Fabra solivianta a Valencia y Génova 13

Antes que nada debo escribir y escribo que Valencia y su comunidad son predios de todo punto esencial para el partido que gobierna España. Y acto seguido debo decir y digo que la praxis política española suele aleccionar acerca de los hereus que tienen la tentación indefectible de creerse que son de verdad. El último episodio se produce en la Comunidad Valenciana.

Tras la marcha de Francisco Camps, con todo el desgarro personal que supuso para un entonces barón que aspiraba a conquistar Madrid, llegó Alberto Fabra, que teóricamente debía liderar la fuerza centroderecha para mantener el inmenso poder acumulado desde que Eduardo Zaplana -justo es reconocérselo- dio un giro histórico al poder político en un territorio ancestralmente de izquierdas.

No parece que el señor Fabra haya respetado mucho a los que hicieron posible su ascenso y ni siquiera a los que le entregaron el poder. ¡Cuentan y no paran!

El sucedido tiene que ver con la televisión autonómica Canal Nou -¡madre de grandes desdichas!- que después de tanto ERE ha decidido conceder buena parte de su gestión a la productora Vértice, actualmente dominada por un fondo de inversión norteamericano que responde por el nombre de HIG. Y si cae algo más será para Lavinia, la empresa del tripartito catalán, con proclividades nacionalistas/independentistas/socializantes e incluso si se agita algo el sombrajo puede que también pesque en ese estanque Jaume Roures y su nunca bien explicada Mediapro.

Naturalmente, han quedado al pairo los parados valencianos productos de los ERES, su propia industria autóctona audiovisual, que existe, y sobre todo los aspirantes Vocento/Cope, que se han quedado a la luna de Valencia, nunca mejor escrito.

Cuando la noticia de estas adjudicaciones llegó a Génova 13 los teléfonos echaron humo y pidieron explicaciones.

-No es que haya mala intención, contestaron desde las orillas del Turia... Sencillamente, que no se entera de nada (Fabra).

O sí, oiga. O sí... No es la única cuita que le embarga al aspirante a candidato, si llega. Resulta que está enfrentado a muerte e intentando hacer la punyete al principal activo desde antaño que tiene el PP por esos predios, Rita Barberá. Que todo el mundo los tiene bien puestos. Ya se grita por el cálido paisaje valenciano esto de ¡Fabra, dimite, el PP no te admite!