El Gobierno sin Margallo: menos divertido pero mejor ambiente

Uno de los actuales miembros del Gobierno que mejor conoce al ex titular de Asuntos Exteriores , José Manuel García-Margallo, reconoce que el Ejecutivo es ahora “mucho menos divertido, pero más unido, solidario y con mejor ambiente” tras la salida del diputado por Alicante.

Porque Margallo actuaba de elemento “disolvente” dentro del equipo rajoniano. Hablaba mal de todos, criticaba a todo el mundo, desde la vicepresidenta al ministro de Hacienda pasando por la secretaria general del partido, y a la Secretaria de Estado de Comunicación. Iba por libre y no guardaba el más mínimo respeto al 'statu quo', ni consideración alguna a los que habían posibilitado que él, un ignoto eurodiputado magníficamente bien pagado durante lustros y conspiraciones de salón, pudiera sentarse en la poltrona del palacio de Santa Cruz.

Como sería la cosa, que fue al único ministro que Mariano Rajoy cesó en la segunda legislatura cuando pudo formar gobierno de nuevo. Digo el único porque Jorge Fernández Díaz arrastraba problemas serios de salud.

De ahí que el presidente cooptara a Alfonso Dastis un diplomático profesional que sabe conducirse con cautela y sigilo por los salones de la política internacional y especialmente europea. Es la antítesis de Margallo y en poco tiempo ha conseguido lo que el diputado no consiguió: que los ingleses se hayan puesto de los nervios tras el éxito diplomático en la Unión Europea en la cuestión de Gibraltar. Rajoy siempre ha buscado eficacia frente a teatrillo.

Hoy, según me cuentan, García-Margallo sigue haciendo lo que mejor sabe pero ya solo en los antedespachos de los programas televisivos que siempre es menos que ser ministro de Asuntos Exteriores del Reino de España.