Es noticia
Gallardón, del rosa al amarillo
  1. España
  2. Palo Alto
Graciano Palomo

Palo Alto

Por

Gallardón, del rosa al amarillo

Debo comprender y comprendo el enorme enojo que existe en el llamado Complejo de la Moncloa con la ley Gallardón sobre el aborto que ha soliviantado

Foto: El ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón (EFE)
El ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón (EFE)

Debo comprender y comprendo el enorme enojo que existe en el llamado Complejo de la Moncloa con la ley Gallardón sobre el aborto que ha soliviantado a toda España –a favor y en contra- y a media Europa (en contra).

Lo primero es antes que nada. En este tipo de cuestiones el que suscribe no suele opinar; respeta lo que cada cual entienda mejor porque se trata de una cuestión muy íntima, personal, de conciencia. Yo me quedo con un presupuesto: cuando haya vida, si la hubiere, entonces, oiga, la cosa es sagrada. Pero a este respecto los científicos tampoco se ponen de acuerdo.

Yo me limito a describir los efectos de una medida “política”. Punto. El hecho cierto es que, por ejemplo, durante los últimos días en la gran prensa europea (Francia, singularmente) no se habla de que la prima de riesgo española es ya asumible; que el paro se reduce; que la inversión europea y estadounidense retorna. No. Se habla de que “España ha retrocedido treinta años”.

Alberto Ruiz-Gallardón ha pasado de ser el inevitable “verso suelto” del centro derecha a disputar el collar de perro guardián de las esencias al inexportable Jorge Fernández Díaz, cuando ya la sociedad española había asimilado el dislate de las ‘leyres pajines’ y ‘aídos’ bajo la no retornable égida zapateril. Algo han hecho mal, aunque sólo sea la explicación.

Hace unos días una reputada columnista de El Mundo se mesaba los cabellos porque el “mirlo blanco” de la derecha en la progresía se había hecho el hara-kiri con esta ley.

Si Rajoy/Cospedal llevan braceando desde el 2008 (Congreso de Valencia) para que el centroderecha no se fragmente, hete aquí que aparece el díscolo Gallardón caído de repente de su caballo prisaíco al que presentan sus antiguos valedores como un káiser paladín del “ancient régimen”. ¡Joder, qué tropa!

Me temo que no sucederá a corto plazo, oiga, pero este Gabinete necesita unos cuantos remiendos en forma de ceses fulminantes. Bueno, tratándose del presidente Rajoy, semifulminantes.

Todo al revés. Gallardón, l´enfant terrible durante lustros, deja paso a realidades más visibles, tipo Fátima Báñez. El presidente se descaralla de risa.

Lo que es sorprendente –ingenuo, en cualquier caso, no lo es- que el ala dura del PP incluso ya con exmilitantes tipo Abascal hablen de aplicar el programa electoral para evitar la desbandada de militantes.

¡Ahora, a media docena lo llaman desbandada!

Son de la escuela Aznar: el PP soy yo.

Debo comprender y comprendo el enorme enojo que existe en el llamado Complejo de la Moncloa con la ley Gallardón sobre el aborto que ha soliviantado a toda España –a favor y en contra- y a media Europa (en contra).

Alberto Ruiz-Gallardón Moncloa Mariano Rajoy José María Aznar