Palo Alto
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Las tres ‘D’ de Carlos Osoro, el vicario del Papa Francisco
Tenía verdaderas ganas de conocer al emergente arzobispo de Madrid Carlos Osoro, cántabro de nacimiento y universal de ejercicio
Tenía verdaderas ganas de conocer al emergente arzobispo de Madrid Carlos Osoro, cántabro de nacimiento y universal de ejercicio. Fue posible en la antecámara de un plató de televisión durante los primeros días de la pasada semana.
Por cierto, no le informé de una cosa que ignora: el próximo mes de marzo el Papa de Roma le impondrá el capelo cardenalicio tal y como exige la dignidad del arzobispado de Madrid, antes capital de la antes católica España. No le observé especialmente preocupado por ello, pero supongo lo agradecerá porque la púrpura de príncipe de la Iglesia nunca amarga a un cura.
De Osoro, pulcro en negro y vozarrón cantando en latín, me habían dicho muchas cosas, pero fundamentalmente una: es el elegido por el Papa Francisco –está que se sale tras el éxito de sus gestiones entre EEUU y Cuba– para implantar en la Iglesia española el hálito tangible entre franciscano y jesuítico del Papa argentino.
Don Carlos, que gusta de prolegómenos antes de la conclusión, me habló de sus tres ‘D’ cuando le pedí un análisis de los males que nos envuelven. Ahí van:
-Desdibujamiento. Se han desdibujado de la sociedad española los valores de siempre y no han sido sustituidos por otros que tengan solidez y armonía.
-Desesperación. Asunto muy grave(atentado como símbolo contra la sede del PP el pasado viernes), motivado por las exclusiones sociales y las injusticias inherentes a una crisis económica y social de muy profundas raíces.
-Desilusión. Todo íntimamente unido a lo anterior. Sin ilusión una sociedad se queda sin motor para avanzar. La cuneta es su destino.
Osoro dixit. Tiene 69 años, un crío en los tiempos de la Iglesia. Un próximo cardenal con pinta de cura de parroquia que terminará en Madrid por ser tan popular como en Valencia.
Escrito lo anterior me permito recomendar a ustedes que ante el obispo Carlos no confundan valor y precio.
Tenía verdaderas ganas de conocer al emergente arzobispo de Madrid Carlos Osoro, cántabro de nacimiento y universal de ejercicio. Fue posible en la antecámara de un plató de televisión durante los primeros días de la pasada semana.