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Las alcantarillas de Blesa: a prisión el último ‘aznarista’
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Graciano Palomo

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Las alcantarillas de Blesa: a prisión el último ‘aznarista’

Sinceramente, no me sorprendió el urgente que ayer remitió a mi móvil El Confidencial. El ingreso en prisión de Miguel Blesa era la crónica de un

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Las alcantarillas de Blesa: a prisión el último ‘aznarista’

Sinceramente, no me sorprendió el urgente que ayer remitió a mi móvil El Confidencial. El ingreso en prisión de Miguel Blesa era la crónica de un arresto anunciado para cualquier mediano conocedor de las andanzas de este hombre, Cara cera, como era conocido entre sus altos cargos durante los trece años que pasó en Cajamadrid. ¡Lo que mal empieza mal acaba!

Hagamos, por favor, un poco de memoria. Cuando Aznar llega a trompicones (mayo de 1996) al poder su núcleo personalísimo -Juan Villalonga, Juan Hoyos, Miguel Blesa- se da cuenta de que ha llegado el momento de hacer bueno el viejo principio de la derecha más rancia: utilizar el poder político, aunque lo haya conseguido otro, para forrarse. El copyright lo tiene Eduardo Zaplana, otro aznarista convicto y confeso, pero Blesa y Villalonga lo aplicaron con todo rigor en beneficio propio. Este último se libró de su fusilamiento en Telefónica. Juan  Hoyos, por otra parte, es el más listo. Pocos sabían entonces de su existencia y ahora menos saben quién es.

En cuanto a Blesa, estoy convencido de que si la UDEF metiese la cuchara en los trece años que pasó el inspector fiscal de Jaén al frente de la otrora soberbia entidad financiera madrileña, saldrían más escualos que en una piscina del Caribe. Por cierto que era en el Caribe donde el señor Blesa reunía a su consejo de administración y citaba a sus altos ejecutivos. ¡Él sabrá por qué! Y yo también.

El paralelismo con Mario Conde alcanza, incluso, a su reciente comparecencia parlamentaria, donde Blesa chuleó sin cortarse un pelo a los diputados. Ambos personajes son esencialmente chulos sin causa, aunque el excompañero de apartamento riojano de Aznar nunca tuvo su toque de arrebato y su osadía. Este es más de andar por casa.

Sé que todo esto molesta mucho al exmandatario, pero ya se sabe que la verdad, como las rosas, tiene espinas. Jaume Matas tiene la maleta preparada para ir a dormir en un hotelito gratis que le pone el Estado. Recuerden que le hizo ministro. Y la trama Gürtel no puede entenderse políticamente sin su indeclinable poder y… ¿Para qué seguir?

Creo que la virtualidad del ingreso en prisión de Blesa es que se va a poner en marcha todo un aparato de investigación criminal a partir del cual podremos saber muchas cosas, entre ellas, quién o quiénes se lo llevaron crudo, cuánto fue a parar, por ejemplo, a fundaciones y qué nombres tabulados (tipo contabilidad Bárcenas) figuran. Imagino que hasta el propio comunista (o lo que sea) José Antonio Moral Santín, porque aquí, me malicio, habrá para todos.... Porque, además, don Miguel es una persona blandita de moral y se viene abajo fácilmente. Si larga respecto a los tomantes, es posible que la alarma social y la indignación entre los estafados no tenga límites. Y también es posible que el ejemplo Blesa cunda en toda España, incluida la caja de mi pueblo, que conlleva música de tango.

Sinceramente, no me sorprendió el urgente que ayer remitió a mi móvil El Confidencial. El ingreso en prisión de Miguel Blesa era la crónica de un arresto anunciado para cualquier mediano conocedor de las andanzas de este hombre, Cara cera, como era conocido entre sus altos cargos durante los trece años que pasó en Cajamadrid. ¡Lo que mal empieza mal acaba!

Miguel Blesa