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¿Por qué no con los tecnócratas del Opus?
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Graciano Palomo

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¿Por qué no con los tecnócratas del Opus?

Francamente, me he quedado ojiplático al oír la "solución Domènech" para el quilombo catalán. ¿No habíamos quedado, al hilo del discurso podemita, que el tema de Cataluña es esencialmente "político"?

Foto: El líder de Catalunya en Comù, Xavier Domènech. (EFE)
El líder de Catalunya en Comù, Xavier Domènech. (EFE)

La calentura catalana llega estos días a su paroxismo. Ni su clase política es tan lista y aviesa como nos la vendieron ni sus electores tan prácticos como antaño nos hicieron creer. Bien es cierto y es bueno recordarlo que son dos millones frente a cinco y medio.

Escribo lo anterior porque he oído proponer al jefe de Podemos en el aquel territorio, Xavier Doménech (el historiador profesional que pone reparos al etiquetar a la Revolución Francesa como "liberal"), un gobierno de "concentración intelectual" con personalidades de marcado acento tecnócrata como forma de salir del atolladero.

Francamente, me he quedado ojiplático al oír la "solución Domènech" para el quilombo catalán. ¿No habíamos quedado, al hilo del discurso podemita, que el tema de Cataluña es esencialmente "político"? Ahora resulta que tienen que venir los tecnócratas, tan denostados desde las filas moraditas, a resumir la impotencia de los dirigentes políticos. ¡Esto qué es, oiga! El mundo al revés.

Ahora resulta que tienen que venir los tecnócratas, tan denostados desde la filas moraditas, a resumir la impotencia de los dirigentes políticos

No sé si como historiador el líder podemita en Cataluña llegó a saber lo que los gobiernos tecnócratas representaron en la reciente historia de España. Básicamente, hacían política desde los números y las cifras, justamente de lo que abomina Podemos. Aquellos atildaditos hombres de negro ('lópeces', 'rodós', 'bravos', 'rubios', etc.) pertenecían casi todos ellos al movimiento católico fundado por San José María Escrivá de Balaguer. ¿Era esto a lo que se refería el bueno de Xavier?

Pues nada, que resuciten. Vivir para oír.

La calentura catalana llega estos días a su paroxismo. Ni su clase política es tan lista y aviesa como nos la vendieron ni sus electores tan prácticos como antaño nos hicieron creer. Bien es cierto y es bueno recordarlo que son dos millones frente a cinco y medio.

Opus Catalán Xavier Domènech