¿Qué pasa en Podemos?

De los seis padres fundadores oficiales de Podemos (2014), cinco de ellos ya no forman parte del “círculo interior” de Pablo Iglesias, el líder manifiesto e inmarcesible de todo lo que se engulle en ese predio político.

Uno de ellos, el filósofo Luis Alegre, que fue ideólogo en los primeros albores, dijo antes de oscurecerse algo brillante y realista: “No me he encontrado nada más dañino como la camarilla que está dispuesta a destruir todo con tal de no perder su condición de cortesanos. Pablo se dará cuenta un año o dos de que hayan matado a los suyos, pero ya será demasiado tarde…”.

El posicionamiento claro a favor de los rupturistas catalanes, o al menos, la percepción que de ello tiene una gran mayoría del pueblo, puede acelerar ese proceso. Conocí a Iglesias cuando empezaba a dar el salto a la política a través de sus apariciones televisivas y me impresionó su capacidad política para aprovechar la coyuntura. Me impresiona aún más su deriva actual para decapitar lo tan rápidamente conseguido: no hay que olvidar que es la tercera fuerza parlamentaria en la actualidad. Quizá haya que aplicarle la vieja máxima: lo que pronto sube a mayor velocidad desciende. Está por ver.

Bescansa ha dicho: “Podemos no tiene un proyecto para España”. Palabras mayores en una diputada de su reputación dentro del movimiento

La crisis abierta por Carolina Bescansa, otra de las fundadoras de Vistalegre I, parece un dato significativo para el análisis respecto a lo que sucede en la formación morada. La gallega ha dicho: “Podemos no tiene un proyecto para España”. Palabras mayores en una diputada de su reputación dentro del movimiento. Subyace, sin duda, la alineación del líder en el capital asunto catalán. Iglesias nunca ha querido explicar su famosa cena en casa de Jaume Roures junto al hombre fuerte de ERC, Oriol Junqueras. Quizá debería hacerlo porque el ágape le puede perseguir de por vida.

Lo de Monedero es cosa aparte. Quedó abrasado con la transferencia venezolana.

Íñigo Errejón y su apartamiento como portavoz parlamentario tampoco se puede despachar de un plumazo. Disciplinado y con sentido de la propia supervivencia espera tiempos mejores si es que la Comunidad de Madrid le ofrece alguna oportunidad en año y pico. Que está por ver.

Los dardos internos impregnados de cicuta apuntan directamente al corazón del siempre sorprendente Pablo Echenique, quien parece desconocer cómo se vehicula este país. Pero sobre todo, a Irene Montero.

La política de 'establishment' tiene estas cosas. Da igual si exhibes pantalón vaquero o te vistes en Armani. La condición humana es siempre la misma. Todos somos presos al final de nuestro presente; pero antes hay que pasar la prueba del pasado.