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El periodista que miró a los asesinos
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Graciano Palomo

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El periodista que miró a los asesinos

Observé el video de la invitación de Cake Minuesa en París cuando un canal de televisión galo enseñó al periodista invitando “cordialmente” a la gran colección

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Observé el video de la invitación de Cake Minuesa en París cuando un canal de televisión galo enseñó al periodista invitando “cordialmente” a la gran colección de asesinos (70) que se habían reunido en el matadero de Durango para escenificar un aquelarre made in ETA.

Me quedé de una pieza. Bien es cierto que ya había visto en otras ocasiones al intrépido reportero (¡qué buen vasallo si hubiera buen señor!) meterse en las madrigueras de otros lobos de semejante jaez.

No conozco personalmente al tal Minuesa, si bien tengo inputs respecto a su forma de hacer periodismo que, desde luego, no es la manera más cómoda de ganarse la vida con un oficio como éste. Porque no le conozco y porque su riesgo me merece el mayor de los respetos del mundo es porque este post tiene toda la honestidad y la admiración del que suscribe.

Durante muchos lustros he conocido situaciones de peligro extremo en aquellos lares por mor del terrorismo en activo y sus soplones. Recuerdo al expresidente Suárez en su última visita al País Vasco siendo presidente del Gobierno, y a sus principales colaboradores ir sudando la gota gorda por los chalecos antibala que les habían puesto. Recuerdo el pánico –literal- que se vivió en la residencia del delegado del Gobierno en Vitoria –entonces Marcelino Oreja- y así un sinfín de situaciones terribles como los asesinatos de los periodistas Portell y López de la Calle, entre otros.

Por eso, cuando vi a Cake enfrentándose abiertamente, mirándoles a los ojos, conminándo a los asesinos a que pidieran perdón, me dije que, en efecto, algo ha cambiado. No sé si puedo afirmar que ETA ha sido derrotada –sinceramente no lo sé, tal y como afirma taxativamente Luis Rodríguez Aizpiolea- pero desde luego que me sentí representado por Minuesa, quien a su vez demostró una superioridad moral irrefutable ante la jarca de asesinos. Punto. Esto es lo sustancial. Y lo sustancial es siempre lo sustancial.

Observé el video de la invitación de Cake Minuesa en París cuando un canal de televisión galo enseñó al periodista invitando “cordialmente” a la gran colección de asesinos (70) que se habían reunido en el matadero de Durango para escenificar un aquelarre made in ETA.

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