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Puigdemont se rinde: sin 'pelas' no hay paraíso
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Graciano Palomo

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Puigdemont se rinde: sin 'pelas' no hay paraíso

El 'president' no es un iluso y sabe que una cosa es abrevar las empresas de uno en las arcas públicas y otra embarcarse en una independencia sin poder pagar las nóminas

Foto: Puigdemont, durante un pleno del Parlamento catalán. (EFE)
Puigdemont, durante un pleno del Parlamento catalán. (EFE)

Algunos de los que asistieron al palco del Camp Nou durante el partido Barcelona-Real Madrid se percataron que no todo es vino y rosas en ese conglomerado secesionista que va de victoria en victoria hasta la derrota final.

La división en Junts pel Si es algo tan perceptible como el bajón deportivo del Barça. Dicen en Cataluña que el nuevo 'president', Carles Puigdemont, se ha olvidado de los muchos millones de las arcas públicas autonómicas que recibieron sus flácidas empresas mediáticas por parte de Artur Mas para oficiar en el ejercicio más antiguo del mundo político: matar al padre.

Pero tampoco parece que sus relaciones con el vicepresidente y 'conseller' de Economía, Oriol Junqueras, el hombre clave del momento, sean mejores; ni siquiera con la atrabiliaria y sospechosa presidenta del Parlament, Carmen Forcadell, parece existir 'feeling'.

El hecho cierto es que ha pedido día y hora a Mariano Rajoy, quien tampoco está para muchos trotes. ¿Con qué objeto? Pedir dinero. Obvio. Pero esta obviedad tiene lecturas realmente transcendentes. Porque el principal problema que tiene España no es la incertidumbre política o la falta de gobierno. No. El gran asunto es, sin lugar a dudas, el órdago secesionista.

Puigdemont, amén de sus supremas habilidades para recaudar en lo personal, es persona realista. No quiere pasar por ser el jefe del Gobierno autónomo que no puede pagar a sus empleados y su intento de recaudación propia es un completo fracaso. Nadie se ha tomado en serio ese intento que en sí mismo suponía la mayor estocada fáctica contra el Estado.

La ventaja que tiene Rajoy cuando reciba al presunto Honorable es que ya sabe de qué van estos señores. Y no parece que el presidente en funciones acceda a lo que Mas le pidió hace tres años: barra libre.

¡Libre pero para todos!

Algunos de los que asistieron al palco del Camp Nou durante el partido Barcelona-Real Madrid se percataron que no todo es vino y rosas en ese conglomerado secesionista que va de victoria en victoria hasta la derrota final.

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