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Garzón y Zaragoza, la revolución pendiente
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Graciano Palomo

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Garzón y Zaragoza, la revolución pendiente

No hay noche en la que el exjuez no tenga algún sobresalto bien por los escritos de Alfonso Guerra bien por la exculpación de documentos y

Foto: Inauguración de la fundacion chirac en parís
Inauguración de la fundacion chirac en parís

No hay noche en la que el exjuez no tenga algún sobresalto bien por los escritos de Alfonso Guerra bien por la exculpación de documentos y cintas grabadas del inefable José Amedo que amenaza de nuevo ahora con un libro tabulado por la paisana arandina Ymelda Navajo.

“Convocatoria Ciudadana es la plataforma desde la que el exjuez que adoraba a Santiago Carrillo y al que reza todas las noches antes de dormir, y Mayor Zaragoza, el exdirector general de Unesco y máximo asesor de Rodríguez Zapatero (Alianza de Civilizaciones), piensan agitar la jofaina española que consideran infecta y semipodrida. Esto es, una auténtica cruzada democrática. Lo que hay no sirve, ponzoña pura y dura; las urnas, cloacas inmundas y aborrecibles.

De Garzón creo que está todo escrito. Pero no de Federico Mayor Zaragoza. Fue un brillantísimo catedrático de Farmacia en la Universidad de Granada para luego perderse un extraordinario investigador por el oropel público. Pocos saben que fue subsecretario de Educación en el penúltimo gobierno de Franco con el sietemagnífico Cruz Martinez Esteruelas y luego ministrode la misma cosa con Leopoldo Calvo Sotelo, que como todo el mundo sabe fue un troskista de principio hasta Ribadeo.

Yo creo que el derecho a la evolución no se le puede negar a nadie, pero, oiga, un mínimo de respeto a la hora de replantear posiciones.

Mayor Zaragoza, una cabeza privilegiada desde el punto de vista teórico, hacía suspirar a las alumnas granaínas con su imperial porte y todavía conserva ese tic de noble patricio. Lo único que le faltaba era ese toque sutil de progre, aunque ocupe silla y dietas en algunos consejos de emporios capitalistas a rabiar.¡Nadie es perfecto! Pero tras ese toque mediático glamuroso que le ofrece Iñaki Gabilondo o Mamem Mendizábal, el catalán puede morir tranquilo.

Tengo prometido que un día de estos acudiré a uno de sus actos de movilización ciudadana. La verdad es que llevo tiempo con ganas de montar la marimorena y no precisamente la de Carlitos Cuesta.

No hay noche en la que el exjuez no tenga algún sobresalto bien por los escritos de Alfonso Guerra bien por la exculpación de documentos y cintas grabadas del inefable José Amedo que amenaza de nuevo ahora con un libro tabulado por la paisana arandina Ymelda Navajo.

Baltasar Garzón Federico Mayor Zaragoza