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Cataluña, en quiebra
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Graciano Palomo

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Cataluña, en quiebra

Ahí tienen ustedes al falso historiador Junqueras postrado de hinojos ante el maltratado Montoro suplicando un fajo de billetes para pagar la nómina de la administración autonómica

Foto: Reunión de Montoro con Oriol Junqueras. (EFE)
Reunión de Montoro con Oriol Junqueras. (EFE)

Andan jugando a políticos y no tienen ni para abrir el grifo. Lo peor es que una gran parte de la población española que vive en Cataluña no se ha enterado -porque prefiere seguir con la cabeza bajo el ala- que la causa de su penuria extraordinaria la tienen los dirigentes que ellos mismos han elegido una y otra vez. Persistente y machaconamente.

Ahí tienen ustedes al falso historiador Oriol Junqueras postrado de hinojos ante el maltratado Montoro suplicando un fajo de billetes para poder pagar la abultada nómina de una administración autonómica volcada en todo menos en la persecución de los intereses ciudadanos. Esa imagen debería servir para que algunos reflexionen; no lo harán. La culpa de su bancarrota la tendrán los de siempre: los andaluces, extremeños, castellanos, canarios y hasta los nativos zahoríes. Es el discurso huero de unos irresponsables soberbiamente instalados en la caverna y ahítos de cetros feudalistas.

Dicen que si algún pueblo sabe de dinero, ése es el catalán. En Europa se mesan los cabellos ante el desbarajuste de un pequeño territorio que antes fue paradigma del sentido común. Siguen en rebeldía mientras pasan el platillo y apelan a la cuarta potencia económica europea para que puedan abrir las puertas de los colegios y las agencias de calificación no les manden definitivamente al averno. Desafían la legalidad, se ciscan en las instituciones democráticas, se ponen la barretina para 27.000 kilómetros cuadrados y sacan pecho ante el resto del mundo mostrando sus vuelos gallináceos.

Éste es el gran problema de España: Cataluña, que en breve se agravará con País Vasco e incluso Galicia. El resto de los asuntos palidecen ante un lío atrabiliario y demodé cuando ya se puede cruzar la tierra de norte a sur en menos de quince horas de vuelo. Porque si se dan pasos hacia la secesión será un proceso sin posibilidad de retorno, mientras que subir medio punto el IVA tiene arreglo.

Termino como empecé: hay que perder toda esperanza de que el más mínimo sentido común se instale en medio de aquella y cansina la tribu.

Andan jugando a políticos y no tienen ni para abrir el grifo. Lo peor es que una gran parte de la población española que vive en Cataluña no se ha enterado -porque prefiere seguir con la cabeza bajo el ala- que la causa de su penuria extraordinaria la tienen los dirigentes que ellos mismos han elegido una y otra vez. Persistente y machaconamente.

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