillo de los focos y leerse en los papeles, que eso conlleva peligro como Baltasar Garzón es prueba viviente, sino más bien demostrar al PP -que es quien tiene el poder y la sartén por el BOE- que lo único que tiene de ‘rojo’ es alguna corbata.

Si se analizan bien las declaraciones del magistrado que se ha convertido en la ‘bestia negra’ de determinados medios que han perseguido otra vitola para el 11-M, sustanció que lo que pretendía evitar era una “causa general” contra el partido en el gobierno, que es cosa prohibida por la Constitución y, además, no queda muy fino.

El zapatazo que le ha propinado la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional es de los que crean jurisprudencia: “absurda e innecesaria”, palabras que dirigidas a un magistrado que tiene entre sus manos vidas, haciendas y honor deberían quedar esculpidas en algún frontispicio.

Sólo recordar que en el último barómetro del CIS la Administración de Justicia, como poder del Estado, era abominada en su calidad por una inmensa mayoría de ciudadanos, lo cual quiere decir algo, nada o mucho.

Según se mire.