Cuando vamos a perder dos veces Cuba

Dicen que Raúl Castro se choteó de Barack Obama en su histórica visita a la antigua perla de la Corona. La misma cuya pérdida (1898) provocó una gran crisis en la España de entonces y que de alguna manera seguimos sufriendo hoy.

Durante el 'periodo especial' decretado por el régimen dictatorial de Fidel Castro, continuado por su hermano, al que traspasó todo el poder isleño como si fuera la corona de los Borbones, tuve varias ocasiones para conocer a fondo el 'problema cubano'. La URSS acababa de disolverse como un azucarillo tras la caída del Muro y los barcos cargados de alimentos ya no llegaban. Los cubanos vivieron situaciones terribles de hambruna, carencias de todo tipo, incluso las más elementales para la supervivencia. Miles de personas perecieron; unos porque preferían correr el riesgo de los tiburones en los cayos de Florida, otros porque morían sencillamente de inanición. Sólo persistía la férrea voluntad de Castro abrazado a su viejo lema "¡Patria o muerte…Venceremos!".

La verdad objetiva es que está venciendo. El barbudo y anciano gallego (Láncara, Lugo) decía a los pocos que querían escucharle que él vería cómo un presidente de los Estados Unidos ponía pie en la bella tierra cubana. En aquellos años y posteriores los empresarios españoles desafiaron la Ley Helms-Burton e invirtieron en la isla grande. Ahora parece que el bocado mollar se lo van a llevar los norteamericanos, que durante casi setenta años eran los diablos de todos los infiernos. Bien es verdad que también aparecieron por allí muchos intereses franceses y canadienses que ya están sólidamente instalados.

No sé por qué me da la sensación de que vamos a perder ese tren en un lugar estratégico para los intereses de España. Me parecería bastante injusto. Nos pasa siempre o casi.

Voy a repetirlo por segunda vez: los letargos son para el invierno.