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El caso de los currículum falsos
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Graciano Palomo

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El caso de los currículum falsos

En España la lista afecta a todos los partidos, pero el caso de Ciudadanos resulta especialmente llamativo por cuanto es una formación joven y de declarada vocación “regeneracionista”

Foto: Albert Rivera junto a Fernando de Páramo (a la derecha) en una rueda de prensa celebrada en septiembre de 2014. (EFE)
Albert Rivera junto a Fernando de Páramo (a la derecha) en una rueda de prensa celebrada en septiembre de 2014. (EFE)

Una de las asignaturas pendientes de la democracia española -hablo del sistema que no sólo se refiere a la vida política- es que las corrupciones de baja intensidad siguen sin ser penalizadas ni oficial ni socialmente.

En realidad, la vida política e institucional española está llena de casos con currículum falseados o abultados, que viene a ser lo mismo. En Alemania estas prácticas -como otras que tienen que ver con medallas académicas que no existieron- se pagan con el averno 'ipso facto'. El delfín de Merkel, Karl-Theodor zu Guttenberg​, entonces ministro de Defensa y candidato al liderazgo de la CDU, se tuvo que ir a casa con oprobio cuando se descubrió el plagio de unas páginas en su tesis doctoral. Igual que le ocurrió a la ministra de Educación, íntima amiga de la canciller, por similares prácticas.

En España la lista resulta interminable y afecta a todos los partidos. Pero el caso de Ciudadanos resulta especialmente llamativo por cuanto es una formación joven y de declarada vocación “regeneracionista”. Su número dos por Madrid, César Zafra, todavía no dimitido, ejerció como abogado sin serlo en un bufete de Alcobendas, y el concejal de la misma formación José Antonio Carrero presume de su Champions League con el Real Madid (IX, Glasgow) cuando ni siquiera formaba parte del equipo que entonces dirigía Vicente del Bosque.

En el PP y el PSOE también se han dado casos similares. Desde Jaime González Taboada a Juan Pascual Soria, Moreno Bonilla y Tomás Burgos

En el Partido Popular y en el PSOE también se han dado casos similares. Desde el ínclito consejero de Medio Ambiente, Jaime González Taboada, que según su web era licenciado en Derecho por la Autónoma de Madrid y resulta que no tiene estudios superiores. O el caso de Juan Pascual Soria, que fue candidato del PP a la alcaldía de Moratalla y tuvo que irse por inventarse su grado de Derecho. Sin olvidar el caso de Moreno Bonilla, que alardeó de máster en ADE y otras zarandajas. Falso. El número uno por Valladolid, Tomás Burgos, un falso médico a palos.

Juan Carlos Monedero, el profesor Titular de la Complutense, liquidado en Podemos después de haber sido uno de sus fundadores, también engordó su currículum académico sin que le temblara la pluma a la hora de escribir.

La dirigente del PSOE Elena Valenciano presumía de dos licenciaturas en Ciencias Políticas y Derecho que no consiguió terminar nunca.

La lista, que empezó Luis Roldán, se hace interminable.

En términos de transparencia y lucha contra la corrupción, asunto del que Albert Rivera hace cuestión de gabinete, se empieza falseando el currículum, luego se falsean las cuentas y finalmente se acaba robando de ellas.

Espero dimisiones.

Una de las asignaturas pendientes de la democracia española -hablo del sistema que no sólo se refiere a la vida política- es que las corrupciones de baja intensidad siguen sin ser penalizadas ni oficial ni socialmente.

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