Fuerza de 'Franciscus': vive como predica

La jerarquía católica española, constituida en torno a la Conferencia Episcopal Española, ha iniciado los trámites internos –mediante votaciones democráticas, ¡ojo!- para desmontar de alguna manera el “rouquismo”, aunque menos.

El largo periodo de poder de Antonio María Rouco Varela, durante el cual procedió a cooptar obispos y otros altos dignatarios eclesiásticos, tampoco es cuestión de dos días. ¡Que nadie se llame a engaño!

Lo sustancial es que la CEE se haya percatado –como entiendo lo ha hecho- de que el Papa de Roma desea que España no sea una isla Barataria instalada en modos y maneras superadas.

La fuerza del jesuita “franciscano” es que vive como predica y esto en estos tiempos es un input de valor extraordinario entre las masas. Ese es el mensaje que los 80 obispos españoles recibieron de Su Santidad en su reciente periplo vaticano.

No quiero entrar en argumentos ad hominem respecto a obispos y cardenales. Lo sustancial es que en la Iglesia –como siempre a lo largo de sus XXI siglos de existencia- conviven distintas sensibilidades a la hora de interpretar el Evangelio, aunque todas ellas pasan por concebir esto como un “valle de lágrimas” y en donde nadie es más que nadie.

Francisco le arrebató a la “izquierdona” la seña de identidad esa tan ancestral y abigarrada por estos predios de que para ser progre hay que militar necesariamente en el anticatolicismo.

La Iglesia católica en España tiene Cáritas de la que todos, creyentes o no, estamos singularmente orgullosos. Pero no sólo.

“El ejemplo es la campaña de imagen más decisiva y poderosa que podemos utilizar para que muchos compatriotas nos comprendan de una vez y se apeen de sanbenitos injustos y superados…”, me dice un príncipe de la Iglesia que pasea por la calle como si fuera un tipo de clase media/baja más. En el fondo es lo que son.