El Rey en la manifestación de las Ramblas

Creo que el rey Felipe acertó al personarse en la manifestación de este sábado en Barcelona. Comprendo que su presencia irritase a los secesionistas y a los antisistema, pero al día de hoy es el jefe del Estado.

Un jefe de Estado moderno no puede desconocer la respuesta de una sociedad –a la que representa– a los actos de barbarie. Además, la tradición está para romperse. No es un monarca al uso de Fernando de Aragón, ni siquiera de Felipe V. Quizá debería haber acompañado a los principales afectados de la masacre en primera fila, precisamente como representante de esa sociedad, pero, teniendo en cuenta todas las circunstancias, lo realmente decisivo es que caminase por las Ramblas.

Si algo ha demostrado durante su corto y nada fácil reinado Felipe VI, es su sentido del Estado y de saber cuál es su deber en cada momento. Con discreción y altura.

Algún día tendrá que poner la Corona a refrendo. De esto caben pocas dudas. Que tiene que ganarse el sueldo hora a hora, semana a semana, mes a mes

Ya sabe lo que le espera. Ha padecido ya en primera persona muchas impertinencias, cuando no faltas de respeto y consideración, incluso como persona. Es consciente también de que le seguirán cayendo pedradas a troche y moche; pero al mismo tiempo sabe que cuenta con una inmensa mayoría del pueblo llano que le respeta y le respalda.

Algún día, sí o sí, tendrá que poner la Corona a refrendo. De esto caben pocas dudas. Que tiene que ganarse el sueldo hora a hora, semana a semana, mes a mes.

En ese sueldo está asistir a la manifestación de Barcelona. Su presencia se ha hecho notar. Representa al Estado o, si prefieren, a toda España. Si a una minoría exaltada no les agrada lo tienen fácil: que desayunen con azúcar.