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El lado humano del genio que lo explicó casi todo
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Graciano Palomo

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El lado humano del genio que lo explicó casi todo

En las dos ocasiones que le pude ver en persona, mi admiración fue cósmica. Percibí en él todo el coraje moral de una 'wonderful mind'

Foto: Foto de archivo de Stephen Hawking. (Reuters)
Foto de archivo de Stephen Hawking. (Reuters)

El pasado miércoles conocimos la noticia del fallecimiento del hombre de Cambrigde (aunque él había nacido en Oxford) el físico teórico más famoso del mundo, después de Albert Einstein.

Debo reconocer que intenté leer 'Breve memoria del tiempo' (un compendio resumido de sus tesis) y me quedé a la mitad. La profundidad de sus conceptos no es para un vuelo en avión, precisamente. Entre 2004 y 2005 hice varias visitas al Centro de Física Teórica y Matemáticas Aplicadas en el espectacular campus de Cambrigde en el no menos espectacular edificio modernista levantado en honor del genio del puente sobre el río Cam.

Mi hijo Alberto cursó dos años de postgrado como físico teórico justamente ahí y la fama de Stephen Hawking ya era universal. Entonces como hoy también lo era el pesar por su anunciado desenlace ante el avance degenerativo de la terrible ELA. Junto a mi hijo, que le veneraba como a un dios pagano, me subí a la planta donde tenía su despacho oficial como profesor y enseguida me percaté que era algo más que un astrofísico. Volví a verle en carne mortal en Oviedo cuando le concedieron el premio Príncipe de Asturias de la Concordia. Nunca fue premio Nobel porque la tecnología no ha permitido, por el momento, confirmar sus ensayos sobre radiación y la singularidad de los agujeros negros.

Foto: Stephen Hawking, en el festival Starmus en 2016 | EFE

Roger Penrose, su gran rival científico (profesor de Matemáticas en Oxford), le ha rendido homenaje a unas horas de su viaje a uno de esos agujeros negros que le esperaban en el universo. En las dos ocasiones que le pude ver en persona, mi admiración fue cósmica. Percibí, en el sonido metálico del invento creado para él con el que comunicarse con el mundo, todo el coraje moral de una 'wonderful mind'. A los 21 años le diagnosticaron la ELA y a esa lacra venció durante 55. ¡Con un par! No se rindió. Se impuso a un destino cruel y miserable.

Fue famoso mundialmente porque su divulgación fue universal. Su carisma se encuentra muy ben reflejado en la biblioteca 'ad hominem' levantada en su honor en el propio Centro de Cambrigde. Sir Stephen Hawking siempre será el sintetizador de su voz y su estilo inconfundible, humildad incluida, amén de sus múltiples fatalidades y desgracias personales. Siempre aparecerá como el indomable científico con el que al final de su vida material solo pudo un agujero negro.

Hoy, hasta los Simpsons están de luto.

El pasado miércoles conocimos la noticia del fallecimiento del hombre de Cambrigde (aunque él había nacido en Oxford) el físico teórico más famoso del mundo, después de Albert Einstein.