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Un Borbón en el corazón de Westminster
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Graciano Palomo

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Un Borbón en el corazón de Westminster

El Rey se pronunció como un gran europeísta y tampoco le tembló la voz al recordar en aquel templo democrático una roca que conocemos como Gibraltar​

Foto: Felipe VI, rey de España, preside el foro empresarial hispano-británico en Londres. (EFE)
Felipe VI, rey de España, preside el foro empresarial hispano-británico en Londres. (EFE)

Jaime Alfonsín, el gran edecán silente de la Zarzuela, y el resto de los colaboradores que conforman el “círculo interior” del Monarca, pueden sentirse satisfechos con la visita de Estado al Reino Unido en la que también ha participado activamente la Moncloa y el Palacio de Santa Cruz.

Al rey Felipe, el prudente, no sabemos lo que le deparará la suerte y el destino, pero de lo hecho hasta ahora no podemos estar más orgullosos como ciudadanos, que no súbditos. En un rey representativo la imagen es mucho. Viéndole discursear con precisión y tacto en la lengua de Shakespeare en el corazón mismo de la democracia inglesa nadie podrá decir que es el jefe de un Estado “autoritario” y “fascista”. Cuando vi delante de él a toda la clase política británica recibiendo al representante de España con educación, cortesía y respeto, no pude por menos que recordar la cantidad de feos, gestos maleducados y conductas impropias que le han propinado una serie de quídam que pulula por este viejo, cuarteado y reseco país que todavía seguimos llamando España.

Personajes de cuarta categoría que encima abrevan sobre el erario público suelen buscar su minuto de gloria increpando al símbolo de un Estado

La sólida preparación intelectual, el trabajo estajanovista y el método implacable en la autodisciplina siempre producen resultados. 'Labor omnia vincit!'. Personajes de cuarta categoría que encima abrevan sobre el erario público (es decir, de nuestros impuestos, que son muchos y malgastados) suelen buscar su minuto de gloria increpando al símbolo de un Estado abierto, moderno y civilizado. La serenidad y la templanza es otro gran valor.

El Rey se pronunció como un gran europeísta y tampoco le tembló la voz al recordar en aquel templo democrático una roca que conocemos como Gibraltar. ¿Quién dijo miedo? Lo esperaban aquellos que tienen cerebros y querencias feudales incapaces de entender un mundo totalmente globalizado y que son felices y expertos en el chapoteo de estanques.

¡Bien hecho, Señor!

Jaime Alfonsín, el gran edecán silente de la Zarzuela, y el resto de los colaboradores que conforman el “círculo interior” del Monarca, pueden sentirse satisfechos con la visita de Estado al Reino Unido en la que también ha participado activamente la Moncloa y el Palacio de Santa Cruz.

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