Es noticia
La Iglesia española y la derecha
  1. España
  2. Palo Alto
Graciano Palomo

Palo Alto

Por

La Iglesia española y la derecha

A Blázquez&Cía lo que más le importa es que no les etiqueten; no aparecer en negrita en los periódicos y, sobre todo, que no les adjunten a partido político

Foto:  El arzobispo de Madrid, el cardenal Carlos Osoro. (EFE)
El arzobispo de Madrid, el cardenal Carlos Osoro. (EFE)

La marcha obligada del cardenal Antonio María Rouco Varela, líder indiscutido e indiscutible de la Iglesia Católica española durante lustros, dejó un vacio de liderazgo que ni Ricardo Blázquez, que sólo habla con Dios y los asuntos terrenales le importan tanto como una higa, ni Carlos Osoro, el gran 'bluff' pese a estar avalado personalmente por el papa Bergoglio, han sido capaces de llenar.

La calle Añastro 1 es un predio exclusivo de algunos seglares que ante el vació sotanil están haciendo su primavera y verano. La consigna es pasar desapercibidos a toda costa, como si los enemigos de la Iglesia, que los tiene, no les fueran a levantar el cogote para volárselo.

Rouco, tan discutido y denostado, se fumaba un puro ante las críticas y se bebía un aguardiente amarillo gallego si le ponían a escurrir, por ejemplo, que Wyoming hiciera chacota con su persona o su hábito. Lo tenía claro. Ahora a Blázquez&Cía lo que más le importa es que no les etiqueten; no aparecer en negrita en los periódicos y, sobre todo, que no les adjunten a partido político alguno como si fuera un misterio la filiación de la mayor parte. Lo único que le preocupa es que la vicepresidenta Saénz de Santamaría -agnóstica y librepensante- no pronuncie el pregón de la Semana Santa de Pucela porque no ha pasado por el altar en el casamiento. Aún así, la 'vicetodo' les adjudicó un canal televisivo en propiedad, el mismo que ahora Fernando Giménez Barriocanal ha entregado a Albert Rivera.

placeholder La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. (EFE)
La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. (EFE)

No me gustaría irme al otro barrio sin ver cómo se desenvolverá la Iglesica Católica de España cuando al poder llegue un partido de izquierdas radical, entiéndase, por ejemplo, Podemos. Le pido al Altísimo que no me prive de tamaño espectáculo. Ya veremos entonces si la equidistancia 'barriocanallesca' surte algún efecto que no sean las catacumbas, lugar por cierto, donde más se forjan las almas cristianas.

La Iglesia se está aprovechando en lo terrenal (claro) de esa diletancia tan característica y letal para el propio marianismo. Con Felipe y Aznar andaban más tiesos. Cuando ni la Iglesia te respeta mejor que cojas el bañador y te vayas a San Xenxo.

El papel de la Iglesia Católica en el “delito” catalán no tiene paragón. Lo mejor ha sido el silencio cómplice de Omella; lo de los anteriores cardenales Jubany y Martinez Sistach son para las páginas felonas de la Historia. ¡Dios los juzgará! Espero.

Resumiendo amigos. Tengo para mí que la Iglesia sobrevivirá en España gracias a lo mejor que tiene: los feligreses. Siempre y cuando sepa limpiarse a tiempo de los que abrevan opíparamente en sus cepillos.

La marcha obligada del cardenal Antonio María Rouco Varela, líder indiscutido e indiscutible de la Iglesia Católica española durante lustros, dejó un vacio de liderazgo que ni Ricardo Blázquez, que sólo habla con Dios y los asuntos terrenales le importan tanto como una higa, ni Carlos Osoro, el gran 'bluff' pese a estar avalado personalmente por el papa Bergoglio, han sido capaces de llenar.

Antonio María Rouco Varela Carlos Osoro