Banderas y Bardem, dos actores, dos políticas

Antonio Banderas es dios en su tierra malagueña, donde acude con cierta frecuencia jaleado por figuras del stars systemhollywoodiense… Este verano se ha traído a la Costa del Sol a medio Hollywood -Sylvester Stallone, Wesley Snipes, Jason Statham y Kellan Lutz- y hasta ha hecho subir a la montaña sagrada del “Starline” a Mia Farrow, por ejemplo, donde la musa de Woddy Allen relató a los asistentes algunos de los secretos del actor español.

Banderas jugueteó en su día con el PSOE de Felipe González y Manuel Chaves, cuando mandaban un partido que se había convertido en una auténtica iglesia y llegó a pedir el voto de manera subliminal para el socialismo andaluz y felipista tras ser agraciado con una gran campaña de publicidad institucional internacional en defensa de Andalucía. Pero al mismo tiempo don Antonio también cuidaba al alcalde de su ciudad, Paco de la Torre (PP), como mandan los cánones del buen subsistir y deambular por la cosa pública. Su veta solidaria la ejercita sin aspavientos y sin agresividades. ¡Al fin y al cabo no deja de ser un privilegiado del sistema! Y él lo sabe.

Este verano -¡cómo no!- también ha sido noticia mundial la otra pareja hispana de presencia en Hollywood, Javier Bardem & Penélope Cruz, a propósito de sus feroces ataques al comportamiento israelí en Gaza y que ha tenido la respuesta, entre otros, de John Voight, que representa el ala dura y derechista de Hollywood, recordándoles que Israel también tiene derecho a existir, así como su provechosa y descansada vida en los Estados Unidos, su país de acogida y fortuna. Tuvieron que bajar el pistón y pedir disculpas aunque en este asunto y desde mi perspectiva llevaban toda la razón: la falta de moderación y proporcionalidad acusa de plano a Israel y su Netanyahu, que se pasea con sus misiles con la misma chulería indecente como si fuera –porque lo está- protegido por el primo de zumosol.

Banderas se conduce por el mundo con una cierta prudencia progre y mesura a la hora de pisar minas políticas. Bardem, por el contrario, ha decidido ir al choque y está en su derecho. Por algo mamó el comunismo -o lo que fuera- desde su más tierna infancia y en el lar paterno y materno. Es decir, de casta la viene al galgo. No me extrañaría, por tanto, que tal y como están las cosas, terminara apoyando políticamente en España lo que el runrún dice que va a apoyar. ¡Quiero verlo y oírlo!