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El mozo que pudo derribar a un Rey
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Graciano Palomo

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El mozo que pudo derribar a un Rey

Una colega muy puesta en las cuestiones de la Casa Real me dice que ahora la preocupación de la Reina Sofía –esposa, madre y abuela- es

Foto: Iñaki Urdangarin llegando al juzgado de Palma el 23 de febrero de 2013 (Gtres)
Iñaki Urdangarin llegando al juzgado de Palma el 23 de febrero de 2013 (Gtres)

Una colega muy puesta en las cuestiones de la Casa Real me dice que ahora la preocupación de la Reina Sofía –esposa, madre y abuela- es sostener humanamente al yerno que otrora era paradigma de “honradez”. Porque el todavía Duque de Palma levita al unísono de Santa Teresa de “muero porque no muero”.

Nada podía ser más conveniente para la Corona de Felipe VI que el mocetón vasco entrara por su propio pie en la cárcel para cumplir como cualquier hijo de vecino que haya delinquido –si es que los jueces así lo certifican- la sentencia que le fuere impuesta. Otra cosa es el caso de la Infanta Cristina a la que, al menos, habrá que reconocer coraje para sostenella y no enmendalla en el sentido de seguir casada con el antiguo jugador de balonmano.

Si la Audiencia de Palma no tumba el auto de José Castro, doña Cristina se sentará en el banquillo y ése será el momento en que el Duque “em-palmado” exonere de toda responsabilidad a su señora esposa.

Dicen también que una de las razones del distanciamiento entre el Rey abdicatario y doña Sofía fue el reproche que don Juan Carlos hace a su mujer respecto a que insistiera en autorizar los matrimonios de sus hijas, especialmente, el de la segunda.

En el deterioro de la institución sustanciado en la figura de Juan Carlos I tienen que ver muchas cosas, sin duda. La crisis, el paro, Corinna (aunque menos), Botswana (aunque menos). Lo que viene dinamitando la auctóritas de la Corona ha sido la proximidad de la corrupción perfectamente tabulada en el yerno y de paso el corolario de la Infanta. Ese episodio que pasará a los anales de la historia más negra de la Monarquía tardará mucho tiempo en olvidarse y vaya usted a saber con qué deriva final.

Una colega muy puesta en las cuestiones de la Casa Real me dice que ahora la preocupación de la Reina Sofía –esposa, madre y abuela- es sostener humanamente al yerno que otrora era paradigma de “honradez”. Porque el todavía Duque de Palma levita al unísono de Santa Teresa de “muero porque no muero”.

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