Es noticia
En espera, la lista de defraudadores gruesos
  1. España
  2. Palo Alto
Graciano Palomo

Palo Alto

Por

En espera, la lista de defraudadores gruesos

A un servidor le sorprende el nulo interés que ha suscitado el anuncio de Rajoy respecto a la intención gubernamental de preparar una lista de “defraudadores gruesos”. Sabina y otros de la ceja multiprogre estarían entre los afectados

Foto: Joaquín Sabina, en un concierto en el Palau Sant Jordi de Barcelona. (EFE/Marta Pérez)
Joaquín Sabina, en un concierto en el Palau Sant Jordi de Barcelona. (EFE/Marta Pérez)

Una de las sorpresas que este columnista se ha llevado tras el debate ha sido precisamente el escaso interés, más bien el ni p.to caso que todo el mundo ha hecho al anuncio del jefe de Gobierno respecto a la intención gubernamental de preparar una lista de “defraudadores gruesos” que pondría patas arrriba la consideración social de unos y de otros.

Lo dijo solemnemente el primer ministro en sede parlamentaria tras los papeles remitidos por su ministro de Hacienda casi al mismo tiempo que los técnicos de la Agencia Tributaria ultimaban los documentos para poder decir que Joaquín Sabina ya no debe nada al fisco tras acordar una cifra que haría temblar las entretelas del pueblo llano. Luego vienen otros de la ceja multiprogre.

Miren, en una democracia seria y consolidada donde las expropiaciones no se llevan a cabo salvo en caso de sumo interés general y previa firma de un juez, la política fiscal es el principal instrumento con el que cuenta el poder ejecutivo para llevar a cabo y plasmar sus ideas respecto a cómo debe conducirse una sociedad concreta.

Teóricamente, digo teóricamente, la izquierda o mejor las izquierdas deberían haber acogido con enorme entusiasmo la propuesta gubernamental y haberse subido a ese palito. Porque lo que no se puede en puridad democrática y coherencia mínima es estar dando todo el día la barrila respecto a que los ricos no pagan (que puede ser o es así) y luego llamarte andanas cuando se les puede ajustar la cartera simplemente publicando los nombres de los defraudadores.

Observo mucha hipocresía al respecto. Y no sólo entre los dirigentes políticos. Después del “caso Monedero” unos y otros deberían haber tomado buena nota porque al final la computadora ‘Clara’, que no entiende de nombres al frente del ministerio de Hacienda, sigue pintando y alertando cuando las cuentas no cuadran. Y tal y como le ha ocurrido al bueno del profesor de la universidad de José Carrillo -¡cuánto tiempo para un simple informe sobre incompatibilidad de un funcionario!- cualquier distracción en el pago de tributos, es decir, del dinero del pueblo, resulta letal para transitar por la vida pública.

¡No aprenden!

Una de las sorpresas que este columnista se ha llevado tras el debate ha sido precisamente el escaso interés, más bien el ni p.to caso que todo el mundo ha hecho al anuncio del jefe de Gobierno respecto a la intención gubernamental de preparar una lista de “defraudadores gruesos” que pondría patas arrriba la consideración social de unos y de otros.

Joaquín Sabina