Dicen que largan a Pedro Arriola

Alguien me ha mandado una alerta poniéndome en la pista del despido de Pedro Arriola. Dicen que saldrá de Génova 13 por haberla pifiado en el discurso de investidura del candidato Mariano Rajoy hace algún tiempo. Es decir que, por orden del jefe, la secretaria general ha cogido el contrato arriolístico y ha hecho como los angelitos de Badalona con el auto judicial que les impedía perpetrar lo que perpetraron.

¡Quiero verlo! Tengo mis dudas de que en las actuales circunstancias el aspirante a renovar en Moncloa se pueda permitir el lujo –Mariano se permite pocos y es más frío para estas cuestiones que un trozo de cemento del Muro– de despedir a una referencia básica para él. Bien es cierto que el sociólogo lleva mucho tiempo rumiando su jubilación y que, por una cosa u otra, siempre pide algo más de tiempo a la cola de la Seguridad Social.

Lo que me sorprende es que algunos sigan impresionándose con el “Arriola style”. Es un tipo frío, nada dado a alharacas, en el que pesan los datos y, por ende, enlazó estupendamente con el sucesor de Aznar. Bien es cierto que el sevillano no es precisamente barato y el cuartel general del PP –después de tanto Bárcenas, Correas, Sepúlvedas y otros especímenes varios– tampoco le salen los ‘Binladen’ por las ventanas como en los tiempos de vino y 'trinkets'.

Siempre he mantenido que, conociendo el paisaje, Arriola moriría para la consultoría política el mismo minuto en que Rajoy emprendiera el camino de Sanxenxo. Otra cosa es que ajusten los denarios, que es asunto muy recomendable.