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Cuando el juez Marchena les ahogó en su propia salsa
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Graciano Palomo

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Cuando el juez Marchena les ahogó en su propia salsa

Mucho más importante que pertenecer a una asociación de magistrados politizada es ser un buen juez. Como Manuel Marchena, quien, en una sentencia histórica, ha dado ejemplo a sus compañeros

Foto: Manuel Marchena, en la toma de posesión de su cargo de presidente de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo. (EFE/Sergio Barrenechea)
Manuel Marchena, en la toma de posesión de su cargo de presidente de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo. (EFE/Sergio Barrenechea)

Mucho más importante que pertenecer a la Asociación Profesional de la Magistratura(APM), Jueces para la Democracia, Francisco de Vitoriao la Asociación Independiente, es ser un buen juez. Un profesional independiente que sepa Derecho, Historia y lo que ocurre alrededor de la sociedad a la que juzga mediante a la aplicación de las leyes en un Estado precisamente de Derecho.

Es, justamente, lo que ha hecho esta semana el magistrado del Tribunal Supremo Manuel Marchena en una sentencia histórica [ver documento]que terminará por convertirse en Jurisprudencia (una más) en un asunto capital para la pervivencia del sistema democrático. El presidente de la Sala de lo Penal deja con las vergüenzas al descubierto al también magistrado de esa Sala,Perfecto Andrés Ibáñez, personaje ampliamente conocido entre todos los que se ganan la vida con este “chollo” por su radicalismo ideológico (no me atrevo a escribir militancia) y sus esperpénticas sentencias siempre teñidas de sus considerandos politicos. Algo elemental: las leyes se redactan en el parlamentodemocrático, no en las algaradas. Es algo de BUP. De paso cuelga profesionalmente de una pica a los subordinadosde la Audiencia Nacional, Ramón Sáez Valcarcel y a su compañera Manuela Fernández Prado,a los que el fiscal en su recurso acusó de “politización extrema” y de volcar su ideología en lugar de aplicar la ley. Gravisimas acusaciones recogidas como buenas por el Tribunal Supremo.

¿Cómo puede el señor Sáez Valcarcel y la señora Fernández Prado seguir cobrando de la Audiencia Nacional después de lo que la fiscalía y el Supremo ha entendido de sus sentencias? No hay que olvidar que Marchena fue secundado también por otros tres magistrados del Supremo –Francisco Moteverde,Juan Ramón Bergudo y Luciano Varela–frente a los exiguos, pobres y realmente alarmantes argumentos de Perfecto Andrés Ibáñez, que llegó a sostener que la concentración ante el Parlament tenía como objeto “impedir la aprobación de recortes” en la cámara legislativa catalana y por tanto “esas conductas de los asaltantes no son aptas para integrar el delito”. Es decir, don Perfecto, que si se asalta un parlamento esgrimiendo subjetivamente una causa “socialmente” entendible, ¿no hay delito? Es decir, que si usted produce ruido a un vecino y no deja descansar a sus niños, ¿puede entrar en el domicilio de usted y tomarse la justicia por su mano? ¡De aurora boreal!

Me llama la atención, delos 80 folios de la sentencia, un párrafo que entiendo tiene singular importancia. Dice: “La historia europea ofrece elocuentes ejemplos en los que la destrucción del régimen democrático y la locura totalitaria se inició con un acto violento contra el órganolegislativo…”

Se hará necesario recordar a los señores jueces Ramón Sáez Valcarce, Manuela Fernández Prado y al supremoPerfecto Andrés Ibáñez, a qué se están refiriendo los señores Marchena, Monteverde, Varela y Bergudo? ¿O prefieren que les hubieran puesto también algunos de los ejemplos ocurridos en la Unión Soviética durante y tras 1917?

¿Puede extrañarse alguien que el Supremo haya tenido que recordar a jueces –que viven de ello y no precisamente mal–que no se puede banalizar la democracia? ¿O quela locura totalitaria empezó con ataques de aquella guisa? ¿No produce tristeza y melancolía tener quehacer entender a jueces instalados en las más altas instancias de la Administración de Justicia que el asalto a un parlamento democrático para impedir que ejerza sus funciones es un hecho democráticamente muy grave? ¿Acaso no conocen las leyes democráticas?

¿Pagamos tantos impuestos para esto?

¡Acongojante, oiga!

Mucho más importante que pertenecer a la Asociación Profesional de la Magistratura(APM), Jueces para la Democracia, Francisco de Vitoriao la Asociación Independiente, es ser un buen juez. Un profesional independiente que sepa Derecho, Historia y lo que ocurre alrededor de la sociedad a la que juzga mediante a la aplicación de las leyes en un Estado precisamente de Derecho.

Manuel Marchena Tribunal Supremo Parlamento de Cataluña